Italia reclama a la ONU y al G-20 un plan para contener la presión migratoria con Lampedusa en estado de emergencia
La isla se encuentra al borde del colapso tras acoger en tres días cerca de 10.000 personas, un nivel récord desde 2016
La pequeña isla de Lampedusa, que se encuentra más cerca de las costas africanas que de Italia, está experimentando estos días el mayor número de llegadas de migrantes a través del mar de los últimos años. Aunque no hay cifras precisas oficiales, en parte porque las autoridades no dan abasto y tienen dificultades para hacer un recuento preciso, se calcula que, entre el lunes y la tarde del miércoles, han llegado a la isla...
La pequeña isla de Lampedusa, que se encuentra más cerca de las costas africanas que de Italia, está experimentando estos días el mayor número de llegadas de migrantes a través del mar de los últimos años. Aunque no hay cifras precisas oficiales, en parte porque las autoridades no dan abasto y tienen dificultades para hacer un recuento preciso, se calcula que, entre el lunes y la tarde del miércoles, han llegado a la isla cerca de 10.000 personas, 5.000 de ellas en apenas 24 horas. Lampedusa no veía cifras así desde la crisis migratoria de 2016. El ministro de Exteriores y vicepresidente del Gobierno, Antonio Tajani, ha reclamado a la ONU y al G-20 un plan internacional para contener la presión migratoria que está poniendo en jaque las redes de acogida del país. De forma paralela, Lampedusa ha declarado el estado de emergencia como una forma para presionar al Gobierno de Giorgia Meloni.
El centro de primera acogida del lugar, en el que se identifica a los migrantes antes de trasladarlos a otros lugares de Italia, tiene capacidad para acoger a unas 400 personas, pero el miércoles hospedó a más de 6.000, el mismo número de habitantes que Lampedusa.
El Gobierno se está apresurando en trasladar a los migrantes a otros centros de Sicilia o de la península, en grandes grupos de hasta 900 personas. Se espera que, entre el jueves y el viernes, si no se producen nuevos picos de llegadas, queden en la isla unos 3.500 migrantes. Pero el número sigue siendo nueve veces superior a la capacidad del centro de acogida y la situación es muy complicada de gestionar.
El alcalde de Lampedusa, Filippo Mannino, ha decretado el estado de emergencia, después de contemplar una manifestación de un grupo de ciudadanos frente al Ayuntamiento. Aunque en la práctica esta fórmula adoptada por la Administración local implica pocos cambios, es una forma de presionar al Gobierno central. “Hemos reiterado lo que llevamos meses pidiendo: ayuda y apoyo para una isla que ha estado sometida a una gran tensión en los últimos meses”, ha dicho el regidor.
Mannino también ha reclamado a Roma que ponga en marcha una operación de rescate con barcos en el Mediterráneo, como se hizo en el pasado, para distribuir a los migrantes hacia otros puertos y evitar que todos los desembarcos se produzcan en Lampedusa. “Este es un territorio pequeño que no puede hacer frente a todas estas personas que piden ayuda. En los últimos años hemos mostrado solidaridad y acogida, pero ahora estamos cansados y no tenemos las estructuras y la logística para hacer frente a todo esto”, ha apuntado el alcalde. Y ha agregado: “Los habitantes de Lampedusa están exasperados y agotados. Mis conciudadanos han ayudado a la policía y a las asociaciones encargadas de la acogida para asistir a estas personas: se ha llevado agua y ropa al muelle. Pero ahora ha llegado realmente el momento de buscar una solución estructural”.
El párroco: “Es un apocalipsis”
El párroco de Lampedusa, Carmelo Rizzo, que habitualmente participa en el sistema de acogida, ha dicho que la isla está viviendo estos días “un apocalipsis”. “Ahora todo es provisional. Para los recién llegados no hay ni siquiera dónde poner una cama o la posibilidad de ir al baño: es realmente un apocalipsis”, ha señalado. Y ha lamentado el “impacto” de la situación en la población de Lampedusa. “Hasta 1.000 llegadas al día conseguíamos gestionarlas, aunque con dificultad, pero ahora el muelle está al límite: como se retiene a la gente, la policía empieza a tener que usar porras y los inmigrantes entran a raudales en el pueblo, hay que vaciar inmediatamente el centro de acogida”, ha dicho.
