Alemania vuelve a sentirse orgullosa de su ejército
Todos los partidos salvo los poscomunistas de Die Linke acuerdan crear un Día Nacional de los Veteranos, una decisión que, según los pacifistas, confirma que “el militarismo y la guerra” vuelven al centro de la política
El pasado nazi ha lastrado durante décadas al ejército de Alemania, un país que quedó desmilitarizado después de la II Guerra Mundial. Hasta 1992 ninguno de sus soldados había participado en ninguna misión exterior. Pero —como dijo el canciller Olaf Scholz en su famoso discurso del cambio de era (Zeitenwende), tras el inicio de la guerra en Ucrania hace más de dos años— los tiempos han cambiado y el rearme d...
El pasado nazi ha lastrado durante décadas al ejército de Alemania, un país que quedó desmilitarizado después de la II Guerra Mundial. Hasta 1992 ninguno de sus soldados había participado en ninguna misión exterior. Pero —como dijo el canciller Olaf Scholz en su famoso discurso del cambio de era (Zeitenwende), tras el inicio de la guerra en Ucrania hace más de dos años— los tiempos han cambiado y el rearme de Alemania implica también reconocer el trabajo de los militares.
En esta línea, el Parlamento alemán aprobó este jueves por amplia mayoría que el país tenga un Día Nacional de los Veteranos. A partir de ahora, todos los 15 de junio, Alemania celebrará y honrará el trabajo de los aproximadamente 10 millones de veteranos que hay en el país, ya sea porque han realizado el servicio militar o han sido soldados profesionales o regulares. De estos, unos 500.000 fueron desplegados en misiones de las Fuerzas Armadas.
“Se trata de dar el reconocimiento que se merecen quienes han dedicado su vida a la defensa de la justicia y la libertad en nuestro país”, declaró el ministro de Defensa, Boris Pistorius, ante los diputados sobre una propuesta presentada conjuntamente por los partidos del Gobierno de coalición —socialdemócratas, verdes y liberales— y la oposición conservadora. Para el ministro esto tiene que ver también con dar “una señal a la sociedad”. “Demasiado a menudo en los últimos años ha surgido la sensación de que nuestra vida en libertad y paz puede darse por sentada. El Día de los Veteranos deja claro que no es así y que nunca ha sido así en muchas regiones del mundo donde nuestros soldados están desplegados”, señaló.
Recuerdo de las guerras mundiales
A diferencia de otros países como el Reino Unido, Francia o Estados Unidos, en la Alemania de posguerra no existía el Día de los Veteranos. El motivo es que el recuerdo de las dos guerras mundiales se asociaba más con la derrota y el crimen que con la gloria y el honor. Esto también derivó en una complicada relación de los alemanes con su bandera y sus sentimientos nacionales, a pesar de que los colores de la bandera alemana se fijaron en la República de Weimar, en 1919. Pero si los alemanes tenían —o tienen aún— reservas respecto a su bandera, no menos con su ejército, a pesar de que ahora sea parlamentario y sus misiones deban ser aprobadas por los diputados.
La moción, presentada a iniciativa del diputado socialdemócrata y antiguo soldado Johannes Arlt, que dijo que un día así “debería haberse instaurado hace mucho tiempo”, también pide al Gobierno que garantice una mejor atención a los veteranos, lo que debería incluir medidas de rehabilitación, programas de terapia y puntos de contacto para las víctimas y sus familias.
Casi todos los partidos votaron a favor, incluido el ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). El único voto en contra vino de Die Linke (La Izquierda). Su diputado y copresidente del grupo parlamentario Dietmar Bartsch criticó la propuesta por ser, sobre todo, “política simbólica” en línea con “un cambio de atmósfera” en un país “donde el ministro habla de estar preparados para la guerra”.
