Una fatalidad en el paraíso: el naufragio del velero de lujo que nadie se explica
Los expertos apuntan a una nefasta cadena de errores humanos mientras la justicia investiga por qué murieron siete de las 22 personas a bordo y se salvó casi toda la tripulación
Nadie se explica cómo el Bayesian, un velero de lujo equipado con las tecnologías más punteras, de 500 toneladas y 56 metros de eslora, pudo hundirse en un santiamén aquella trágica noche de tormenta cerca de la costa siciliana. El mar lo engulló por completo, incluido su inmenso mástil de más de 70 metros —de los más altos del mundo, según el armador— en apenas unos minutos, la madrugada del pasado lunes, c...
Nadie se explica cómo el Bayesian, un velero de lujo equipado con las tecnologías más punteras, de 500 toneladas y 56 metros de eslora, pudo hundirse en un santiamén aquella trágica noche de tormenta cerca de la costa siciliana. El mar lo engulló por completo, incluido su inmenso mástil de más de 70 metros —de los más altos del mundo, según el armador— en apenas unos minutos, la madrugada del pasado lunes, cuando fondeaba a un centenar de metros de otro barco que resultó indemne. En esta tragedia, con víctimas del mundo de las finanzas internacionales, hay pocas certezas y cada vez más preguntas sin respuesta.
El velero, que iba al máximo de su capacidad, con 22 personas a bordo, era propiedad del magnate de las tecnologías Mike Lynch —apodado el “Bill Gates británico”—, fallecido en el naufragio, y de su esposa Angela Bacares, superviviente. En el hundimiento murieron también Hannah Lynch, de 18 años, hija del empresario multimillonario; el banquero y presidente no ejecutivo de Morgan Stanley International, Jonathan Bloomer; su esposa, Judy; el abogado de Lynch, Chris Morvillo, y su esposa, Neda. Sus cuerpos fueron recuperados del fondo del mar, entre los restos del pecio, a 50 metros de profundidad. También perdió la vida el cocinero del barco, Recaldo Thomas, cuyo cadáver fue localizado en las inmediaciones por los bomberos a las pocas horas del siniestro. Él fue la única víctima entre los diez tripulantes.
Las circunstancias del hundimiento han dejado perplejos a los expertos en meteorología, ingeniería náutica y seguridad, que coinciden en que la explicación más plausible es que durante la tormenta entró una enorme cantidad de agua desde la popa en muy poco tiempo. Esto habría provocado que el barco, valorado en torno a 30 millones de euros, se desequilibrara inmediatamente y se hundiera. Pero la gran pregunta es cómo pudo suceder algo así en una moderna embarcación de lujo y con una tripulación de diez miembros, presumiblemente preparados para afrontar todo tipo de riesgos en alta mar. La explicación más extendida es que algunas escotillas cruciales quedaron abiertas en la cubierta o en los costados, y por ahí comenzó a inundarse. En cualquier caso, los técnicos señalan que esta circunstancia por sí sola no podría explicar el naufragio y las muertes, y son varias las voces autorizadas que aluden a una fatídica cadena de errores y coincidencias trágicas.
Una “larguísima suma de errores”
Giovanni Costantino es fundador y director general de The Italian Sea Group, la sociedad cotizada propietaria de Perini Navi, el armador especializado en grandes veleros que construyó el Bayesian en 2008. Este empresario ha calificado al velero como “uno de los más seguros del mundo, prácticamente insumergible”. En una entrevista con Il Corriere della Sera que la fiscalía está estudiando, ha explicado que según los datos recogidos por los dispositivos de identificación de la nave pasaron escasos 16 minutos desde que comenzó a entrar agua en el casco hasta que se hundió por completo. Y ha hablado de una “larguísima suma de errores”.
“La tormenta habría representado un riesgo igual a cero si se hubieran realizado las maniobras correctas y no se hubiesen producido situaciones que comprometieran la estabilidad del barco”, ha señalado Costantino. Y ha aludido a posibles descuidos de la tripulación: “En una situación de alerta meteorológica, se suponía que la gente no debía estar en los camarotes, que el barco no debía estar anclado. Había que haber blindado el casco y la cubierta, cerrando todas las puertas y escotillas, después de haber colocado a los invitados en el punto de reunión según el procedimiento de emergencia. A la mañana siguiente se habrían marchado de allí sin ningún daño”.