El muelle de Favaloro es el único espacio en la isla medianamente acondicionado para recibir a los migrantes recién desembarcados, pero no es idóneo para una afluencia alta, ya que se trata de una estructura de hormigón pequeña, de unos 150 metros de largo, donde no hay agua potable, ni refugio adecuado para el sol, ni asientos. Los días en que se registran desembarcos masivos, los migrantes permanecen horas esperando a ser registrados y trasladados al centro de primera acogida. Esta semana, con unas cifras tan elevadas, cientos de personas se quedaron durante horas hacinadas en el muelle, sin agua ni atención de ningún tipo. En un momento se formó un tumulto y las fuerzas del orden cargaron contra los migrantes.
Con las cifras en constante evolución, en lo que va de año han desembarcado en Italia 123.863 inmigrantes, casi el doble que los 65.517 del mismo periodo del 2022 y el triple que los de 2021 (41.286), según los datos del Ministerio del Interior.
El ministro Tajani ha pedido que las Naciones Unidas y el G-20 se impliquen junto a la Unión Europea para afrontar el problema migratorio con una perspectiva global. “Ni siquiera Europa por sí sola es suficiente para abordar un problema tan enorme, que afecta no solo a casi toda África, sino también a la afluencia procedente de la ruta de los Balcanes. Por eso hemos implicado a las Naciones Unidas y al G-20″, advirtió el también vicepresidente en una entrevista con el diario Il Corriere della Sera. Según el jefe de la diplomacia italiana, el Gobierno trabaja en una “gran conferencia internacional que debe ser el inicio de un verdadero proceso de estabilización del Sahel”.
“La inestabilidad de la región subsahariana es dramática: desde esos países hay un empuje hacia el norte del continente, en particular hacia Túnez, para desembarcar en Italia, y, después de pasar un tiempo aquí, para llegar a otros países”, ha subrayado Tajani.
Salvini: “Es un acto de guerra”
El vicepresidente del Gobierno y líder de la Liga, Matteo Salvini, también ministro de Transportes, ha sugerido que el pico de llegadas responde a un plan orquestado y ha hablado de “acto de guerra”. “Los desembarcos de Lampedusa son el símbolo de una Europa que no está presente. Cuando llegan 120 barcos en pocas horas no es un episodio espontáneo, es un acto de guerra. 6.000 personas en 24 horas no llegan por casualidad. Estoy convencido de que hay una organización detrás de este éxodo. Creo que es algo deliberado, organizado, financiado también para meter en problemas a un Gobierno incómodo”, ha dicho.
Los expertos aseguran que es difícil precisar las causas de este repunte en las llegadas. En los últimos días, las condiciones meteorológicas han sido favorables para las salidas del norte de África, debido a la persistencia de una zona de altas presiones que ha garantizado el buen tiempo tanto en Italia como en las zonas costeras de Túnez. El país africano atraviesa una grave situación económica y social. El régimen autoritario de Kais Said sigue señalando a los emigrantes del África subsahariana como chivos expiatorios. Muchos de los que han llegado a Lampedusa cuentan que han sufrido violencia y discriminación en Túnez.
Según el Ministerio del Interior italiano, este año el número de personas que ha llegado a través de la ruta tunecina ha superado a las llegadas por la ruta libia y ha aumentado más de un 300% en los primeros meses de 2023, en comparación con el mismo periodo de 2022. A pesar de que la Unión Europea, con la mediación de Italia, ha firmado un acuerdo con Túnez que, entre otras cosas, pretende reforzar el control fronterizo, los migrantes siguen saliendo del país con destino a Lampedusa.
Según los cálculos de Matteo Villa, investigador del Instituto de Estudios de Política Internacional (Ispi), las salidas incluso han aumentado desde que se firmó el acuerdo el 16 de julio. En las últimas ocho semanas, hasta el 10 de septiembre, han llegado a Italia casi 31.000 personas procedentes de Túnez, mientras que en las ocho semanas anteriores al pacto habían llegado 19.000.
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