Los aliados del encarcelado Imran Khan ganan las elecciones de Pakistán, aunque sin una mayoría clara
El ex primer ministro Nawaz Sharif también se proclama vencedor y dispuesto a formar un Gobierno de coalición
El recuento de las elecciones generales de Pakistán, celebradas el jueves bajo un fuerte dispositivo de seguridad, ha concluido finalmente este domingo. El resultado en el quinto país más poblado del mundo arroja una situación volátil e incierta, sin mayorías claras, que permite a los dos principales grupos políticos proclamarse vencedores. Los candidatos independientes han liderado el escrutinio, asegurándose 101 escaño...
El recuento de las elecciones generales de Pakistán, celebradas el jueves bajo un fuerte dispositivo de seguridad, ha concluido finalmente este domingo. El resultado en el quinto país más poblado del mundo arroja una situación volátil e incierta, sin mayorías claras, que permite a los dos principales grupos políticos proclamarse vencedores. Los candidatos independientes han liderado el escrutinio, asegurándose 101 escaños de los 265 de la Asamblea Nacional en disputa. Una mayoría de estos candidatos sin adscripción —93, según diversos sondeos— en realidad apoyan al ex primer ministro encarcelado Imran Khan, vencedor en los comicios de 2018 y depuesto tras una moción de censura en 2022, que no han podido presentarse bajo las siglas de su formación, el Movimiento por la Justicia de Pakistán (el PTI).
El resultado ha sido una sorpresa para muchos analistas que daban como probable vencedor al tres veces ex primer ministro Nawaz Sharif, un viejo conocido de la política paquistaní que regresó del exilio autoimpuesto en octubre, y contaba con el apoyo de los poderosos militares del país, cuya influencia sigue siendo determinante. Más aún, cuando el partido de Khan había sido debilitado con el encarcelamiento del líder, que sigue gozando de enorme popularidad, y el zarpazo judicial contra la formación y muchos de sus afiliados.
Sharif, en cualquier caso, también se ha proclamado vencedor, y dispuesto a comenzar las negociaciones para formar Gobierno después de que su grupo, la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz, haya obtenido 75 sillones del Parlamento. Una de las claves podría ser la postura que adopte el Partido Popular de Pakistán (PPP), que lidera Bilawal Bhutto, hijo de Benazir Bhutto, la primera mujer que ejerció como primera ministra en el país. Esta agrupación, con 54 escaños, se convierte en la tercera fuerza política y en una posible bisagra.
A partir de este momento, el candidato a primer ministro deberá buscar fórmulas de coalición para obtener una mayoría simple de 169 escaños en la Asamblea Nacional, cuando comiencen las sesiones en los próximos días. La Cámara baja consta de 336 escaños. De estos, 266 se deciden por votación directa en las elecciones (265 en esta ocasión, por la muerte de un candidato), y quedan otros 70 reservados para mujeres y minorías, asignados en función del resultado de cada partido.
Ya el sábado, Imran Khan difundió en redes sociales un discurso escrito desde prisión, pero leído con su voz mediante inteligencia artificial, en el que aseguró que el PTI había obtenido una “victoria sin precedentes”. El presidente interino de la formación, Gohar Ali Khan, aseguró también el sábado que tratarían de formar Gobierno, según Al Jazeera. Este domingo, simpatizantes del partido del ex primer ministro Khan, han celebrado protestas en distintos puntos del país, según Reuters. La formación, además, ha solicitado la impugnación de los resultados en numerosas circunscripciones, entre acusaciones de supuesto fraude electoral, que le habrían impedido un resultado más abultado, ha recogido EFE. Las autoridades han negado tener constancia de irregularidades.
Khan, de 71 años, una antigua estrella nacional de críquet, ganó las elecciones en 2018, tras lograr ilusionar con su ola de populismo a una buena parte del electorado, en especial a los jóvenes y los sectores educados de la sociedad paquistaní. Pero, una vez al mando, entró en conflicto con los militares del país. Fue apeado del poder en una moción de censura parlamentaria en 2022, y sustituido por el hermano del anterior primer ministro, Shahbaz Sharif, lo que abriría el camino para el regreso del autoexiliado Nawaz Sharif. Desde entonces ha sido sentenciado a un total de 34 años de prisión con cargos que incluyen la difusión de secretos de Estado y matrimonio ilegal, que ha denunciado como persecución política.
El viernes, con el escrutinio aún lejos de acabar, situación que ha alimentado las sospechas del PTI —igual que los cortes de las líneas de telefonía móvil durante la jornada electoral—, Sharif también se autoproclamó ganador de los comicios e invitó a otros partidos a formar un Gobierno de coalición, entre ellos al PPP, cuyo líder aseguró el sábado que no podrá haber un Ejecutivo sin el apoyo de su partido.
Y, en medio de ese complicado puzle, el jefe del Estado Mayor del Ejército de Pakistán, el general Asim Munir, ha reclamado a las fuerzas políticas que muestren “madurez y unidad”, según AFP. Que los militares den un paso al frente es uno de los escenarios posibles que contempla Reuters en un reciente análisis, algo que ya ha hecho tres veces en los 76 años de historia del país, la última en 1999 para derrocar, precisamente, el entonces Gobierno de Sharif.
Sharif, de 74 años, ha ejercido tres veces como primer ministro. La última, hasta 2017, cuando dimitió cercado por investigaciones de corrupción que acabaron en condena de prisión y la inhabilitación política de por vida. Pasó cuatro años de autoexilio, pero regresó el pasado octubre al país y sus condenas fueron anuladas.
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