París blinda el centro de la ciudad por el temor a altercados en el partido de fútbol entre Francia e Israel
Macron asistirá al encuentro de la Liga de las Naciones, con solo el 25% del aforo permitido y 4.000 policías, en medio de la tensión entre ambos países por la guerra en Gaza y Líbano
Las difíciles relaciones diplomáticas entre Francia e Israel han contaminado por completo el partido que se juega este jueves por la noche en París entre las selecciones de ambos países. Al conflicto político, que el presidente de la República, Emmanuel Macron, pretende rebajar acudiendo al estadio, se suman los incidentes violentos ocurridos hace una semana en Ámsterdam entre aficionados del Aj...
Las difíciles relaciones diplomáticas entre Francia e Israel han contaminado por completo el partido que se juega este jueves por la noche en París entre las selecciones de ambos países. Al conflicto político, que el presidente de la República, Emmanuel Macron, pretende rebajar acudiendo al estadio, se suman los incidentes violentos ocurridos hace una semana en Ámsterdam entre aficionados del Ajax y del Maccabi, que enseguida fueron tachados en Tel Aviv como agresiones antisemitas y que dejaron más de 60 detenidos. Francia teme que algo parecido pueda ocurrir durante el encuentro perteneciente a la Liga de las Naciones, que ha exigido el despliegue de más de 4.000 policías, y que se disputará en un Stade de France semivacío. Una situación completamente inédita.
Los 15.000 espectadores a quienes se ha permitido sacar entrada —por motivos de seguridad— llenarán solo menos de una cuarta parte del aforo (80.000 plazas). La policía ha calificado el encuentro (a las 20.45, hora peninsular española) como de alto riesgo y por ello se van a desplegar esos 4.000 agentes, 1.200 vigilando en el estadio, y se reforzará extremadamente el protocolo de seguridad, que ha obligado a los comerciantes de la zona a cerrar a las tres de la tarde. Una bunkerización extrema que solo se entiende en un intento de preservar a toda costa la imagen del país en esta cuestión tan sensible.
El ministro delegado de Europa, Benjamin Haddad, animó a la afición israelí a acudir sin miedo al partido: “Los aficionados israelíes son bienvenidos en París”. Pero según los medios franceses, no habrá apenas hinchas israelíes llegados de su país: han viajado entre 100 y 150 han viajado, pese a la recomendación de su Gobierno para que no asistieran. Aun así, el embajador de Israel en Francia se congratuló del blindaje y consideró seguro el encuentro.
La relación entre Francia e Israel pasa por uno de sus peores momentos en los últimos años. La invasión de Gaza y la guerra en Líbano, desatada después de los atentados y secuestros del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamás, ha tensado las relaciones diplomáticas hasta un límite insólito entre ambos países. Los incidentes en Ámsterdam, además, hicieron que el Gobierno francés se planteara si celebrar este partido para evitar añadir más gasolina al fuego. Pero Francia —con la mayor comunidad judía de Europa— se lo ha tomado como una cuestión fundamental para mantener sus relaciones con Israel y evitar cualquier acusación de antisemitismo. “Cuando se ataca a un judío en Francia, se ataca a Francia, a la República”, ha señalado Haddad con contundencia.
No todo el mundo en Francia, sin embargo, ve las cosas de forma tan monolítica, pues se ha convocado este jueves por la tarde una manifestación ante el Ayuntamiento de Saint-Denis, a 1,5 kilómetros del estadio, para protestar contra el encuentro. El acto está organizado por La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical) y asociaciones propalestinas, bajo el lema “No se juega con el genocidio/No al partido Francia-Israel”.
El conflicto entre ambos países dura ya algunos meses. Macron ha sido muy duro con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu y, cuando algunas sedes de la organización en Líbano fueron objeto de ataques israelíes, le llegó a recordar que Israel había sido creado por la ONU. Se llamaron embajadores a consultas, se pidió el cese del envío de armas a Israel y Netanyahu habló de la “decepción” que le causaba. Pero Macron intenta que su posición política respecto a la guerra no enturbie más las relaciones entre ambos países y, sobre todo, la vida de la comunidad judía en Francia.
Los conflictos entre ambos países se han reproducido cada semana. El embajador israelí, Joshua Zarka, fue convocado al Ministerio de Asuntos Exteriores francés hace tres días para ser reprendido por un grave incidente ocurrido la semana pasada en Jerusalén Este, cuando unos agentes de seguridad israelíes detuvieron a dos gendarmes del consulado francés. Los policías galos, que tienen estatuto diplomático y que ese día iban de paisano, fueron lanzados al suelo, con violencia, y permanecieron arrestados durante unos 20 minutos.
El partido, además, se celebra en medio de la polémica por la visita a París, el día antes, del ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich. Estaba previsto que participara el miércoles en un acto de gala organizado por Israel Forever, una organización considerada próxima a la extrema derecha. Algunos responsables políticos de la izquierda, así como organizaciones propalestinas, llevaban días pidiendo que se anulase. Pero el prefecto de la policía, Laurent Nuñez, se negó porque no había “ninguna amenaza inminente”. Finalmente, la presión hizo efecto y su portavoz anunció que no iría.