Costantino ha asegurado también que Perini, un prestigioso armador, ha sufrido “un daño enorme” en su imagen y una caída en el mercado de valores. Y ha deslizado que la empresa está evaluando “posibles acciones” para proteger la reputación y credibilidad de sus barcos. También ha defendido que una de sus embarcaciones resistió el huracán Katrina de categoría cinco, que azotó el Atlántico en 2005. “¿Creéis que no podría resistir un tornado aquí?”, se ha preguntado.
Más preguntas que respuestas
Expertos e investigadores intentan comprender cómo el velero Bayesian se hundió en poco tiempo, mientras que un barco mucho más pequeño permaneció intacto a cien metros de distancia. El Sir Robert Baden Powell, de bandera holandesa, llevaba a bordo a nueve pasajeros y cuatro tripulantes que estaban en la cubierta, monitoreando lo que sucedía a su alrededor. “Mi tripulación y yo sabíamos que había tormenta, encendimos los motores y elegimos una posición adecuada para estas circunstancias. Personalmente, no esperaba tal potencia, pero sé que en el mar nunca se sabe lo que puede ocurrir”, ha señalado Karsten Borner, el capital de esa embarcación, al diario La Repubblica.
Los investigadores también están estudiando si el capitán del Bayesian y su tripulación pudieron subestimar el peligro. El navegante Andrea Mura, que en marzo se convirtió en el quinto italiano en completar la vuelta al mundo en velero en solitario, ha criticado la decisión de alejarse del puerto durante una noche de previsión meteorológica desfavorable. “¿Por qué en una noche de mal tiempo, cuando la previsión os avisa de problemas, tenéis pasajeros a bordo que no son marineros, sino gente de vacaciones, en vez de quedaros tranquilos en puerto? Quizás los marineros estaban demasiado confiados. Quizás pensaron que el barco era tan grande que podía soportarlo todo. Quizás no estaban capacitados en procedimientos de emergencia. En cualquier caso, es muy grave que se salvaran sin intentar sacar a los pasajeros”, ha señalado en una entrevista con La Repubblica.
Otra de las grandes dudas es cómo es posible que entre los supervivientes haya nueve de los diez tripulantes, incluidos el comandante y el primer oficial, pero solo seis de los 12 pasajeros. La fiscalía italiana está investigando si se cometió un delito de naufragio culposo y homicidio culposo múltiple, aunque por el momento no tienen sospechosos oficiales. Los fiscales tardarán semanas o incluso meses en tener una reconstrucción precisa. Sí tienen claro que las siete víctimas de la tragedia fueron sorprendidas “por un evento repentino e inesperado” mientras dormían, se despertaron bruscamente y trataron de escapar, pero quedaron atrapadas en el interior del velero. “Esta tragedia sería aún más dolorosa si se demostrase que fue causada por comportamientos no perfectamente en línea con la responsabilidad que cada uno debe tener en la gestión de la navegación”, opinó el fiscal titular del caso, Ambrogio Cartosio, que no excluye ninguna posibilidad en la investigación.
Lynch había concebido la travesía en el Bayesian por el Mediterráneo como unas vacaciones para celebrar una reciente victoria judicial. Hace un par de meses había sido absuelto, contra todo pronóstico, en un largo proceso judicial en Estados Unidos en el que se enfrentaba a una petición de 25 años de prisión con acusaciones de fraude, falseamiento de cuentas y asociación ilícita para la comisión de un delito relacionadas con la multimillonaria venta de una de sus empresas.
El perfil de los implicados en el naufragio y una particular coincidencia han contribuido a aumentar el interés en torno a un asunto, que ya de por sí se considera excepcional. El mismo día del siniestro falleció también Stephen Chamberlain, el socio comercial de Lynch, y también imputado y absuelto en el mismo proceso judicial, que fue atropellado por un coche al norte de Cambridge, en Reino Unido, en lo que las autoridades británicas consideran un accidente. Aunque no hay ninguna razón para creer que este hecho esté relacionado con el naufragio del Bayesian, la coincidencia, unida a la incertidumbre en torno a su fatal destino, ha contribuido a aumentar las especulaciones.
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