La justicia turca inhabilita al alcalde de Estambul y posible candidato de la oposición frente a Erdogan

Un tribunal condena a Ekrem Imamoglu a más de dos años de prisión e inhabilitación política por insultar a los miembros de la Junta Electoral. El fallo es recurrible

Seguidores del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, concentrados en torno a sus oficinas tras conocerse su condena, este miércoles.UMIT BEKTAS (REUTERS)

Un tribunal de Estambul ha condenado al alcalde de esa ciudad, Ekrem Imamoglu, a dos años, siete meses y 15 días de cárcel y al mismo periodo de inhabilitación política por haber llamado “estúpidos” a los miembros de la Junta Electoral. Imamoglu, una de las estrellas en auge del grupo centroizquierdista Partido Republicano del Pueblo (CHP), es también uno de los nombres que suena como candidato de consenso de la oposición ...

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Un tribunal de Estambul ha condenado al alcalde de esa ciudad, Ekrem Imamoglu, a dos años, siete meses y 15 días de cárcel y al mismo periodo de inhabilitación política por haber llamado “estúpidos” a los miembros de la Junta Electoral. Imamoglu, una de las estrellas en auge del grupo centroizquierdista Partido Republicano del Pueblo (CHP), es también uno de los nombres que suena como candidato de consenso de la oposición en las elecciones del año que viene, por lo que esta condena es vista por sus seguidores como un intento de obstaculizar su camino y facilitar al actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, revalidar su mandato tras dos décadas en el poder. Con todo, la sentencia no es firme y se abre ahora la vía de las apelaciones, que podría alargarse durante meses.

“La autoridad que ha dado el pueblo no puede arrebatarla así un puñado de personas. Nuestra lucha comienza ahora con más fuerza, con permiso de Dios”, dijo Imamoglu tras conocer la sentencia. Miles de seguidores del alcalde, así como militantes y dirigentes de diversos partidos políticos de la oposición, se congregaron desde primeras horas de la tarde ante el Ayuntamiento de Estambul para mostrar su apoyo gritando lemas como “¡Todo va a salir bien!” y “¡Verdad, derecho, justicia!”. Subido a un autobús y rodeado por estos seguidores, Imamoglu improvisó un discurso en el que prometió continuar adelante hasta hacer que se respeten “los derechos de los 16 millones” de estambulíes y acusó a la Justicia de actuar en favor de los intereses gubernamentales: “Dentro de no mucho, llegarán las elecciones y el pueblo os juzgará con su conciencia, y su juicio os golpeará en la cara como una bofetada. ¡Y vuestro orden corrupto no os salvará!”. A su lado, Meral Aksener, líder de un partido opositor de derecha nacionalista, acusó al Gobierno y a Erdogan de tener “miedo a la voluntad del pueblo”.

Desde que ganó las elecciones municipales de Estambul en marzo de 2019 por un estrecho margen de votos, Imamoglu se ha convertido en la bestia negra del partido de Erdogan, que gobierna Turquía desde 2002 y controlaba el Ayuntamiento de la metrópolis turca desde 1994. Primero, forzó una repetición de las elecciones, que Imamoglu volvió a ganar, esta vez con mucho mayor apoyo. Después, consciente del peligro que supone una figura como Imamoglu, ha tratado de poner todos los palos en las ruedas de su Administración: transfiriendo prerrogativas municipales a la Delegación Provincial del Gobierno y bloqueando las reformas en los plenos municipales gracias a la mayoría de la que disponen los islamistas (en Turquía, alcalde y concejales se eligen en urnas distintas).

El alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, junto a su esposa, Dilek, en su despacho este miércoles. UMIT BEKTAS (REUTERS)

El proceso judicial ha sido la guinda de esta campaña para desactivar al opositor. Se inició hace año y medio tras una denuncia contra unas declaraciones hechas por Imamoglu en 2019 en las que el tribunal considera que el alcalde llamó “estúpidos” a los miembros de la Junta Electoral que ordenaron la repetición de los comicios municipales. En cambio, los abogados del político centroizquierdista, apoyados en varios testigos, han sostenido durante el juicio que el insulto se dirigía al ministro de Interior, Süleyman Soylu, que había usado palabras similares contra la oposición y a quien se considera uno de los promotores del fiasco de la repetición electoral.

La sentencia deja abierta la posibilidad de apelar a un tribunal superior, lo que el CHP, al que pertenece Imamoglu, ya ha anunciado que hará. Según los expertos, no está claro cuánto se prolongará este proceso de tramitación y resolución de las apelaciones, si bien fuentes del partido explicaron a este diario que podría llegar a los seis meses.

Esto sitúa los plazos muy cerca de la fecha de las elecciones presidenciales y legislativas que celebrará Turquía el año que viene, a más tardar en junio. Gran parte de la oposición ha decidido apoyar a un candidato conjunto y presentarse en coalición, pero aún no se ha decidido quién será la persona que se enfrente a Erdogan. El líder del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, de 73 años, ha manifestado su intención de presentarse, pero otros miembros de la coalición no creen que tenga posibilidades de derrotar al veterano presidente turco. Por ello se han barajado otros nombres, como el de Imamoglu (52 años) o el del alcalde de Ankara, Mansur Yavas (67 años), quien, según las encuestas, sería el que tendría más opciones de derrotar a Erdogan. Kiliçdaroglu, que se encontraba en Alemania al conocerse la sentencia y suspendió su programa para regresar a Estambul, tachó la decisión contra Imamoglu de “golpista”. Los líderes de la coalición opositora han convocado una reunión de urgencia para este jueves en Estambul.

Comentaristas de la prensa progubernamental han acusado a Imamoglu de utilizar el juicio contra él como “show político” para aumentar sus posibilidades de ser nombrado candidato. De hecho, la imagen de Imamoglu bien podría salir reforzada de estos acontecimientos, como también le ocurrió al propio Erdogan cuando, en 1998, fue despojado de la alcaldía de Estambul, inhabilitado de por vida y encarcelado por recitar un poema tildado de islamista. Eso fue lo que más fama le dio y lo que le convirtió en candidato de un movimiento islamista en el que, entonces, no tenía una posición dominante.

No en vano, tras anunciarse la sentencia contra Imamoglu, el diputado socialdemócrata Sezgin Tanrikulu recordó a Erdogan que el CHP se opuso en su momento a su inhabilitación política y le ayudó a reformar la ley, de manera que pudo ser elegido como miembro del Parlamento y como primer ministro en 2003.

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