El independentismo escocés da marcha atrás: el SNP ya no planteará las elecciones generales como un referéndum de facto
El ministro principal y líder del partido, Humza Yousaf, intentará de nuevo negociar la consulta con Londres si su partido obtiene un respaldo mayoritario en los comicios del Reino Unido de 2024
Dos pasos atrás para tomar impulso. La caótica situación en la que se halla inmerso el Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés) ha llevado a la actual dirección a rebajar el tono de su estrategia independentista. El líder de la formación y actual ministro principal de Escocia, Humza Yousaf, ya no planteará las próximas elecciones generales del Reino Unido, previstas para finales del año que viene, como una consulta independentista...
Dos pasos atrás para tomar impulso. La caótica situación en la que se halla inmerso el Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés) ha llevado a la actual dirección a rebajar el tono de su estrategia independentista. El líder de la formación y actual ministro principal de Escocia, Humza Yousaf, ya no planteará las próximas elecciones generales del Reino Unido, previstas para finales del año que viene, como una consulta independentista de facto. Ese era el plan de su predecesora, Nicola Sturgeon, después de que el Tribunal Supremo británico rechazara la posibilidad de que el Parlamento autónomo pudiera convocar de modo unilateral un referéndum. El movimiento desató los nervios de muchos dirigentes del partido, ante la posibilidad de que los ciudadanos dieran su espalda a un movimiento unilateral y ambiguo.
“Si el SNP gana las elecciones [generales], la ciudadanía habrá hablado. Nos impulsará a solicitar negociaciones con el Gobierno del Reino Unido para hacer efectiva democráticamente la idea de que Escocia se convierta en una nación independiente”, ha dicho Yousaf en el congreso que su partido ha celebrado este sábado en la localidad de Dundee. El ministro principal escocés ya no menciona la fecha que su predecesora fijó para la celebración de una nueva consulta, el próximo 19 de octubre.
Los últimos meses han situado al SNP en una crisis sin precedentes, que acabó con el arresto domiciliario durante horas y la imputación de Sturgeon en la investigación policial sobre las finanzas de la formación, acusada de haber evaporado cientos de miles de libras procedentes de donaciones particulares para la campaña por la independencia.
El SNP, que llegó a tener 48 de los 60 escaños que corresponden a Escocia en la Cámara de los Comunes, teme ahora que el Partido Laborista, al que las encuestas sitúan como favorito, recupere el predominio histórico del que gozó en Escocia durante décadas. La principal misión de Yousaf se reduce ahora a recuperar la paz interna en su formación, y mantener vivo su liderazgo de la causa independista. El histórico líder Alex Salmond, que llevó la causa de la secesión hasta el referéndum de 2014 ―en el que el no venció por un 55% frente el 45% del sí―, pretende volver a ocupar el centro del escenario con su nuevo partido Alba. La estrategia de Yousaf, en un momento tan revuelto, se centra en recuperar el discurso legalista que Sturgeon utilizaba, antes de entrar en su última deriva unilateral.
“No existe otra ruta para la independencia que no sea la de un proceso legal y democrático. Ese el único modo de llegar a ser independientes. No solo la única vía que reconoce Escocia, sino lo que reconoce el resto del mundo”, ha dicho Yousaf a los miembros de su formación.
La deriva final del movimiento independentista de Cataluña sirvió de advertencia a Sturgeon, que rechazó desde un principio cualquier movimiento unilateral que no contara con la aprobación del Parlamento británico. La negativa de Boris Johnson a contemplar la posibilidad de un nuevo referéndum, que mantuvieron sus sucesores Liz Truss y el actual primer ministro, Rishi Sunak, impulsó a Sturgeon a judicializar el asunto. La entonces ministra principal de Escocia consultó al Tribunal Supremo si la Asamblea Autónoma podía convocar por su cuenta la consulta. La respuesta negativa de los magistrados acorraló a Sturgeon, cuyo partido comenzaba a sufrir la presión policial por el escándalo de las finanzas.
Su decisión de recurrir a la vía unilateral y convertir las próximas elecciones generales en un referéndum de facto sobre la independencia, provocó división y malestar en el partido. El grupo parlamentario de la Cámara de los Comunes vio peligrar su reelección con esa maniobra. Finalmente, en una decisión que sorprendió a propios y ajenos, pero que pudo comprenderse poco después cuando el marido de la ministra principal, Peter Murrell, el tesorero del SNP, Colin Beatti, y ella misma, acabaron arrestados, Sturgeon anunció su dimisión a mediados del pasado febrero.
Yousaf, que ganó las primarias, era el favorito de la dirección. Ahora se encuentra en la difícil posición de tener que defender a Sturgeon y mantener viva la llama independentista, pero a la vez plegar velas y recuperar la senda de la legalidad. El SNP pondrá en marcha a lo largo del verano la enésima campaña explicativa sobre las ventajas de la independencia ―Believe in Scotland, será el eslogan―, que pretende culminar con una gran manifestación en las calles el próximo 2 de septiembre. Yousaf recupera de este modo la estrategia incierta pero eficaz que resultó útil para Sturgeon durante muchos años: insistir e insistir, para transmitir a la ciudadanía escocesa la idea de que solo Londres es culpable del bloqueo.
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