La UE y EE UU condenan a Maduro por “carecer de legitimidad democrática” y redoblan sus sanciones
Bruselas impone castigos a 15 cargos venezolanos por “socavar la democracia y los derechos humanos” mientras Washington aumenta la recompensa por la captura del dirigente chavista y penaliza a ocho representantes del régimen
La Unión Europea y Estados Unidos han respondido con dureza a la toma de posesión este viernes de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela sin ofrecer pruebas de haber ganado en las urnas el pasado verano. Y han cargado con dureza contra la represión desatada por el régimen. “[Maduro] carece de la legitimidad de un presidente elegido democráticamente”, porque “millones de venezolanos votaron por un cambio democrático apoyando a Edmundo Gonz...
La Unión Europea y Estados Unidos han respondido con dureza a la toma de posesión este viernes de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela sin ofrecer pruebas de haber ganado en las urnas el pasado verano. Y han cargado con dureza contra la represión desatada por el régimen. “[Maduro] carece de la legitimidad de un presidente elegido democráticamente”, porque “millones de venezolanos votaron por un cambio democrático apoyando a Edmundo González por una mayoría significativa”, ha asegurado en un comunicado Kaja Kallas, alta representante para la Política Exterior de la UE. Bruselas, además, sanciona a 15 cargos venezolanos por “socavar la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho”, según Kallas. En una medida coordinada con la UE, Canadá y el Reino Unido, Washington impone penalizaciones individuales a ocho miembros del Gobierno venezolano o empresas estatales.
La Administración Biden, que entregará el poder a Donald Trump el próximo día 20, ha elevado además a 25 millones de dólares —desde los 15 que ofrecía hasta ahora— la recompensa que ofrece por información que conduzca a la detención de Maduro y del ministro del Interior, Diosdado Cabello, por delitos relacionados con el narcotráfico. Esta cantidad es el máximo legal posible. También ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por información similar que permita el arresto del ministro de Defensa, Vladimir Padrino, por acusaciones similares.
Entre los castigados por Washington se encuentra el presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Héctor Andrés Obregón Pérez, el ministro de Transporte, Ramón Celestino Velázquez, y el ministro de Política Interior, Féliz Ramón Osorio Guzmán.
“El uso de amenazas, violencia y detenciones motivadas políticamente forman parte de los intentos desesperados de Maduro de aferrarse al poder. Pero no cambian el hecho de que Edmundo González Urrutia ganara las elecciones del 28 de julio de 2024. Y como presidente electo debería ser él quien jure el cargo este viernes”, ha declarado un alto cargo estadounidense, que habló bajo la condición del anonimato.
Las sanciones de Bruselas, ya anunciadas el pasado diciembre, entran en vigor este viernes y se suman al castigo que ya pesa sobre otras 55 personas. En total, son 70 los sancionados. Entre ellos, Caryslia Rodríguez, presidenta del Tribunal Supremo, y otros miembros de ese alto tribunal o del servicio de inteligencia (Sebin).
“Desde el día de las elecciones, las autoridades venezolanas han endurecido la represión y el hostigamiento contra la oposición y la sociedad civil y sus familias, encarcelando a las voces disidentes y obligando a sus propios ciudadanos a vivir con miedo o a exiliarse. Más de 2.500 ciudadanos, incluidos menores de edad, fueron detenidos”, destaca el texto conjunto de los Veintisiete, en el que España ha tenido un papel importante para su impulso, apuntan fuentes europeas. El párrafo acaba exigiendo al régimen de Maduro que libere “sin condiciones a todos los presos políticos”.
A pesar de que la UE, a través de sus pronunciamientos públicos e, incluso, con reconocimientos como el premio Sájarov para la Libertad de Conciencia del Parlamento Europeo, ha respaldado a la oposición venezolana, no ha reconocido a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela. Tampoco la inmensa mayoría de Estados miembros lo ha hecho, solo Italia y de una forma tibia. Todavía planea lo sucedido con el opositor Juan Guaidó en 2019, cuando muchos países europeos ―también España― lo reconocieron como “presidente encargado”, pero la iniciativa no trajo el cambio de régimen.
Pero tampoco hay un reconocimiento de la autoproclamada victoria de Maduro por parte de la UE. Ni las instituciones europeas ni sus Estados miembros han mandado representantes a la ceremonia de investidura, a la que ni siquiera acuden los embajadores de los Veintisiete en el país caribeño.
Tampoco Estados Unidos, Brasil, Chile y otros países del continente reconocen a Maduro como vencedor en las elecciones. El régimen venezolano se ha negado a mostrar las actas electorales del 28 de julio; la oposición, por su parte, declaró vencedor a su candidato, Edmundo González, con las que había logrado recoger. Esas actas han sido verificadas por el Centro Carter, uno de los pocos órganos internacionales que logró el permiso de Caracas para observar el proceso electoral. Naciones Unidas, por su parte, señaló que los comicios “cumplieron con las medidas básicas de transparencia e integridad que son esenciales para la realización de elecciones creíbles”.
Siguiendo el camino marcado por las conclusiones del último Consejo Europeo, el texto divulgado por Kallas este viernes apunta que “la Unión Europea apoya a todos los que defienden los valores democráticos en Venezuela, incluidos los defensores de los derechos humanos”. Abunda el comunicado, además, en indicar que “la UE seguirá trabajando con todos los venezolanos y con los socios regionales e internacionales para fomentar el diálogo y una salida democrática de la crisis liderada por los venezolanos que restablezca la estabilidad política, el crecimiento económico y el bienestar social para los millones de venezolanos que se enfrentan a necesidades críticas”.
Sobre las sanciones, el comunicado señala que “no se ha adoptado ninguna medida que pueda perjudicar a la población o la economía venezolanas”. “La responsabilidad de poner fin a la crisis en Venezuela recae en sus autoridades”, apunta, para añadir que “la reversión de las sanciones de la UE dependerá de avances tangibles en materia de derechos humanos y el Estado de derecho en Venezuela, junto con pasos significativos hacia un diálogo genuino y una transición democrática”.