El plan europeo de armamento para Ucrania acumula una deuda de 7.160 millones de euros

Bruselas reclama 5.000 millones al año para lanzar un fondo especial que sostenga el apoyo a Kiev frente a Rusia

Soldados ucranios de maniobras cerca de la frontera con Rusia, este sábado.GLEB GARANICH (REUTERS)

La dependencia de Ucrania del armamento occidental es cada vez más aguda. Cuando la guerra a gran escala lanzada por Rusia se acerca a su segundo aniversario y con el temor a que la UE se quede sola en su apoyo a Kiev si el republicano Donald Trump vuelve a la Casa Blanca, Bruselas ultima el Fondo de Asistencia para Ucrania, un instrumento especial destinado a proveer armas y entrenamiento al país invadido dotado con 5.0...

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La dependencia de Ucrania del armamento occidental es cada vez más aguda. Cuando la guerra a gran escala lanzada por Rusia se acerca a su segundo aniversario y con el temor a que la UE se quede sola en su apoyo a Kiev si el republicano Donald Trump vuelve a la Casa Blanca, Bruselas ultima el Fondo de Asistencia para Ucrania, un instrumento especial destinado a proveer armas y entrenamiento al país invadido dotado con 5.000 millones de euros al año. El fondo, que busca trazar un compromiso de seguridad del apoyo europeo, también fijará las tasas de reembolso para los socios por el material enviado a Ucrania.

Desde el inicio de la invasión, la UE ha aprobado 3.500 millones de euros para armas para Kiev y otros 2.000 millones para los programas de munición. Sin embargo, acumula una deuda de 7.160 millones en reembolsos, según un documento del Servicio de Acción Exterior (SEAE) al que ha tenido acceso EL PAÍS, que fija el marco para lanzar el fondo y que remarca que esos reembolsos deberán estar sometidos a condiciones “más rigurosas” que las actuales. Los retrasos en las devoluciones a los Estados miembros pueden lastrar las entregas a través de este sistema, apunta una alta fuente diplomática. Este problema se añade a las dificultades de la industria de defensa para mantener el ritmo de producción.

“Rusia está invirtiendo importantes esfuerzos para aumentar la producción industrial en defensa y reconstituir unidades de combate”, señala el informe confidencial, enviado a los socios y que los ministros de Exteriores de los Veintisiete debatirán este lunes en Bruselas. “Dada la dependencia de Ucrania del apoyo externo, las decisiones que tomen los Estados miembros y socios de la UE en el próximo periodo permitirán al país avanzar decisivamente o socavarán gravemente su capacidad de resistencia. La incertidumbre en torno a la prestación predecible y estructurada de asistencia militar a Ucrania tendrá consecuencias importantes”, alerta el documento del SEAE, encabezado por el alto representante para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, que reclama un “acuerdo político lo antes posible” para acordar el nuevo fondo. Según el informe, podrán preverse nuevos aumentos anuales en el fondo especial hasta 2027, en función de las necesidades de Kiev.

Dos hombres se lamentan junto al cuerpo de un familiar muerto, a causa de un ataque con misiles a la ciudad de Donetsk, este domingo. STRINGER (AFP)

Guerra enquistada y tropas exhaustas

Ucrania y Occidente se están preparando para una guerra larga tras el desplome de la contraofensiva de las fuerzas de Kiev en otoño de 2023 y cuando la contienda se ha enquistado en el este y el sur. La situación en el frente de batalla es complicada: las tropas ucranias están exhaustas por la falta de rotación, muchas de las armas occidentales de las que disponen están sobrecargadas por el uso y en algunos puntos decisivos, las brigadas están a dieta de munición: la UE no ha logrado enviar el millón en rondas de artillería comprometido el año pasado. Sus aliados envían a Ucrania lo justo para resistir, pero no todavía lo suficiente para crear un punto de inflexión en la batalla.

Mientras, Rusia (143 millones de habitantes frente a los 40 millones de Ucrania antes de la invasión), no ha logrado los objetivos de la guerra, pero se mantiene en sus posiciones fortificadas. El Kremlin ha vuelto a conquistar algunos metros en el este y el sur que Kiev había recuperado en verano y prepara nuevas ofensivas. El país destina toda su maquinaria —ya en modo economía de guerra— a apoyar los esfuerzos de la invasión fabricando tanques en fábricas de coches y drones en panificadoras. Moscú, además, ha comprado armamento a Irán y Corea del Norte, según los informes de la inteligencia occidental.

