La UE advierte a Israel de que los “inaceptables” ataques a los cascos azules en Líbano violan el derecho internacional

La Unión teme que las agresiones contra la misión Unifil sienten un precedente que ponga en peligro a las fuerzas de la ONU en otras zonas

Cascos azules italianos refugiados en el búnker de su base, el pasado septiembre en el sur de Líbano.Foto: MARWAN NAAMANI | Vídeo: EPV

La Unión Europea pugna por hacer frente común para defender a los cascos azules estacionados en el sur de Líbano después de los graves ataques por parte del ejército de Israel. Los Veintisiete han advertido al Gobierno de Benjamin Netanyahu que los “inaceptables” ataques a la misión de la ONU (Unifil, por sus siglas en inglés) violan el derecho internacional y reclaman que deben cesar. Pese a las maniobras y el inicial rechaz...

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La Unión Europea pugna por hacer frente común para defender a los cascos azules estacionados en el sur de Líbano después de los graves ataques por parte del ejército de Israel. Los Veintisiete han advertido al Gobierno de Benjamin Netanyahu que los “inaceptables” ataques a la misión de la ONU (Unifil, por sus siglas en inglés) violan el derecho internacional y reclaman que deben cesar. Pese a las maniobras y el inicial rechazo de República Checa, que en los últimos meses se ha convertido en la voz del Ejecutivo israelí en el club comunitario, la Unión ha logrado acordar una declaración de condena en plena escalada de tensión. Las últimas agresiones a la Unifil y la creciente crítica internacional han empujado a Praga a ceder. Los ministros de Exteriores de los Veintisiete hablarán sobre la preocupante situación de Oriente Próximo en una reunión con el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, este lunes en Luxemburgo.

“[La UE] expresa su especial preocupación por los ataques de las Fuerzas de Defensa de Israel contra la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (Unifil), que dejaron heridos a varios miembros de las fuerzas de mantenimiento de la paz”, dice la Unión en una declaración común negociada durante días y hecha pública por Borrell en la media noche del domingo al lunes. “Estos ataques contra las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas constituyen una grave violación del derecho internacional y son totalmente inaceptables. Estos ataques deben cesar de inmediato”, añade. La misión, dice la UE, “desempeña un papel fundamental en la estabilidad del sur del Líbano”.

“Estos ataques [contra la Unifil] son graves. Y pueden tener consecuencias en otros lugares del mundo donde están desplegados los cascos azules”, advierte una alta fuente europea. “Es otro ataque más de Israel al orden basado en reglas, y no condenarlo ahonda en el doble rasero de Occidente”, critica un diplomático comunitario. Una veintena de uniformados de la Unifil ha sufrido heridas de distinto tipo en los últimos días por los ataques de Israel, que les ha instado a retirarse y asegura que se están dejando utilizar como “escudos humanos” de Hezbolá. Las maniobras de Israel contra la misión de la ONU en Líbano —desplegada en virtud de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU— son un capítulo más de su embestida contra Naciones Unidas, a cuyo secretario general, António Guterres, ha considerado persona non grata.

La Unión ha tenido dificultades para hallar una posición común sobre Oriente Próximo desde los ataques de Hamás contra Israel del 7 de octubre de 2023, que desencadenaron la guerra del Estado israelí contra Gaza que ha terminado por arrasar la Franja y derivado en una crisis en toda la región que ahora se ha extendido a Líbano. República Checa, así como en otras ocasiones Austria y Hungría —también el silencio de Alemania—, están frenando las críticas a Netanyahu y aguando las declaraciones que suenan mínimamente duras.

Praga, Viena y Budapest insisten en que Israel tiene derecho a defenderse. La dificultad de negociar un texto común sobre los ataques a la Unifil y el anterior bloqueo de Praga de una declaración de los Veintisiete que advertía a Israel de las consecuencias de una invasión terrestre —que finalmente tuvo que emitir en su nombre Borrell—, contrastan con la rapidez europea en condenar con una sola voz los ataques de Irán sobre Israel. Se hizo en apenas un par de horas. El sábado, el bloqueo de Hungría y República Checa a una declaración de apoyo a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), foco de ataques constantes de Israel, derivó en que el jefe de la diplomacia europea la emitiese en su nombre y no en el de los 27 Estados miembros.

Mientras, los líderes de Francia, Italia y España, los mayores contribuyentes europeos a la misión de la ONU en términos de personal, condenaron el viernes los “injustificables” ataques israelíes. El sábado, un gran grupo de países que participan en la misión, entre los que están Polonia y Alemania, también emitió un comunicado de condena, aunque no mencionaba a Israel.

Aumentan también las voces de quienes proponen que cambie el mandato de la Unifil para tener más margen de maniobra, pero para ello falta un acuerdo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. A la vez, la UE está desplegando fondos para apoyar al ejército libanés y trata de empujar para que el país logre una mínima estabilidad política.

La Unión está profundamente preocupada por la situación en Líbano derivada de la invasión israelí, y de las consecuencias que puede tener para toda la región, incluidas posibles oleadas migratorias hacia Europa. Sin embargo, el rechazo a emitir una condena clara al Gobierno de Netanyahu impera. Los líderes de los Veintisiete se reúnen los próximos jueves y viernes en una cumbre en Bruselas en la que hablarán, entre otras cosas, de la situación en Oriente Próximo, pero por ahora, la mención a lo que está pasando con la misión de la ONU es, cuando menos, tímida. “El Consejo Europeo apoya el papel fundamental de estabilización de la misión de la ONU (la Unifil) en el sur de Líbano y pide a todas las partes que protejan y apoyen la importante misión de la Unifil”, dice el borrador de conclusiones de esa cita, que aún se negocia y al que ha tenido acceso EL PAÍS.

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