Bélgica comienza las quinielas para formar nuevo Gobierno

El cordón sanitario a los separatistas de extrema derecha flamencos podrá mantenerse pese a que ganan fuerza

El rey Felipe despide al primer ministro, Alexander De Croo, este lunes en el Palacio Real de Bruselas.Foto: OLIVIER MATTHYS (EFE) | Vídeo: EPV (AP)

Bélgica comienza su conocido —y previsiblemente— largo baile para formar gobierno. Con los datos de las elecciones federales y regionales —además de las europeas— del domingo apenas digeridos, el rey Felipe comenzó este lunes a recibir a los líderes de las formaciones más votadas, poco después de aceptar formalmente la dimisión del Gobierno del primer ministro, el liberal Alexander De Croo quien, no obstante, conti...

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Bélgica comienza su conocido —y previsiblemente— largo baile para formar gobierno. Con los datos de las elecciones federales y regionales —además de las europeas— del domingo apenas digeridos, el rey Felipe comenzó este lunes a recibir a los líderes de las formaciones más votadas, poco después de aceptar formalmente la dimisión del Gobierno del primer ministro, el liberal Alexander De Croo quien, no obstante, continuará por el momento en funciones.

La lasaña institucional belga —denominada así por la complejidad y multiplicidad de capas institucionales y de partidos— apenas empieza a cocinarse. El país ha dado un giro generalizado hacia la derecha que, pese a todo, no ha cristalizado en el temido sorpasso ultra, ya que los separatistas de extrema derecha flamencos del Vlaams Belang no han conseguido su objetivo, pronosticado también por los sondeos, de convertirse en la primera fuerza del país. El cordón sanitario a esta formación que pese a todo sigue ganando fuerza —en Flandes ha logrado el 22,6% de los votos, colocándose como segundo partido más votado y con 31 de los 124 escaños del Parlamento flamenco— se podrá por lo tanto mantener, según los primeros cálculos, sin poner en juego la gobernabilidad del país.

Aun así, formar un nuevo Gabinete federal no va a ser (nunca lo es) fácil. Las invitaciones emitidas por la casa real belga —en un orden marcado por el número de escaños logrados— son un preaviso de las quinielas posibles para formar Gobierno, algo que en Bélgica suele durar bastante tiempo (el país tiene el récord mundial de días sin gobierno, 541, entre 2010 y 2011, que a punto estuvo de superar hace solo cinco años). El rey de los belgas tenía previsto recibir a lo largo de este lunes primero al líder del partido nacionalista flamenco N-VA, Bart de Wever, que ha logrado mantenerse como primera fuerza en Flandes y suma también el mayor número de escaños, 24, en el Parlamento federal. El líder nacionalista flamenco, que últimamente ha moderado su lenguaje, llegando incluso a postergar una eventual independencia de Flandes pese a ser prioridad de su partido, no ha ocultado su deseo de convertirse en primer ministro.

Sorpresa de la centroderecha

El rey Felipe también ha citado este lunes al presidente del Vlaams Belang, Tom Van Grieken, y, finalmente, al del liberal francófono MR, Jean-Louis Bouchez, cuya formación de centroderecha es la que ha dado la mayor sorpresa al ser la más votada tanto en Valonia como en la región de Bruselas capital, lo que previsiblemente le dará una gran voz a la hora de formar gobiernos tanto regionales como federal, sobre todo por el cordón sanitario que descarta al ultra Vlaams Belang. Al igual que De Wever, el liberal también ha comenzado ya a hacer las primeras llamadas para tantear posibles alianzas de gobierno.

Previamente, a media mañana, el monarca había recibido, y aceptado, la dimisión formal de De Croo, que la víspera reconoció, entre lágrimas, el fracaso en las urnas de su partido, el liberal flamenco Open VLD. Un retroceso que sigue teniendo ondas expansivas: según la prensa belga, la cúpula de la formación flamenca ha presentado su dimisión. El nuevo presidente del partido será conocido antes de que acabe el verano, ha anunciado el presidente saliente, Tom Ongena. No es la única formación convulsa: según varios medios, también los líderes de los partidos Défi (federalistas francófonos) y Ecolo (verdes francófonos) han anunciado su partida inmediata.

De Croo está al frente de una coalición de gobierno de siete partidos que ahora continuará, al menos hasta nuevo aviso, en modo affaires courantes, con funciones limitadas para evitar un vacío de poder y la parálisis del país, algo fundamental en un Estado como el belga, donde las negociaciones para formar Gabinete pueden extenderse meses. En cualquier caso, fuentes diplomáticas aseguran que las “obligaciones internacionales” forman parte de las competencias de un gobierno en funciones, por lo que la dimisión de De Croo no afectará a las últimas semanas que quedan de la presidencia de turno belga del Consejo de la UE, un periodo corto pero trascendental en el que se comenzarán a dar los primeros pasos para perfilar los nuevos máximos responsables de las instituciones europeas y sus equipos.

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