La UE busca atraer a los jóvenes a las urnas: votar a los 16 y campañas en conciertos
“No podemos dar por sentada la democracia”, afirma la presidenta saliente del Parlamento Europeo ante unos comicios en los que la Unión se afana en movilizar el voto joven, que fue decisivo en 2019
El 9 de junio, Romain, de 19 años, votará por primera vez. Este estudiante de informática de Bruselas ha tenido que esperar hasta la mayoría de edad para poder acceder a las urnas, pero su hermano pequeño, no. Con 16 recién cumplidos, también él está llamado a emitir su sufragio en esta ocasión, aunque solo para las elecciones europeas. Bélgica, al igual que Alemania, Malta y Austria, permitirán este año a los jóvenes de 16 años votar en lo...
El 9 de junio, Romain, de 19 años, votará por primera vez. Este estudiante de informática de Bruselas ha tenido que esperar hasta la mayoría de edad para poder acceder a las urnas, pero su hermano pequeño, no. Con 16 recién cumplidos, también él está llamado a emitir su sufragio en esta ocasión, aunque solo para las elecciones europeas. Bélgica, al igual que Alemania, Malta y Austria, permitirán este año a los jóvenes de 16 años votar en los comicios para renovar el Parlamento Europeo. En Grecia podrán hacerlo los que hayan cumplido los 17.
La reducción de la edad mínima para votar, una vía que también está estudiando España, es una de las respuestas que los expertos proponen para aumentar la participación electoral de la población joven y, sobre todo, su músculo democrático. Aunque algunas encuestas, así como recientes comicios en varias partes de Europa, apunten a que una parte en ocasiones nada desdeñable de los jóvenes se sienten tentados de usar ese músculo para reforzar a la extrema derecha más euroescéptica, justo lo contrario de lo que busca Bruselas.
“Voy a ir a votar, tengo ganas. Mi hermano pequeño, no sé si tanto, pero también irá”, asegura Romain a la salida de clase en la Universidad Libre de Bruselas. Bélgica es uno de los países donde, según Eurostat, el mayor número de jóvenes votará por primera vez el 9 de junio. El hecho de que en este país las europeas coincidan con los comicios para renovar también los gobiernos federal y regionales es un aliciente adicional. Además, para los mayores de edad, votar es obligatorio. Aunque para muchos jóvenes no sea cuestión de eludir una multa que, de todos modos, muy pocas veces se pone.
“Me apetece participar en la vida política, poder elegir a alguien que comparte más o menos las mismas ideas. Es nuestro futuro lo que está en juego”, explica Younes, de 18 años, a la puerta de su instituto en Bruselas. A su lado, Nicolas, de 17, asegura que aprovechará el cambio legal para votar en las europeas. “Están tomando decisiones en las que yo, como joven, no me reconozco. Y ahora me dan la oportunidad de votar para cambiar eso, pienso que es algo bueno”, razona.
Aunque considerado un electorado tradicionalmente más desafecto, en 2019, los jóvenes, que ahora suponen el 16,3% de la población de la UE, dieron la sorpresa al acudir como nunca a votar en unas europeas. Acudieron motivados, según las encuestas, sobre todo por la economía y la preocupación por el medio ambiente, así como el Brexit. El último Eurobarómetro, publicado el 13 de mayo, indica que la tendencia se repetirá: un 64% de los encuestados de hasta 30 años dijeron que tienen intención de votar en las europeas.
“La importancia de que los jóvenes participen en el futuro de Europa no puede ser subestimada. Quiero que recuperen la sensación de confianza y entusiasmo en nuestro proyecto porque los jóvenes son el presente y el futuro de la UE”, dice a EL PAÍS la presidenta saliente del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, que busca repetir puesto en junio y hasta se ha abierto una cuenta en TikTok para apelar al voto joven. Si algo ha demostrado la guerra en Ucrania, señala, es: “No podemos dar por sentada la democracia, estabilidad y prosperidad europeas de las que nos hemos beneficiado estas últimas décadas”.
Uno de los vídeos de mayor impacto de la campaña europea, que lleva como lema: “Usa tu voto. Si no, otros decidirán por ti”, muestra a varios abuelos contando a los nietos sus recuerdos de represiones y dictaduras para recordarles, precisamente, que la democracia no está asegurada. En menos de un mes, el clip ha sido visualizado más de 190 millones de veces, otra señal que Bruselas ve alentadora.
Aun así, hay miedo a un desapego de este sector clave de la población a los procesos democráticos más tradicionales. Algo que la Unión Europea quiere evitar a toda costa. Y no está escatimando esfuerzos para ello.
