La UE refuerza la cooperación con América Latina en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico

Los ministros de Interior europeos y de 14 países latinoamericanos buscarán este jueves en Bruselas mayor coordinación, intercambio de datos, agilizar operativos y establecer un calendario bilateral de encuentros

La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, llega a una reunión con el presidente de Chile en el Palacio de La Moneda en Santiago (Chile) este miércoles.Elvis González (EFE)

El tráfico de droga y la violencia que lleva pareja hace tiempo que dejó de ser para la Unión Europea una cuestión localizada en ciertos puntos conflictivos de algunos países. El problema se extiende desde España a Suecia o Alemania, pasando por países de tránsito como Bélgica y Países Bajos, cuyos puertos son los principales puntos de entrada de cocaína procedente de Latinoamérica en Europa y donde altas figuras políticas —desde ministros ...

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El tráfico de droga y la violencia que lleva pareja hace tiempo que dejó de ser para la Unión Europea una cuestión localizada en ciertos puntos conflictivos de algunos países. El problema se extiende desde España a Suecia o Alemania, pasando por países de tránsito como Bélgica y Países Bajos, cuyos puertos son los principales puntos de entrada de cocaína procedente de Latinoamérica en Europa y donde altas figuras políticas —desde ministros a la princesa heredera del trono de Países Bajos, Amalia de Orange— han sido amenazados por el crimen organizado. Nadie duda de que hay que hacer más contra este flagelo y, este jueves en Bruselas, la presidencia española de turno de la UE quiere dar un paso decisivo: intensificar y, sobre todo, formalizar la cooperación con América Latina en la lucha contra la delincuencia transnacional organizada, especialmente el narcotráfico.

Aprovechando el Consejo de Justicia e Interior de la UE, 14 ministros latinoamericanos de Interior y Seguridad del Comité Latinoamericano de Seguridad Interior (CLASI), han sido invitados este jueves a un largo almuerzo de trabajo en Bruselas junto con sus homólogos europeos, así como la comisaria de Interior, Ylva Johansson. En la primera reunión interregional de ministros de este tipo desde la creación de CLASI, hace año y medio, se acordarán fórmulas para “consolidar y redoblar los esfuerzos para hacer frente a la delincuencia transnacional organizada y sus efectos negativos para las sociedades”, según un borrador de la declaración que emitirán tras la cita y que ha consultado EL PAÍS.

“Queremos que se establezca una relación más estructurada y direccional entre Latinoamérica y la UE”, explica el ministro español de Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska. El ministro argentino de Seguridad, Aníbal Fernández, lo ejemplifica: “A vos te entra un barco con droga en Amberes [Bélgica], tu preocupación tiene que ser saber de dónde vino, y casi todos sabemos de dónde vino”, afirma sobre la necesidad de cooperar más a todos los niveles e intercambiar informaciones.

Darle un impulso político a esta cooperación es más importante que nunca, subraya Grande-Marlaska en vísperas del encuentro. Porque si bien Europa lleva años luchando contra el crimen organizado, se observa, por el uso de nuevas tecnologías, “un cambio de paradigma en la criminalidad organizada, mucho más especializada, que cuenta con muchos más medios tecnológicos y económicos, y emplea también más violencia”.

“La dinámica va cambiando y las autoridades tenemos que estar un paso adelante y movernos y modificar las cosas que tengamos que modificar, por eso esta reunión es muy importante para nosotros”, corrobora el ministro de Interior de Ecuador, Juan Ernesto Zapata, que presidirá CLASI a partir de mayo y que resume las prioridades en “coordinación, intercambio de información y apoyo logístico” para “enfrentar de manera conjunta el narcotráfico”.

Para ello, la UE y CLASI apuestan por un “enfoque multidisciplinar” para combatir todos los aspectos del crimen transnacional organizado. En la reunión del jueves también se acordará un “calendario de reuniones” futuras, tanto a nivel ministerial como técnicas, para crear una “cultura de cooperación común” que pasa, entre otros, por impulsar y agilizar el intercambio de información policial y judicial, así como la aplicación de las mejores prácticas y hasta planes operativos, o incluso incluir el enfoque de género como “elemento importante de la lucha conjunta contra la delincuencia grave y organizada”.

