Beatificada la niña brasileña asesinada a los 13 años víctima de la violencia machista
La Iglesia católica acerca a los altares a Benigna Cardoso, asesinada en 1941 a puñaladas al resistirse a una violación
La niña Benigna Cardoso da Silva, más conocida como Menina Benigna, ya es beata. Los católicos brasileños, sobre todo en el Estado de Ceará, en el noreste del país, se sumaron con fervor el lunes a la ceremonia con la que el Vaticano daba el primer paso para convertirla en santa a esta niña que suele representarse con un vestido rojo de lunares blancos, la ropa que llevaba cuando perdió la vida. Para miles de fieles de este rincón de Brasil, en realidad ya es santa desde hace tiempo....
La niña Benigna Cardoso da Silva, más conocida como Menina Benigna, ya es beata. Los católicos brasileños, sobre todo en el Estado de Ceará, en el noreste del país, se sumaron con fervor el lunes a la ceremonia con la que el Vaticano daba el primer paso para convertirla en santa a esta niña que suele representarse con un vestido rojo de lunares blancos, la ropa que llevaba cuando perdió la vida. Para miles de fieles de este rincón de Brasil, en realidad ya es santa desde hace tiempo. La pequeña tenía 13 años cuando un 24 de octubre de 1941 fue asesinada al intentar resistirse a una violación. Desde entonces se convirtió en objeto de devoción popular, sobre todo entre no pocas mujeres víctimas de la violencia machista. Las romerías y los relatos de milagros previsiblemente irán a más a partir de ahora.
La ceremonia de beatificación tuvo lugar en la pequeña ciudad de Crato, donde se dieron cita más de 60.000 peregrinos de la región. El arzobispo de Manaos, Leonardo Steiner, presidió la ceremonia, y al leer la carta apostólica del Vaticano destacó que la joven mártir “observando la palabra de Dios conservó su vida para defender su dignidad de mujer hasta la infusión de la sangre”. Huérfana de una pareja de agricultores, había sido adoptada por una mujer en Santana do Cariri. En su colegio sufría acoso de un tal Raúl, de 17 años, que un día, cuando iba a buscar agua a un pozo, intentó violarla. Ella intentó resistirse y acabó recibiendo decenas de puñaladas en las manos, el cuello y la cara. Él confesó el crimen, y ella se convirtió en el epicentro de un fenómeno de devoción popular que ha ido a más en los últimos años
Muchas mujeres maltratadas o víctimas de abuso sexual le rezan y se encomiendan a ella. El año pasado, en Ceará fueron asesinadas 308 mujeres, pero solo el 10% de esos asesinatos fue clasificado como feminicidio, lo que según los especialistas del Fórum Brasileño de Seguridad Pública invita a pensar que los registros se hacen “de forma precaria”. Mezclando religión y políticas públicas, Ceará declaró el día de la muerte de Benigna el día estatal de lucha contra el feminicidio. La gobernadora del Estado, Izolda Cela, estuvo presente este lunes en la ceremonia de beatificación.
El evento fue gigante para los acostumbrados a las humildes romerías en dirección a la tumba de Benigna. Asistieron 36 obispos, 200 sacerdotes y 200 seminaristas. El escenario tenía 33 metros de largo (la edad de Cristo) y 12 de ancho (los apóstoles). Es la antesala de lo que está por llegar. En la tranquila ciudad de Santana de Cariri, las autoridades municipales ya preparan una estatua de 20 metros de altura y todo un complejo turístico-religioso.
La solemnidad de la beatificación debería haber ocurrido en octubre de 2020, pero el Vaticano aplazó la fecha por la pandemia de la covid-19. Tras dos años de espera, Benigna ya podrá ser venerada en las iglesias católicas de todo el país, aunque para convertirse en santa habrá que esperar a que se comprueben al menos dos milagros. De momento, la única santa nacida en Brasil es santa Dulce dos Pobres, una monja de Salvador de Bahía canonizada por el Papa Francisco en octubre de 2019.
El empobrecido noreste de Brasil es uno de los bastiones del catolicismo en un momento en que los evangélicos ganan terreno a pasos agigantados. Brasil es el país con más católicos del mundo, pero podrían dejar de ser mayoría en los próximos años, lo que en cierto modo explica los esfuerzos de la iglesia de Roma por abrazar la devoción popular de los brasileños.
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