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Trump capitaliza ante líderes de todo el mundo el acuerdo de paz en Gaza

La ceremonia en Sharm el Sheij se convierte en un acto a mayor gloria del presidente de EE UU

Donald Trump espera para saludar a los líderes durante una cumbre para apoyar el fin de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, este lunes en Sharm el Sheij, Egipto. Foto: Evan Vucci (AP) | Vídeo: AP

Un día histórico para Oriente Próximo acabó convertido en una jornada dedicada a la ...

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Un día histórico para Oriente Próximo acabó convertido en una jornada dedicada a la gloria de Donald Trump. La conferencia de paz de Sharm el Sheij, con la presencia de una veintena de líderes mundiales, se transformó rápidamente en una ceremonia de celebración personal del poder de Trump, el protagonista omnipresente en toda la jornada, diseñada al milímetro para que todos los focos se pusieran en él.

Unos detrás de otro, todos los líderes saludaron a un Trump eufórico, mientras otro de los grandes protagonistas del día, el presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, le decía: “Solo usted podría haber conseguido esta paz”.

Trump, acompañado por las personas de su equipo que han estado más encima de las negociaciones, incluido su yerno, Jared Kushner, se pasó toda la jornada exhibiendo su poder. Todos los actos estaban organizados, tanto en Israel como en Egipto, para que el presidente estadounidense fuera el foco de atención.

El líder de EE UU tuvo a 20 líderes mundiales esperándole durante horas en Sharm el Sheij —el retraso fue de casi cuatro horas— mientras él divagaba en la Knesset, el Parlamento israelí, sobre su figura, su familia e incluso el estado de salud del matrimonio de su hija Ivanka con Kushner.

Toda la jornada fue así, un monumento a la gloria del presidente de EE UU. Tanto que incluso bromeó cuando Marco Rubio, su secretario de Estado, dijo que este era el acuerdo de paz más importante de los últimos 50 años. “Solo”, le dijo Trump, que antes había presumido en Israel de resolver un conflicto “de 3.000 años”.

Todos los líderes pasaron uno a uno a saludar a Trump. También el español Pedro Sánchez, que se ha convertido en una especie de antiTrump y al que el propio presidente de EE UU ha dedicado palabras muy agresivas. En La Haya, en la última cumbre de la OTAN, Trump amenazó con grandes aranceles a España por negarse a aumentar al 5% el gasto en defensa, algo que después quedó en nada. Y la semana pasada, en la Casa Blanca, dijo que habría que echar a España de la OTAN por esa decisión. Pero todo quedó en nada de nuevo; y Trump y Sánchez se saludaron con normalidad, incluso con cierta cercanía, en un apretón de manos entre sonrisas y sin ningún síntoma de tensión.

Después de aceptar el acuerdo de paz y tras la liberación de los rehenes que quedaban en Gaza, está por ver el cumplimiento de los demás puntos del plan. Sobre todo, la entrada de ayuda humanitaria en el enclave y su reconstrucción, en la que Trump, que ha hecho su fortuna como promotor inmobiliario, dijo ver una gran oportunidad.

Trump afirmó en Sharm el Sheij que la segunda fase de su plan para Gaza ya “ha comenzado” y reconoció que “todas las fases están un poco intercaladas entre sí”. “Todo el mundo decía [que la paz en Oriente Próximo] era imposible [pero] va a suceder, y está sucediendo ante sus propios ojos”, subrayó el presidente estadounidense junto a su homólogo egipcio, con el que reconoció tener “muy buena sintonía”.

Objetivo: transformar la región

Rubio señaló por su parte que su intención no es “simplemente restaurar Gaza” sino que “se trata de transformar la región”, mientras que el enviado de Trump para Oriente Próximo, Steve Witkoff, que viajó de nuevo a Egipto junto al presidente y a su yerno Kushner, muy implicado en los esfuerzos diplomáticos en curso, avanzó que estarían en la zona “bastante tiempo” para seguir su implementación. Al Sisi consideró que el acuerdo representa “un gran logro” e indicó que su objetivo ahora “es afianzar el alto el fuego” y asegurarse de que “se mantenga”.

A la cita en Sharm el Sheij, el lugar donde la semana pasada se celebraron las negociaciones entre Hamás e Israel que culminaron en el acuerdo sobre la primera fase del plan de paz de Trump para Gaza, acudieron 20 líderes de todo el mundo, entre ellos los cinco grandes europeos, para ensanchar el apoyo internacional a la iniciativa para poner fin al conflicto. Durante el encuentro, los países que mediaron para el alto el fuego ―los dos organizadores, Qatar y Turquía― también firmaron un documento como garantes de la nueva hoja de ruta para el enclave palestino.

Pese a la asistencia de una veintena de líderes mundiales, la cumbre registró ausencias de peso. En un inicio no se preveía representación de Palestina ni de Israel, pero el domingo por la tarde se anunció finalmente la participación del presidente palestino, Mahmud Abbas. La mañana del lunes, Trump y Al Sisi extendieron la invitación, durante una llamada telefónica, al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien declinó tras haber mostrado al principio disposición a asistir, según la presidencia egipcia. Por su parte, los líderes de las dos grandes potencias del Golfo, el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, y el presidente de Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed, tampoco asistieron.

Antes de retomar sus negociaciones indirectas, Hamás e Israel aceptaron las disposiciones generales del plan de Trump para Gaza. Sin embargo, conciliar la letra pequeña representa uno de los aspectos más complejos y el acuerdo que alcanzaron ambos en Sharm el Sheij la madrugada del pasado jueves concierne solamente a la primera fase de la iniciativa.

La cumbre de Sharm el Sheij también permitió a Egipto continuar internacionalizando el plan de Trump para Gaza, que incluye cuestiones especialmente delicadas como el futuro gobierno y el control de la Franja, posiblemente con participación internacional.

Tras el acuerdo entre Hamás e Israel, y aprovechando los preparativos de la cumbre, El Cairo ha insistido en sus conversaciones con líderes mundiales en que las disposiciones de seguridad y la supervisión del alto el fuego —incluido un eventual despliegue de fuerzas extranjeras— se realicen bajo el amparo de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU o bajo supervisión directa de Naciones Unidas. Egipto juzga clave su implicación en la segunda fase del alto el fuego.

Desde el inicio de la guerra en Gaza, y en paralelo a sus esfuerzos mediadores para detener la violencia, Egipto ha tratado de influir las discusiones sobre el día de después en la Franja. En octubre de 2023, El Cairo acogió una primera cumbre internacional para abordar la crisis, pero el intento acabó sin un acuerdo. El pasado marzo organizó otra cumbre del mundo árabe para cerrar filas en torno a un plan para Gaza alternativo a la amenaza inicial de Trump de tomar la Franja tras expulsar a su población. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, asistió a ambas cumbres, en las que ni Trump ni su predecesor, Joe Biden, participaron.

También asistió a la cumbre el ex primer ministro británico Tony Blair, a quien el plan de la Casa Blanca propone como miembro de una junta internacional, presidida por Trump, encargada de supervisar y controlar un gobierno tecnocrático transitorio en la Franja, responsable de su gestión inicial en lugar de Hamás. El domingo, Blair se reunió en Amán, la capital de Jordania, con el vicepresidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Hussein al Sheij, para abordar la iniciativa del presidente estadounidense y discutir sobre el día después del enclave palestino.

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