Rusia avanza en el rearme al producir sus primeros drones nucleares submarinos
Los Poseidón son una de las ‘superarmas’ anunciadas por Putin hace cinco años y tienen capacidad de arrasar ciudades costeras
La Armada de Rusia ya tiene a su disposición los primeros drones nucleares submarinos Poseidón, una de las superarmas que anunció Vladímir Putin hace cinco años. Las pruebas del dispositivo no tripulado han concluido y pronto será desplegado en uno de los submarinos de nueva generación, según afirma la prensa rusa. En plena ...
La Armada de Rusia ya tiene a su disposición los primeros drones nucleares submarinos Poseidón, una de las superarmas que anunció Vladímir Putin hace cinco años. Las pruebas del dispositivo no tripulado han concluido y pronto será desplegado en uno de los submarinos de nueva generación, según afirma la prensa rusa. En plena guerra de Ucrania, la OTAN ha mostrado su preocupación por la amenaza que implica este torpedo nuclear, capaz de provocar tsunamis y contaminar con radiactividad grandes masas de agua.
“Antes de que tuviéramos estos nuevos sistemas de armas, nadie nos escuchaba. ¡Escuchadnos ahora!”, clamó el presidente ruso en su discurso a la nación del 1 de marzo de 2018. “Son muy silenciosos, tienen una gran maniobrabilidad y son prácticamente indestructibles”, presumió Putin sobre el Poseidón. Una de las armas anunciadas entonces ya ha sido probada en la invasión de Ucrania, en concreto el misil hipersónico Kinzhal (Daga, en ruso). El Poseidón supone otro paso más en la escalada de la amenaza nuclear esgrimida por Rusia contra Occidente.
La industria militar rusa ha concluido las pruebas de los principales componentes de este dron submarino, incluido su motor atómico, y las primeras unidades serán desplegadas en el submarino de nueva generación Bélgorod “en un futuro próximo”, según han revelado fuentes relacionadas con el proyecto a la agencia de noticias Tass.
Los llamados Poseidón son drones con capacidad de llevar una ojiva nuclear capaces de navegar distancias intercontinentales a grandes profundidades y alcanzar velocidades superiores a las de un buque o un torpedo convencional en su desplazamiento. En su variante como torpedo nuclear, las grandes presas del Poseidón serían las ciudades costeras y flotas enemigas gracias a que puede portar silenciosamente una cabeza nuclear.
Según afirmó la prensa rusa en la primera presentación, su poder iba a alcanzar los 100 megatones, el doble de la mayor bomba nuclear de la historia, la Zar. La Unión Soviética llevó a cabo una prueba de esta arma en una zona remota del Ártico en los años sesenta, aunque ahora la agencia Tass reduce su nivel de destrucción a dos megatones (superior a las bombas de Hiroshima y Nagasaki).
Los Poseidón han sido apodados “los torpedos del Apocalipsis” por su capacidad destructiva. En noviembre de 2020, el entonces subsecretario de Estado de EE UU para la seguridad internacional y la no proliferación, Christopher Ford, afirmó que estas armas han sido diseñadas “para inundar las ciudades costeras estadounidenses con tsunamis radiactivos”. Asimismo, la inteligencia norteamericana incide en que los drones están pensados para superar un hipotético primer intercambio nuclear lanzado contra Rusia y golpear al enemigo como venganza en una segunda o tercera ronda de ataques.
La OTAN cree que Rusia probó esta arma sin carga nuclear en el mar Negro en otoño del año pasado. No obstante, estos drones solo pueden ser transportados por ahora por el K-329 Bélgorod, un submarino nuclear de clase Antéi (Oscar II en la denominación de la OTAN) rediseñado para ese propósito. Además, sirve para transportar otros sumergibles más pequeños que pueden utilizarse tanto en operaciones civiles de investigación o rescate, como para actuaciones militares contra cables de telecomunicaciones o infraestructuras energéticas.
El K-329 Bélgorod, hasta ahora el submarino nuclear más grande del mundo con sus más de 180 metros de eslora, entró en servicio en julio de 2022. Según el diario italiano La Repubblica, la OTAN difundió una alerta por su desaparición del radar poco después, en plena retórica del Kremlin sobre las amenazas de una guerra nuclear contra Occidente, que no cesaron hasta su reaparición en el Ártico en octubre. Putin amenazaba entonces con emplear todos los medios a su alcance, incluidas las armas de destrucción masiva, si peligraban los territorios ucranios que se anexionó ilegalmente el 30 de septiembre, aunque ello no disuadió a Kiev, que recuperó Jersón a mediados de noviembre.
Un informe del Servicio de Investigación del Congreso estadounidense apunta a que cada submarino puede transportar hasta ocho Poseidón. Los planes del Ministerio de Defensa ruso son desplegar cuatro navíos capaces de portar estas armas: dos en la Flota del Norte y dos en la Flota del Pacífico. El Bélgorod servirá en esta última agrupación.
Estados Unidos afirmó en su Revisión de la Postura Nuclear de 2022 que Rusia y China “continúan expandiendo y diversificando sus capacidades nucleares para incluir sistemas novedosos y desestabilizadores”, según destacó la agencia Reuters.
“Rusia está persiguiendo varios sistemas novedosos con capacidad nuclear diseñados para poner en peligro la patria de Estados Unidos o a sus aliados y socios”, según el documento. El año pasado, el Instituto Naval de Estados Unidos afirmó que el desarrollo por parte de Rusia del Poseidón dio un vuelco a las suposiciones sobre las armas nucleares lanzadas desde submarinos. “Quizá lo más aterrador sea que esta arma nuclear tiene el potencial de funcionamiento autónomo”, dijo el instituto. “Un Kanyon [nombre que le da la OTAN] plenamente operativo tendría un increíble impacto estratégico”, decía en un artículo. “Como nueva plataforma de lanzamiento, no está cubierto por los actuales tratados sobre armas nucleares”.
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