El ala izquierda del Partido Laborista acusa a Starmer de “purgar” la lista de candidatos

Muchos de los diputados leales al anterior líder de la formación, Jeremy Corbyn, han sido vetados en favor de candidatos más centristas

Diane Abbott, en una manifestación contra el racismo frente a Downing Street,el 17 de julio de 2021Beresford Hodge (REUTERS)

Todo partido socialdemócrata necesita sus voces internas rebeldes para no pasarse de la raya en el inevitable viaje hacia el centro. La obsesión de Keir Starmer por erradicar cualquier rastro de la época de su antecesor, Jeremy Corbyn, ha acabado volviéndose en su contra, e incomodando incluso a su actual equipo. En las últimas horas, un puñado de candidatos del ala izquierda de la formación —muchos de ellos procedentes del ...

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Todo partido socialdemócrata necesita sus voces internas rebeldes para no pasarse de la raya en el inevitable viaje hacia el centro. La obsesión de Keir Starmer por erradicar cualquier rastro de la época de su antecesor, Jeremy Corbyn, ha acabado volviéndose en su contra, e incomodando incluso a su actual equipo. En las últimas horas, un puñado de candidatos del ala izquierda de la formación —muchos de ellos procedentes del corbyinismo— han recibido el mensaje de que ya no se cuenta con ellos, y las voces de protesta en el seno del Partido Laborista se han multiplicado.

El caso más doloroso ha sido el de Diane Abbot (Londres, 70 años). La primera mujer negra en entrar como diputada al Parlamento de Westminster, en 1987, anunciaba a mediados de esta semana que la dirección del partido le había comunicado que no repetiría como candidata por su circunscripción electoral de toda la vida, Hackney North y Stoke Newington, en el norte de la capital.

Ya llevaba meses suspendida como miembro del grupo parlamentario y sometida a investigación, después de unas declaraciones en las que aseguró que “los judíos, los irlandeses y los gitanos [travellers, o nómadas, es como se les llama en el Reino Unido] no sufren racismo en el Reino Unido, sino que son víctimas de prejuicios”. Consciente de que se había dejado llevar por su intensa lucha contra el racismo sufrido en sus propias carnes, Abbot pidió luego disculpas por sus palabras. Era tarde. La obsesión de Starmer por erradicar cualquier vestigio de antisemitismo en su formación —que sí había sido tolerado en la era de Corbyn— no dejaba hueco a los matices, y sirvió además para hacer un claro punto y aparte con la anterior dirección. El propio Corbyn acabó siendo expulsado del Partido Laborista.

Aunque Abbot acababa de ser readmitida en el grupo parlamentario esta misma semana —con unas elecciones generales convocadas, y prácticamente concluido el periodo de sesiones del Parlamento—, el equipo de Starmer no la quería como candidata.

“Exijo que se trate a Abbot con el respeto que se merece”, protestaba el alcalde de Londres, Sadiq Khan. “Verla como diputada en 1987 ejerció sobre mí un enorme efecto positivo”, recordaba. “Personalmente, desearía que Abbot volviera a ser diputada en el Grupo Parlamentario Laborista, aunque entiendo que el partido debe cumplir con los procesos establecidos”, decía Angela Rayner, la número dos de la formación. Yvette Cooper, portavoz laborista de Interior, también definía a Abbot como una “pionera” y reclamaba que siguiera como candidata.

Tal ha sido la presión de las últimas horas que Starmer se veía obligado a desmentir públicamente que se hubiera tomado la decisión de retirar a Abbot como candidata. Poco después, la política reunía en un acto público a centenares de sus seguidores para hacerse fuerte y prometer que seguiría luchando para repetir como diputada el próximo 4 de julio, para cuando están convocadas las urnas.

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La corriente interna Momentum, situada en el ala izquierda de la formación y que resultó fundamental para impulsar a Corbyn al liderazgo, ha acusado a Starmer de realizar una “purga” de candidatos, en su obsesión por presentar a los votantes un Partido Laborista moderado, a imitación del Nuevo Laborismo con el que Tony Blair obtuvo una aplastante victoria en 1997. Abbot fue, por cierto, una de las voces más críticas con Blair, especialmente en su aventura mano a mano con George W. Bush, al participar en la invasión de Irak.

A la vez que salían a la luz los intentos de apartar a Abbot de la carrera electoral, se conocía que otros dos candidatos más habían sido sustituidos por personas más leales a la actual dirección. Faiza Shaheen, una economista de 41 años especializada en estudios sobre la desigualdad que se presentaba en la circunscripción de Chingford, ha anunciado que combatirá en los tribunales su retirada. Shaheen fue expedientada por dar “me gusta” a una serie de tuits en X en los que se sugería que cualquier crítica a Israel, por suave que fuera, era contestada de inmediato por grupos de presión judíos. Aunque también se disculpó, también para ella fue demasiado tarde.

“He llegado a la inevitable conclusión de que el Partido Laborista, lejos de ser una formación en la que todas las tendencias tienen cabida, tiene asentada una cultura de acoso hacia las personas negras o de piel oscura”, acusaba Shaheen a la dirección encabezada por Starmer. La candidata peleaba por el escaño que hoy ocupa el conservador Ian Duncan-Smith, que en su día llegó a ser el líder de los tories.

“En vez de mostrar unidad para derrotar a Duncan-Smith y arrebatarle el escaño, el equipo de Starmer parece más interesado en purgar de las listas a una mujer musulmana”, ha dicho Momentum en un comunicado.

Además de Shaheen, otro candidato —que ya había sido diputado y aspiraba a repetir— ha sido apartado: Lloyd Russell-Moyle está siendo investigado por una serie de quejas internas contra su actitud, que él ha calificado de vejatorias, ocurridas hace ocho años. “El partido se toma extremadamente en serio cualquier queja de este tipo, y las investiga de acuerdo con las normas y procedimientos internos”, ha dicho la dirección laborista, sin revelar el contenido de la denuncia. Russell-Moyle forma parte del Grupo por una Campaña Socialista, una corriente interna del ala izquierda del laborismo. Fiel a Corbyn hasta el final, fue acusado de antisemitismo cuando, al frente de la coalición Stop The War, invitó a hablar en el Parlamento a Ahmed Alshami, representante de los hutíes que combaten en Yemen, que en meses recientes han atacado varias embarcaciones en el Mar Rojo que se dirigían hacia Israel.

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