Einat Wilf, exdiputada israelí: “Netanyahu no ha estado a la altura de las circunstancias”
La también escritora afirma que el primer ministro ha perdido apoyo social en Israel, aunque la mayor parte de los ciudadanos quieren librar la guerra
Einat Wilf, nacida en Jerusalén hace 52 años, ocupó un escaño en el Parlamento israelí a inicios de la pasada década con dos partidos, el Laborista, primero, y el de la Independencia, después —este último, liderado por el ex primer ministro Ehud Barack, de periplo muy fugaz—. Las dos formaciones forjadas, a priori, en torno al escenario político del centroizquierda. No quiere decir esto que esta exdiputada se reserve crítica alguna hacia la izquierda europea por su postura ante ...
Einat Wilf, nacida en Jerusalén hace 52 años, ocupó un escaño en el Parlamento israelí a inicios de la pasada década con dos partidos, el Laborista, primero, y el de la Independencia, después —este último, liderado por el ex primer ministro Ehud Barack, de periplo muy fugaz—. Las dos formaciones forjadas, a priori, en torno al escenario político del centroizquierda. No quiere decir esto que esta exdiputada se reserve crítica alguna hacia la izquierda europea por su postura ante el ataque de Hamás en territorio israelí el pasado 7 de octubre: “La razón por la que los partidos de izquierda en Europa siguen siendo antisionistas”, dice en una entrevista en el centro cultural Casa Sefarad de Madrid, “es que existe aún un legado soviético”. La URSS, señala Wilf en un discurso estructurado y en absoluto accidental, es el origen de un antisemitismo disfrazado de antisionismo que llega todavía hoy a los “círculos de la izquierda en Europa”.
Educada entre Israel, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, Wilf es autora de varios ensayos, el último escrito junto al periodista y académico israelí Adi Schwartz. Su título no necesita mucha más explicación: La guerra del retorno: cómo la indulgencia occidental con el sueño palestino ha obstruido el camino hacia la paz.
Pregunta. ¿Ha llegado ya la hora de poder criticar al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu?
Respuesta. Lo he criticado bastante desde el segundo día, no por lo sucedido el 7 de octubre. La responsabilidad del [ataque del] 7 de octubre es de Hamás; nadie en Israel es responsable de eso. Hay preguntas sobre el fracaso de la [información de] inteligencia, fracaso militar... La pregunta es: ¿está el líder a la altura de las circunstancias? Ni Netanyahu ni este Gobierno lo han estado. Una de las cosas que ha sido más dolorosa en el último mes y medio es que el pueblo de Israel, judíos, árabes y drusos, sí ha estado a la altura de las circunstancias. Ha habido notables actos de heroísmo desde el primer día. Voluntariados, solidaridad, asistencia mutua. La sociedad israelí ha sido asombrosa y el Gobierno ha sido, en el mejor de los casos, completamente disfuncional y paralizado, o simplemente terrible. No recuerdo ningún momento de mi vida en el que la brecha entre el pueblo y el Gobierno haya sido tan grande. Y lo estás viendo en las encuestas, en las que el apoyo a este Gobierno está cayendo. En una democracia, cuando existe tal brecha, el Gobierno no puede aguantar mucho más. Este Gabinete no quiere actuar solo, pero dudo que los ciudadanos de Israel le permitan permanecer.
P. ¿Podrá superar Netanyahu esta guerra?
R. Tarde o temprano, la respuesta es no. El sentimiento público ya se ha vuelto en su contra [de Netanyahu]. Su Gobierno se ha derrumbado en las encuestas, pero no en el Parlamento. No ha hecho nada para ganarse la confianza del pueblo desde el 7 de octubre. Es importante enfatizar que mucha gente comete el error de pensar que si los israelíes quieren que Netanyahu se vaya es porque están en contra de esta guerra.
P. ¿No es así?
R. No, no. Los israelíes están decididos a garantizar que el 7 de octubre no vuelva a ocurrir. En muchos sentidos, hay gente a la que le preocupa que Netanyahu no esté tan decidido como ellos a hacerlo, pero sí dispuesto a cerrar un trato con Hamás. Por eso es importante separar que la gente se muestre crítica y decepcionada con Netanyahu, que quieren que se vaya, cada vez más, y el hecho de que piensen que Israel no debería estar librando esta guerra. La gran mayoría de israelíes de todos los bandos políticos están muy decididos a decir que no podemos permitir que se produzca el 7 de octubre.
