Dos naufragios frente a las costas de Túnez causan la muerte de al menos 29 migrantes

Otras cinco embarcaciones se han hundido en aguas tunecinas en los últimos cuatro días. El país ha tomado el relevo de Libia como principal punto de partida de pateras hacia Italia

Una barcaza abarrotada de migrantes, en su ruta hacia Italia por el Mediterráneo central, en una imagen del 11 de marzo, cedida por la ONG de rescate Sea Watch.CHRISTIAN GHODES/SEA-WATCH.ORG (VIA REUTERS)

Dos nuevos naufragios de migrantes en el Mediterráneo central han provocado la muerte de al menos 29 personas este domingo frente a las costas de Túnez, según ha informado la guardia costera tunecina. Ambos siniestros sucedieron frente a las costas de Mahdia, a unos 200 kilómetros al sur de Túnez, la capital del país. En uno de los naufragios perecieron 19 migrantes, mientras que otros 10 fallecieron en el otro. Todos eran subsaharianos. Según un alto cargo de la guardia nacional tunecina, Houssem Jebabli, citado por Reuters, otros 11 migrantes lograron ser rescatados.

En los últimos cu...

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Dos nuevos naufragios de migrantes en el Mediterráneo central han provocado la muerte de al menos 29 personas este domingo frente a las costas de Túnez, según ha informado la guardia costera tunecina. Ambos siniestros sucedieron frente a las costas de Mahdia, a unos 200 kilómetros al sur de Túnez, la capital del país. En uno de los naufragios perecieron 19 migrantes, mientras que otros 10 fallecieron en el otro. Todos eran subsaharianos. Según un alto cargo de la guardia nacional tunecina, Houssem Jebabli, citado por Reuters, otros 11 migrantes lograron ser rescatados.

En los últimos cuatro días, otras cinco embarcaciones precarias que transportaban a personas que aspiraban a viajar a Europa sin documentos se han hundido ante las costas de otra ciudad, Sfax, también en el sur de Túnez, con 67 desaparecidos y nueve muertos ya confirmados.

Túnez ha tomado el relevo de Libia como principal punto de partida de personas que huyen de la pobreza y los conflictos en África y Oriente Medio con destino a las costas europeas, a través de Italia, el país donde el pasado 26 de febrero un viejo pesquero abarrotado de migrantes naufragó a apenas 150 metros de llegar a tierra, en aguas de la región sureña de Calabria. Al menos 79 personas murieron, muchos de ellos de nacionalidad afgana o siria, o de otros países en conflicto, lo que los convertía en potenciales solicitantes de asilo.

Solo en los últimos cuatro días, los guardacostas tunecinos han interceptado a unas 80 embarcaciones que se dirigían a Italia, en las que viajaban unos 3.000 migrantes, procedentes de países del África subsahariana. Según estadísticas del Foro Tunecino para los Derechos Sociales y Económicos, esa guardia costera ha impedido que más de 14.000 migrantes partieran de las costas tunecinas durante los tres primeros meses de este año, frente a los 2.900 del mismo periodo del año pasado.

Por su parte, la guardia costera italiana dijo el jueves que había rescatado a unos 750 migrantes en dos operaciones llevadas a cabo frente a las costas del sur de Italia. Según estadísticas del Ministerio del Interior italiano, el pasado año llegaron a sus costas más de 18.000 migrantes tunecinos —4.000 de ellos menores— y al menos 600 personas perdieron la vida en su intento por atravesar el Mediterráneo Central, que incluye también la costa de Libia.

Europa corre el riesgo de ver llegar a sus costas “una enorme oleada de migrantes procedentes del norte de África si no se salvaguarda la estabilidad financiera de Túnez”, aseguró el viernes la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Meloni pidió al FMI y a otros países a que ayuden rápidamente al país magrebí para evitar su colapso.

Ataques xenófobos

Este aumento de los intentos de atravesar el Mediterráneo central —considerada la ruta migratoria más mortífera del mundo— coincide con una campaña de detenciones y ataques xenófobos contra ciudadanos subsaharianos en Túnez, después de que el presidente del país, Kais Said, acusara a los migrantes subsaharianos de formar parte de un complot para cambiar la demografía y la identidad “arabo-musulmana” del país.

Cientos de subsaharianos, en su mayoría de Costa de Marfil y Guinea, han solicitado el retorno voluntario a sus respectivos países después de haber perdido sus trabajos —a menudo en la economía sumergida— y, en algunos casos, haber sido expulsados de sus viviendas por sus propietarios.

Tras las críticas de la comunidad internacional, el Gobierno anunció medidas para facilitar la residencia legal y la repatriación voluntaria, así como una línea telefónica de ayuda. Said defendió luego no ser racista “porque tiene amigos africanos” y acusó a sus detractores de tergiversar sus palabras para perjudicar al país.

El viernes, una treintena de organizaciones acusó al Ministerio del Interior tunecino de reprimir las campañas humanitarias para ayudar a las personas migrantes.

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