La UE apoya actualmente el envío de armamento a Ucrania a través del Fondo Europeo para la Paz (EPF por sus siglas en inglés) a través del que se reembolsa a los Estados miembros las armas que envían a Ucrania y con el que se financia el entrenamiento de las tropas de Kiev en las misiones europeas. La Unión ha aprobado siete paquetes del EPF por un valor total de 3.500 millones de euros, pero las decisiones para asignar y desembolsar los fondos se toman por unanimidad y Hungría —con un primer ministro, Viktor Orbán, afín al presidente ruso, Vladímir Putin— mantiene bloqueado un octavo tramo de 500 millones desde la pasada primavera.

Bruselas quiere evitar ese sistema de aprobación partida a partida con el nuevo fondo especial (llamado FAU). El instrumento tendrá dos pilares: la provisión de material letal y no letal a Ucrania —que prime las compras conjuntas a la industria europea— y el entrenamiento de las tropas. El SEAE plantea que se eliminen “gradualmente” los reembolsos a los socios por el material enviado desde sus arsenales y a través de adquisiciones unilaterales y establece una tasa de reembolso más alta en forma de “bonificación” para las iniciativas conjuntas para compras a la industria de defensa europea. Un guiño a Francia, que quiere impulsar su potente industria de defensa, pero también en cierta forma a Alemania, que en los últimos meses había dejado entrever que el Fondo Europeo para la Paz no funcionaba, ya que el camino es entregar a Kiev armas nuevas.

El alto representante para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, a su llegada a la reunión de este lunes, celebrada en Bruselas.Virginia Mayo (AP)

El nuevo fondo establece que los reembolsos a los Estados miembros deberán seguir condiciones “más rigurosas” y que se deberá emplear como marco el “valor del inventario contable” como única metodología de valoración. Es decir, tener en cuenta el precio de almacén en lugar de cuánto le cuesta al país reponer lo enviado de su arsenal. Actualmente, se utilizan las dos variables, según explican fuentes comunitarias. La tasa de reembolso se ha hecho por tramos y ha llegado a ser de un 84% del material aportado en los primeros desembolsos. El cálculo sobre el valor de reemplazo ha generado en ocasiones cierta polémica, sobre todo a costa de las armas de fabricación soviética para las que no hay sustitución y que se han reemplazado en los arsenales de los socios con nuevo y más sofisticado armamento.

El nuevo fondo FAU no cierra la puerta a financiar material no europeo, pero lo estudiará “caso por caso”, por ejemplo, dice, en el caso de la coalición de cazas militares F-16 de fabricación estadounidense que varios socios (como Países Bajos) se han comprometido a enviar a Kiev tras la instrucción de sus pilotos.

Entrenamiento en mar y aire a tropas ucranias

Bruselas expandirá, además, el entrenamiento de tropas ucranias en los dominios marítimo y aéreo. Y plantea que la UE contribuya en la reforma a largo plazo de las fuerzas de Kiev y de su sector de defensa durante el próximo mandato, tras las elecciones europeas de junio. “Las necesidades de entrenamiento de las Fuerzas Armadas de Ucrania no harán más que aumentar dadas las altas tasas de desgaste y la exigente situación en la línea del frente”, dice el informe del SEAE, fechado este viernes.

El jefe de la diplomacia europea ya reclamó el año pasado 20.000 millones de euros a cuatro años para establecer ese fondo especial para enviar armas a Ucrania y financiar el entrenamiento de sus tropas. La falta de acuerdo y el enésimo forcejeo de Hungría llevaron a rebajar la ambición temporal y pasar a un marco anual, como adelantó Borrell el pasado octubre en Kiev, en la reunión de ministros de Exteriores de los Veintisiete. Una cita de gran simbolismo que coincidió con el primer bloqueo en Estados Unidos al apoyo a Ucrania por las luchas partidistas y que se vivió como un adelanto de lo que puede suceder en Kiev y en la UE si Trump vuelve a la presidencia.

Washington mantiene bloqueados unos 55.000 millones de euros en sostén a Kiev (sobre todo por la oposición de los republicanos). Parte de ese fondo puede ir a armamento. Mientras, a la vez que diseña el FAU, la UE trata de vencer la oposición de Orbán para aprobar un fondo de 50.000 millones de euros a cuatro años —dentro una revisión del presupuesto plurianual de la UE— destinado a mantener a flote a Ucrania y ayudar al país invadido a sufragar gastos corrientes. Kiev ya alertó a sus aliados de que si no recibe apoyo puede verse abocado a dejar sin salario a dos millones de personas y sin pensiones y ayudas sociales a otro millón, como adelantó EL PAÍS. Los líderes de los Veintisiete negociarán ese salvavidas para Kiev el 1 de febrero en una cumbre extraordinaria en Bruselas. La cúpula de la UE ha asegurado que los fondos se entregarán con o sin Hungría.

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