El movimiento, sin embargo, ha suscitado críticas desde grupos pacifistas como la Organización Alemana por la Paz y Opositores Unidos al Servicio Militar (DFG-VK), que ha anunciado su intención de convertir ese día en “un día de protesta contra el militarismo”. Mientras, Willi van Ooyen, presidente del Grupo de Fráncfort por la Paz y el Futuro, también fue claro. “Para mí, la introducción del Día de los Veteranos es la confirmación de que el militarismo y la guerra han vuelto a ser la base de la política alemana”, declaró al diario taz.
En 2012, el entonces ministro de Defensa, el democristiano Thomas de Maizière, hizo un primer intento de aumentar la aceptación de la participación de Alemania en la polémica guerra de Afganistán, pero se encontró con el rechazo no solo de La Izquierda, sino también de los socialdemócratas y de Los Verdes. Ni la sociedad ni la política estaban preparadas para honrar a sus Fuerzas Armadas en ese momento.
Esto ha cambiado ahora a raíz de la invasión a gran escala de Ucrania decretada por el presidente ruso, Vladímir Putin, en febrero de 2022. Alemania creó hace dos años un fondo especial de 100.000 millones de euros para modernizar el ejército y este año cumplirá con el objetivo de gastar en defensa el 2% del producto interior bruto, tal y como reclama la OTAN. Además, el tripartito que encabeza Scholz anunció recientemente una profunda reestructuración de sus Fuerzas Armadas con el objetivo de que, como dijo el ministro de Defensa, estén “preparadas para la guerra”. El cambio en el lenguaje y en la política es patente y han posibilitado que ahora Alemania cuente finalmente con un Día de los Veteranos. “Puede parecer poco, pero es un gran paso. Lejos de la vieja Alemania y hacia un nuevo realismo”, escribió la publicación alemana Der Spiegel.
Choque con AfD por el espionaje chino y las influencias rusas
El Parlamento alemán vivió este jueves un acalorado debate en el que la mayoría de diputados cargaron contra un objetivo común: el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) y las acusaciones de que este mantiene relaciones con China y Rusia.
“Alemania ha sido y es objeto de espionaje y sabotaje, desinformación y propaganda. Con el objetivo de dividirnos como sociedad y debilitarnos política y económicamente”, declaró la ministra de Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser, durante su comparecencia, en la que alertó también del gran número de espías rusos que han expulsado en los dos últimos años, desde el inicio de la guerra en Ucrania.
El debate sobre el espionaje se incluyó en el orden del día tras la detención a principios de semana de uno de los asesores parlamentarios del eurodiputado de AfD Maximilian Krah. Mientras, el segundo de la lista a las europeas del 9 de junio por detrás de Krah, Petr Bystron, es sospechoso de aceptar dinero de Rusia.
Para Faeser, se trata de “una grave acusación que el brazo de las potencias extranjeras esté llegando a nuestros parlamentos”. “Es inaceptable que los representantes del pueblo se conviertan en secuaces de [Vladímir] Putin o Pekín y en instrumento de su maquinaria propagandística. Y puedo decirles que no lo permitiremos”, agregó la política socialdemócrata.
Al mismo tiempo, rechazó las acusaciones de AfD de tratarse de una campaña articulada desde el Gobierno para acabar con la oposición y recordó a los diputados ultras que la detención se puso en marcha por orden judicial en la que el Gobierno no tiene ninguna influencia. “Esa es la diferencia decisiva entre un Estado de derecho y los Estados que nos amenazan”, le señaló a la bancada de AfD, que se reía ostensiblemente de sus palabras, después de que su diputado Stefan Keuter hubiera acusado al Gobierno de tener miedo de la oposición y afirmar que le recordaba “a los tiempos más oscuros de la historia alemana”.
El diputado de Los Verdes Konstantin von Notz, presidente del comité de control parlamentario de los servicios secretos, fue mucho más duro con AfD, a quien calificó de ser “una vergüenza” para el Parlamento y para todo el país. "Son simplemente antidemocráticos e infames”, concluyó.
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