El cardenal Filoni: “Gaza va camino de convertirse en un cementerio”

El purpurado, hombre de confianza del Papa y responsable de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, exige un alto el fuego para sentar las bases de una reconciliación

El cardenal Fernando Filoni, en septiembre de 2019 en Madrid.Jaime Villanueva

El cardenal Fernando Filoni (Manduria, 1946) es desde 2019 el gran Maestro de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro en Jerusalén. El purpurado es también un diplomático de alto nivel de la Santa Sede, cuya estructura y fontanería conoce al milímetro tras su trabajo como sustituto de la Secretaría de Estado con Benedicto XVI. También fue nuncio en Jordania e Irak, adonde volvió luego como enviado especial durante los años más duros del conflicto con el autoproclamado Estado Islámico. Hoy vive pendiente de ...

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El cardenal Fernando Filoni (Manduria, 1946) es desde 2019 el gran Maestro de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro en Jerusalén. El purpurado es también un diplomático de alto nivel de la Santa Sede, cuya estructura y fontanería conoce al milímetro tras su trabajo como sustituto de la Secretaría de Estado con Benedicto XVI. También fue nuncio en Jordania e Irak, adonde volvió luego como enviado especial durante los años más duros del conflicto con el autoproclamado Estado Islámico. Hoy vive pendiente de la situación en Gaza.

Pregunta. Acaba de regresar de Jerusalén y Belén. ¿Qué encontró y cómo describiría el clima actual?

Respuesta. La situación es dramática, ya que, además de Gaza y la parte de Israel bajo ataques en el norte, hay muchas familias que no saben cómo vivir y se encuentran en extrema dificultad.

P. Después de las declaraciones del cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, hablando de una respuesta “desproporcionada” de Israel ante el ataque de Hamás, hemos visto una tensión inédita con algunos sectores de la diplomacia israelí. Aunque el tono se ha suavizado, ¿cómo debería interpretarse esta fase diplomática?

R. Hay que tener en cuenta que, en situaciones de tensión, las partes tienden a apropiarse de opiniones, forzando en una dirección u otra, ya sea de individuos, gobiernos o instituciones. No creo que el cardenal Parolin haya dado una respuesta “desproporcionada” [Parolin habló de “carnicería” refiriéndose al papel de Israel], y se ve en una lectura tranquila y serena. Una interpretación incorrecta solo puede darse si es de parte. También creo que la diplomacia debe aprender a vivir en medio de estas contradicciones, y creo que la Santa Sede, al igual que la diplomacia israelí, comprenderá que es necesario evitar la polémica para adoptar una visión más realista y construir relaciones que busquen el bien común.

P. Sabemos que el Papa está extremadamente preocupado por la situación en Gaza y se conecta regularmente en videoconferencia con una iglesia cristiana. ¿Cómo está trabajando la diplomacia vaticana en este frente?

R. Esto va más allá de la diplomacia, es una participación en la vida de esa población. El Papa tiene una sensibilidad especial por todos los que sufren por la guerra. Creo que la diplomacia vaticana está siempre dispuesta a contribuir a la paz; el cardenal Parolin ha dicho varias veces que estamos abiertos a aportar nuestro granito de arena. Pero se necesita querer la paz, trabajar por ella y establecerla a través de criterios como la justicia y la verdad. Si falta esa voluntad, incluso la diplomacia más antigua es impotente. Creo que esta disposición siempre permanece abierta y, en este sentido, quienes lo deseen, ya sea Israel, los palestinos o cualquier otra realidad en conflicto, pueden beneficiarse de ello.

P. ¿Cuál podría ser una posibilidad para un cese al fuego a corto plazo, con vistas a una solución de este conflicto a largo plazo? El Papa cree en la solución de los dos Estados, ¿cómo se puede trabajar y cómo puede ayudar la Santa Sede?

R. El alto el fuego inmediato es indispensable. Corremos el riesgo de convertirlo en un cementerio; la realidad es que en Gaza hay niños, ancianos, enfermos, hombres y mujeres; actualmente hay una gran escasez de agua y alimentos. Detener el fuego significa devolver la esperanza de vida a estas personas. Y luego está la situación a largo plazo. A largo plazo, no se puede dejar de pensar en la necesidad de establecer, como ya he dicho, una convivencia basada en los principios de verdad y justicia. La verdad concierne tanto a Israel como a Palestina. Y la justicia debe abarcar tanto el derecho de Israel a ser y vivir en su tierra en condiciones de paz y seguridad, como el derecho de Palestina a permanecer en los territorios que le pertenecen con igual seguridad. Es necesario renunciar a la lógica de la destrucción mutua. Hamás no puede decir que se debe destruir a Israel. E Israel no puede exigir la destrucción de la realidad palestina; todos tienen derecho a vivir en su territorio sin expropiaciones violentas e ilícitas.

P. ¿Qué significa la justicia en este caso?

R. La justicia significa reconocer los derechos de todos y renunciar a toda forma de violencia. Como responsable del Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, que ha mostrado una atención especial a la Tierra Santa desde la época del Papa Pío IX (1850), con los Caballeros y Damas, miembros del Orden, trabajamos por la paz, preocupándonos por la vida de la gente y apoyando a través del Patriarcado latino de Jerusalén a más de 45 escuelas, la Universidad de Belén, muchas familias pobres y numerosas obras sociales. Todo esto significa trabajar concretamente, como pequeños obreros, por la paz.

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