Hay consenso también para impulsar la “institucionalización” de Ameripol, el organismo de cooperación entre policías de América inspirado en Europol, pero al que todavía le falta la institucionalidad de este para ser un instrumento contundente en la lucha contra el crimen organizado en la región. “Ya vamos lentos”, advierte Fernández, que recuerda que el estatuto de Ameripol está listo desde hace un año y que se dice confiado en que la cita de este jueves dé el acelerón político que falta.

La cita, que cuenta con el respaldo de los Veintisiete, ha sido impulsada por España que, desde que asumió la presidencia rotatoria de la UE en julio, ha querido reanudar y estrechar los lazos con América Latina, organizando ese mismo mes la primera cumbre UE-CELAC en ocho años. La lucha contra el narcotráfico, un flagelo que afecta a las dos regiones, estará en el centro de las conversaciones, que buscan vías no solo para reducir la oferta de drogas, sino también su demanda “y los daños que provocan a la salud pública”. Para ello, señala la declaración conjunta, se pretende impulsar un mayor intercambio de información e inteligencia, “mediante operaciones conjuntas que impliquen investigaciones financieras y la promoción de medidas de actuación en materia de drogas orientadas hacia el desarrollo, incluido el desarrollo alternativo”.

Es un momento perfecto para dar este paso además porque, señalan fuentes europeas, tras España, el mandato europeo semestral pasará a manos de Bélgica, otro de los países más afectados por esta lacra debido a su situación geográfica y a que Amberes es uno de los principales puntos de entrada de cocaína de Europa, procedente principalmente de Latinoamérica. “Antes, los mercados de destino o más apetecibles eran los de Estados Unidos. Ahora, de toda la droga que sale por la ruta de Ecuador, el 80% tiene mercado europeo”, señala Zapata.

Intento de secuestro de un ministro

A finales de 2022, se conoció que el ministro de Justicia belga, Vincent Van Quickenborne, tuvo que refugiarse con su familia en un lugar secreto tras revelarse un intento de secuestro del crimen organizado. En Países Bajos, la princesa heredera Amalia vive también desde hace casi un año bajo estrictas medidas de seguridad debido, de igual modo, a amenazas del crimen organizado, un problema que también preocupa cada vez más a países como Alemania o hasta Suecia, que ha visto cómo sus puertos más al sur se convierten en nuevos puntos de entrada de la droga por los mayores controles en Amberes o Róterdam.

“Suecia se ha convertido en un país de tránsito del narcotráfico”, constató este verano el jefe de la división criminal de Aduanas sueco, Erik Friberg.

Según datos de la UE, en 2019, los ingresos procedentes de la delincuencia en los principales mercados delictivos ascendieron a 139.000 millones de euros, el 1% del PIB de la UE. Las organizaciones criminales “están presentes en todos los países de la UE” y sus actividades son transfronterizas. Es más: el 70% de las organizaciones delictivas operan en más de tres Estados miembros, subraya Bruselas.

La cooperación en materia de lucha contra el narcotráfico entre la UE y Latinoamérica no es nueva. En 2018 se inauguró el Programa de Asistencia contra el crimen transnacional organizado (PAcCTO), un programa de cinco años para 18 países latinoamericanos financiado por la UE para promover la seguridad ciudadana y el Estado de derecho en América Latina. Dados los “resultados positivos” del PAcCTO, que concluyó en 2022, fuentes comunitarias indican que se espera lanzar una segunda versión antes de que acabe este año. Esta cooperación transnacional recibió además un impulso fundamental —que ahora se quiere profundizar y hacer más duradero— con la firma, en marzo del año pasado en Bruselas, durante la presidencia francesa de la UE, de la declaración para la creación del CLASI, en la que ocho países de la región, que ya suman 14 (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay) se comprometían a “fomentar, siempre que sea posible, una articulación estrecha de nuestras actuaciones, estrategias nacionales y políticas públicas de lucha contra el crimen transnacional organizado”.

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