Al menos un muerto y 19 heridos por dos explosiones en paradas de autobús de Jerusalén

Las fuerzas de seguridad israelíes apuntan a un atentado palestino coordinado. Un grupo armado retiene en Yenín el cadáver de un israelí que sacó por la fuerza del hospital tras un accidente de coche

Expertos forenses analizan este miércoles el lugar de una de las explosiones en Jerusalén.MENAHEM KAHANA (AFP)
Jerusalén -

Al menos una persona ha muerto y otras 19 han resultado heridas este miércoles por la explosión, con apenas media hora de diferencia, de dos bombas en paradas de autobús a la entrada de Jerusalén. La Policía de Israel apunta a un ataque palestino coordinado, que recuerda a los tiempos de la Segunda Intifada (2000-2005), pese a la menor carga explosiva. Uno de los heridos se encuentra en estado crítico y otros dos están grav...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Al menos una persona ha muerto y otras 19 han resultado heridas este miércoles por la explosión, con apenas media hora de diferencia, de dos bombas en paradas de autobús a la entrada de Jerusalén. La Policía de Israel apunta a un ataque palestino coordinado, que recuerda a los tiempos de la Segunda Intifada (2000-2005), pese a la menor carga explosiva. Uno de los heridos se encuentra en estado crítico y otros dos están graves, han informado los servicios de emergencia.

La primera explosión ha tenido lugar alrededor de las 7.00 hora local (una hora menos en la España peninsular) en la entrada principal de Jerusalén por el barrio de Givat Shaul, causando la muerte de Aryeh Schupak, un israelí-canadiense de 16 años que se dirigía a la escuela talmúdica y a cuyo entierro han asistido cientos de personas. La segunda ocurrió media hora después, en el cruce de Ramot, un asentamiento en el norte de Jerusalén, y provocó menos heridos.

El cadáver de Aryeh Shechopek, transportado este miércoles en Jerusalén.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

“Es un tipo de ataque que no veíamos desde hace muchos años. (...) Hay signos que nos recuerdan al pasado”, ha asegurado Kobi Shabtai, comandante de la policía de Jerusalén. Omer Bar-Lev, ministro de Seguridad Pública de Israel, ha señalado que aún estudian si hay una o dos personas involucradas en las explosiones.

La justicia ha impuesto el secreto de sumario, que solo permite publicar la información ya proporcionada por la policía: que no se trata de una acción individual, sino de una célula que activó las bombas a distancia a través de teléfonos móviles. Eran relativamente pequeñas para los estándares de la Segunda Intifada, aunque hacía años que Jerusalén no vivía un ataque de este tipo. La principal tesis de la Policía es que los explosivos estaban en mochilas que fueron abandonadas en las paradas y contenían clavos y otros objetos metálicos para aumentar su impacto. Las fuerzas de seguridad han buscado durante la jornada otros posibles artefactos en paradas de autobús de los alrededores de Jerusalén.

Itamar Ben Gvir, el político ultranacionalista que negocia su entrada en un Gobierno liderado por Benjamín Netanyahu ―vencedor de las elecciones del pasado 1 de noviembre― como ministro de Seguridad Pública (responsable de la Policía), visitó los dos lugares del suceso e instó a cobrarle “un precio muy grande al terrorismo” y “retomar los asesinatos selectivos”. “Espero que en breve formemos un Gobierno que devuelva la seguridad a los ciudadanos de Israel”, ha añadido en declaraciones a la prensa.

Miembros de las fuerzas de seguridad israelíes recogen pruebas junto a una de las paradas de autobús, este miércoles en Jerusalén. ATEF SAFADI (EFE)

Ninguna facción palestina ha reivindicado las explosiones, aunque el movimiento islamista Hamás las ha celebrado como “resultado de los crímenes de la ocupación [de Israel] y los colonos”. “Felicitamos a nuestro pueblo palestino y a nuestro pueblo en la ciudad ocupada de Jerusalén por la heroica operación”, ha dicho el movimiento islamista en un comunicado.

Las explosiones se producen en un contexto de creciente tensión entre israelíes y palestinos. La pasada madrugada, un palestino de 16 años murió por disparos de soldados israelíes que protegían a un grupo de judíos mientras rezaban en la tumba del patriarca bíblico José, cerca de la ciudad cisjordana de Nablús. En un comunicado, el ejército israelí asegura que respondió con disparos cuando “sospechosos armados pusieron en peligro la vida de los soldados”. El número de víctimas mortales palestinas en Cisjordania en lo que va de año (más de 120) carece de precedentes desde 2015 y ya es casi el mayor desde la Segunda Intifada (2000-2005). Y el pasado día 15, tres israelíes murieron en un atentado en el asentamiento judío de Ariel, en el territorio ocupado de Cisjordania.

Cadáver secuestrado

Pocas horas antes del atentado de este miércoles, el ejército israelí anunció que el cadáver de un civil israelí había sido “extraído de un hospital en Yenín”, la ciudad del norte de Cisjordania en la que el joven fue ingresado de urgencia, junto con un compatriota, tras sufrir un accidente de tráfico en la zona. “Se espera que sea devuelto en breve a Israel”, agregó.

El cuerpo estaba en manos de la Brigada de Yenín, un nuevo grupo armado del campo de refugiados de la ciudad formado por milicianos de distintas ideologías, que reivindicó “el secuestro del cuerpo de un miembro del enemigo sionista” para canjearlo por cadáveres de milicianos palestinos en manos de Israel. El Estado judío ha negociado en anteriores ocasiones canjes de presos por secuestrados, tanto vivos como muertos, como en 2008 con Hezbolá por los cadáveres de Eldad Regev y Ehud Goldwasser, capturados por la milicia libanesa en la guerra de dos años antes, o en 2011 con Hamás por el soldado Guilad Shalit. “Si el cuerpo no es devuelto, los secuestradores pagarán un alto precio”, advirtió el primer ministro, Yair Lapid.

Este jueves, el Ejército de Israel ha anunciado la entrega del cadáver a su familia. Fue negociada a través de la Autoridad Palestina y su presión fue determinante, según un mando militar israelí.

El fallecido es Tiran Fero, un estudiante de secundaria de 17 años que había cruzado a Cisjordania para reparar su vehículo. Al enterarse de la presencia de los dos israelíes en Yenín, una veintena de hombres armados se presentó en el hospital y se llevó el cadáver. Según el ejército israelí, estaba ya muerto, aunque su tío Eddie Fero asegura que estaba aún vivo y “le desconectaron de las máquinas”. Como era druso, una minoría que sirve en el ejército, los milicianos sospecharon que fuese un soldado en una operación de incógnito. Su padre y su tío huyeron por miedo a ser secuestrados.

Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.

Sobre la firma

Más información

Archivado En