P. ¿Hay consenso en la sociedad israelí sobre cómo el Gobierno está gestionando la ofensiva y liberación de rehenes?
R. El consenso es que los queremos de vuelta, que es terrible y que no hay buenas decisiones que tomar. Si nos fijamos en la historia de los acuerdos sobre rehenes israelíes que comenzaron principalmente en los años noventa, siempre fueron terribles; siempre crearon el siguiente ataque palestino, la siguiente ola de violencia. El mundo debería haber dicho básicamente que Israel no necesita hacer nada para recuperar a sus hijos. Los niños deberían ser liberados y punto. Las mujeres deberían ser liberadas. Son civiles. No estaban involucrados en ningún tipo de guerra. Pero no, nadie presionó. La gente simplemente esperaba que fuera responsabilidad de Israel resolverlo. Eso es lo que es tan deprimente. Los israelíes comprenden que, en muchos sentidos, nos han dejado solos.
P. ¿Hay sitio para una opción política progresista en tiempos de guerra?
R. Debemos recordar que antes de este, teníamos un Gobierno diferente, que tenía un partido árabe islamista, partidos de derecha, de izquierda. Y durante todo ese tiempo, Hamás estuvo planeando su ataque. No se ha dado suficiente cobertura al hecho de que Hamás dijo al principio no solo que habían estado planeando este ataque durante un par de años, sino que lograron engañar a Israel al hacer pensar que estaban tratando de hacer de Gaza un lugar mejor. Durante ese tiempo hubo un Gobierno de Netanyahu, también uno progresista. ¿Cambió algo? Cero. Esto es lo que entienden los israelíes. Entienden que desde la perspectiva palestina, quieren del río [Jordán] al mar [Mediterráneo]. No quieren un Estado judío. El Estado judío puede tener una política progresista, conservadora; podría tener un buen Gobierno, uno malo; construir asentamientos, eliminarlos; podría hacer muchas cosas para los palestinos. El problema no es lo que hace Israel sino qué es Israel. Y mientras Israel sea el Estado soberano del pueblo judío, ese será el problema. Eso es lo que tiene que desaparecer [según la perspectiva palestina].
P. ¿Es posible un proceso de paz entre Hamás y el actual Gobierno israelí?
R. Como muchos israelíes, creo que en el proceso de paz y la solución de dos Estados y voté por todos los gobiernos que los han promovido. Pero cuando Arafat en 2000 y Abu Mazen [Mahmud Abbas] en 2008 se alejaron de las negociaciones donde podrían haber tenido todo, el Estado, la capitalidad de Jerusalén Este, sin asentamientos… y luego hubo esa campaña de carnicerías, asesinatos y masacres con los terroristas suicidas [durante la Segunda Intifada], empecé a hacerme preguntas. La razón es que cada vez que los palestinos tienen la oportunidad de tener un Estado, la abandonan. Ellos lo rechazaron. Entonces, ¿qué es lo que realmente quieren? Me reuní con palestinos e hice la investigación que finalmente se convirtió en el libro La guerra del retorno. Y fue increíble; me di cuenta de que los palestinos nos dijeron durante un siglo que no se trata de tener un Estado para ellos mismos, sino de que los judíos no lo tengan.
P. ¿Y si la Autoridad Palestina se hiciera con la gestión de la Franja?
R. La Autoridad Palestina comparte la misma ideología que Hamás. Ellos no son islamistas, y como resultado de la Segunda Intifada, piensan que los atentados suicidas no ayudan, pero nunca cuestionaron el objetivo de que no haya Estado judío. Nunca hubo un momento, ni siquiera con la Autoridad Palestina, en el que finalmente aceptaran una visión de paz en la que hubiera un Estado judío. La ideología tiene que cambiar porque Hamás es solo el [grupo] más reciente. Debe haber algo que se parezca más a la desnazificación en Alemania, la ocupación estadounidense en Japón, la desradicalización de algunos musulmanes después del ISIS. Los palestinos deberían gobernar Cisjordania y Gaza. Pero solo pueden hacerlo si lo que creen es que quieren gobernarse a sí mismos en lugar de querer un territorio para poder liberar Palestina desde el río [Jordán] hasta el mar [Mediterráneo]. Cada dólar que fluye hacia Gaza desde 2005 hasta el presente, pero incluso antes, se utiliza para convertir a Gaza en una máquina de guerra altamente eficaz para liberar a Palestina. Por eso debemos dejar de darles dinero sin exigir un cambio de ideología.
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