Países Bajos admite racismo y discriminación entre el personal del Ministerio de Exteriores
Una encuesta destapa problemas de exclusión que alcanzan también a embajadas y consulados y el uso de expresiones como “naciones de monos” para referirse a países africanos
Una encuesta llevada a cabo entre el personal del Ministerio de Asuntos Exteriores holandés y las delegaciones en el extranjero ha destapado la presencia de racismo, discriminación y exclusión institucional en el seno del órgano encargado de la política exterior de Países Bajos. Las conclusiones han sonrojado a su titular, ...
Una encuesta llevada a cabo entre el personal del Ministerio de Asuntos Exteriores holandés y las delegaciones en el extranjero ha destapado la presencia de racismo, discriminación y exclusión institucional en el seno del órgano encargado de la política exterior de Países Bajos. Las conclusiones han sonrojado a su titular, Wopke Hoekstra, que ha admitido el problema y lo ha considerado “inaceptable”. La secretaria de Estado, Liesje Schreinemacher, ha pedido disculpas porque no se ha sabido mantener un entorno laboral seguro a esta escala gubernamental. Las malas prácticas se producen también en embajadas y consulados.
El sondeo, al que han respondido trabajadores de diversos orígenes en La Haya, junto con otros contratados a escala local en el extranjero, había sido encargado en 2020 por el propio ministerio como respuesta al movimiento Black Lives Matter (las vidas negras importan). Entre los ejemplos de racismo institucional incluidos en el trabajo se citan expresiones escuchadas en sedes del ministerio como bokitos (Bokito es un gorila del zoo de Róterdam), negro en tono despectivo o como insulto, o Zwarte Piet (Pedro el Negro, el paje de San Nicolás, que lleva la cara pintada). Los países africanos eran descritos en ocasiones como “naciones de monos”, y las frases despectivas se utilizaban para marcar a diferentes grupos étnicos.
El racismo señalado por el personal de Exteriores alcanza a los puestos ejecutivos. Además, algunas culturas se asociaban a prácticas “perezosas” o “criminales”. Un trabajador musulmán indica que le dijeron que el ayuno del Ramadán “no es saludable”. También se extrañaron de que lo siguiera porque sus colegas holandeses pensaban que él estaba “bien integrado”. Los encuestados apuntan que los jefes de los departamentos no corrigen estos comportamientos, y entre colegas rara vez se interviene cuando son testigos de episodios racistas.
El estudio derivado del sondeo ha sido remitido al Congreso y, en su respuesta, el ministro Hoekstra admite que presenta “dolorosos ejemplos de racismo”. “La discriminación, en cualquiera de sus formas, está prohibida y nosotros abogamos por la justicia internacional”, ha dicho. Junto a las frases humillantes, se señalan ejemplos como el de una conversación recogida en un consulado. Un empleado dejó la puerta abierta para que se le oyera bien y dijo: “Hay que poner a los asiáticos en su lugar. Colgarlos del árbol más alto para que sepan dónde deben estar”.
Hoekstra, que fue antes titular de Hacienda, ha dicho que quiere llegar “hasta el fondo de todo esto”. Sin embargo, la encuesta es anónima y no se han presentado denuncias hasta la fecha. “Es cierto que como ministerio no lo hemos hecho bien porque la gente se siente insegura para quejarse. Hay que hacer un esfuerzo conjunto, porque los que vieron y oyeron estas cosas tienen que hablar y decir que esto no se hace”. En 2021, el ministerio contaba con 6.192 empleados.
El trabajo muestra la discrepancia entre la labor ministerial “para contribuir a un mundo justo, con oportunidades, libertad y dignidad para todos”, y la práctica sobre el terreno. “La credibilidad del ministerio está en entredicho”, concluye. Entre sus recomendaciones está la instauración de un procedimiento más adecuado para presentar quejas y una política de contratación más inclusiva.
En enero de 2021, el Gobierno holandés dimitió en bloque por un escándalo en las ayudas públicas al cuidado de los niños. Un informe parlamentario culpó al Ejecutivo de mala gestión porque miles de familias, en su mayoría de origen extranjero, fueron acusadas injustamente de fraude. Un año después, el Gabinete reconoció por primera vez que la Agencia Tributaria ejerció “racismo institucional” al examinar las peticiones de estos subsidios en función del origen, nacionalidad o sexo de los solicitantes.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.