La promoción del voto a partir de los 16 años forma parte de ellos. En España también se está preparando el terreno, asegura la ministra de Juventud, Sira Rego, para quien “la participación de los jóvenes en los procesos electorales es una garantía de refuerzo de la propia democracia”.
“Lo que se ha observado en otros países europeos es que todo lo que sea adelantar la participación de jóvenes, por ejemplo, en eventos electorales, hace que la intervención, la participación y la activación de la juventud en la política pública sea mayor. Y es una cuestión de justicia”, explicó en su última visita a la capital belga.
Desde el espacio de coworking bruselense donde el European Youth Forum (EYF) tiene su sede, María Rodríguez asiente con fuerza. La presidenta de esta organización paraguas que aglutina a más de un centenar de asociaciones y agrupaciones de jóvenes de toda Europa lleva meses centrando sus esfuerzos en promocionar el voto entre los más jóvenes.
“Es una cuestión de democracia y de derechos. Y de equiparar los derechos a las responsabilidades que ya tenemos: a los 16 años, puedes trabajar. Si puedes trabajar, pagas también impuestos. Pero no tienes ninguna capacidad de elegir a los que van a decidir a qué se van a dedicar esos impuestos”, resume esta doctoranda murciana de 28 años, la mitad de ellos bregada en activismo escolar y político. “Sabemos que hay muchísima gente joven que a partir de los 16 forma parte de organizaciones juveniles, de movimientos políticos, se preocupan por las cosas que están a su alrededor. Si quieren votar y se sienten preparados para ello, ¿por qué no?”.
El EYF ha cooperado activamente en los esfuerzos de Bruselas para promover el voto joven. Ha ayudado al Parlamento y Comisión Europeas a formar a 1.300 jóvenes en técnicas para promover las elecciones, enseñarles a hacer campañas locales y “cómo animar a la gente joven a votar”, explica Rodríguez. “Se está poniendo muchísimo esfuerzo en esto”, asevera. La organización también ha cerrado un acuerdo con Sony Music para que artistas de su cartera, como la española Rozalén, promuevan en sus conciertos y redes sociales el voto.
Una iniciativa que aplaude la Comisión, cuyo vicepresidente Margaritis Schinas hasta ha pedido públicamente que se una a esos esfuerzos la cantante estadounidense Taylor Swift, que acaba de iniciar una gira europea y que en su país logró que miles de jóvenes se registraran para votar en los comicios que sacaron a Donald Trump de la Casa Blanca. Aunque por el momento la superestrella, que esta semana desembarca en Madrid, no parece haber hecho caso al comisario griego, este no se desalienta. “Todavía albergo alguna esperanza de que Taylor Swift nos sorprenda en los próximos días”, bromea. Sobre todo porque, para el comisario del modo de vida europeo, los jóvenes pueden ser un “muro contra el populismo y el odio”.
Aunque planea la duda de si los jóvenes serán realmente ese muro de contención de la extrema derecha. Según el último Eurobarómetro, los temas que más mueven a la juventud son los derechos humanos (34%), el cambio climático y medio ambiente (33%), la salud y el bienestar (29%) y la igualdad de derechos, independientemente del género, raza o sexualidad (29%). Muchos de los consultados para este reportaje también citaron la amenaza de la extrema derecha como revulsivo para votar. Pero en recientes comicios, como en Países Bajos o Portugal, la extrema derecha conquistó una parte nada desdeñable del voto joven. Y en Francia, Jordan Bardella, el cabeza de lista del partido ultra Reagrupamiento Nacional, de 28 años, arrasa entre los jóvenes: el 32% dice que lo votará en junio.
Un voto quizás más de protesta que de convicción, pero que debería ser una llamada de atención a la UE. Se trata, subrayan los representantes de los jóvenes, no solo de cortejar su voto, sino de tenerlos en cuenta en sus políticas, de forjarlas con ellos, y de hacerlos protagonistas de las mismas.
Falta bastante: aunque la edad media de los eurodiputados bajó en este último mandato de 53 a 49,5 años, los legisladores jóvenes se cuentan casi con los dedos de una mano. El EYF constató en 2022 que en la Eurocámara había el mismo número de eurodiputados menores de 30 años, seis, como llamados Martin. Anécdotas aparte, lo que constataba el estudio es la infrarrepresentación de los jóvenes en el legislativo europeo. Este ha propuesto que se armonice la edad mínima para ser candidato, que en España y otros 14 países son los 18 años, pero en nueve se eleva a los 21, los 23 en Rumania y en Italia y Grecia incluso 25 años. Los Estados aún no han movido ficha. “No tienes que ser joven para apoyar temas de jóvenes. Pero si los jóvenes no sienten que están representados en los parlamentos, será más difícil que se impliquen y voten”, advierte el EYF.