Guerra en Oriente Próximo: resumen del 11/12/2024

El líder de los rebeldes asegura que los gobiernos extranjeros “no deben preocuparse” por Siria | Naciones Unidas advierte del peligro que corren los migrantes al atravesar zonas minadas del país | El líder supremo de Irán culpa a EE UU e Israel de la caída de El Asad | Un grupo de hombres armados prende fuego a la tumba de Hafez el Asad, padre del expresidente sirio | Los rebeldes avanzan en el noreste de Siria y anuncian la toma de la ciudad de Deir Ezzor

Una mujer sostiene un arma de los rebeldes sirios en la Plaza de los Omeyas en Damasco este miércoles.Leo Correa (AP)

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Abu Mohamed al Julani, al frente del grupo armado Hayat Tahrir al Sham (HTS) —que lideró la revuelta para derrocar al presidente sirio Bachar el Asad—, afirmó este miércoles que los gobiernos extranjeros “no deben preocuparse” por la gestión de Siria después de que los rebeldes hayan tomado el poder. “La gente está agotada de la guerra, el país no está preparado para entrar en una nueva”, aseguró. Estas declaraciones se conocen un día después de que se haya encargado a Mohamed al Bashir —antiguo cabeza del Gobierno de Salvación, la rama política de HTS— la fase de transición del nuevo Gobierno en Siria.

Aunque las nuevas autoridades intentan tranquilizar al mundo para ganar legitimidad, la nueva Siria trata de abrirse paso en un contexto de explosiones, penurias y rencillas heredado tras más de 13 años de guerra. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió del “riesgo de minas antipersona” en zonas de Siria atravesados por los flujos migratorios que se han intensificado tras la caída del régimen de Bachar al Asad. “Nuestros socios han identificado más de 50 campos de minas en los últimos 10 días, lo que está restringiendo los movimientos de civiles”, dijo el portavoz del secretario general, Stéphane Dujarric.

Un grupo de hombres armados prendió fuego a la tumba de Hafez el Asad, exmandatario y padre de El Asad, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Las milicias antigubernamentales llegaron el lunes a la ciudad natal de El Asad, Qurdaha, en las montañas al este de Latakia (en el oeste del país) y profanaron la tumba, pero no encontraron los restos del padre del dictador huido. En paralelo, los ataques de Israel se han extendido hasta Qamishli y otras localidades del Kurdistán sirio. Situada en el norte del país, esta región, también llamada Rojava, cuenta con un Gobierno autónomo y tiene una realidad diferente, basada en los principios del confederalismo democrático.

Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) anunciaron un acuerdo de alto el fuego, gracias a la mediación de Estados Unidos, con los rebeldes sirios apoyados por Turquía para retirarse “lo antes posible” de la ciudad de Manbij, al norte de Siria. También perdieron el control sobre la ciudad estratégica de Deir al Zor, en el este del país, el único territorio en la margen oriental del río Éufrates que a comienzos de mes seguía en manos de los partidarios de Al Asad y que los kurdos habían logrado tomar con el apoyo aéreo de Estados Unidos.

En el ámbito de la diplomacia, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución que lamenta la legislación adoptada a finales de octubre por amplia mayoría por la Knesset (Parlamento) israelí, que prohíbe las actividades de la agencia para los refugiados palestinos (UNRWA, en sus siglas inglesas), y pidió al Gobierno de Benjamín Netanyahu que cumpla con sus obligaciones internacionales y respete los privilegios e inmunidades de la agencia. La resolución, que recibió el apoyo abrumador de los Estados miembros de la organización, “advierte enérgicamente contra cualquier intento de desmantelar o disminuir las operaciones y el mandato de la agencia”.


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