Boris Johnson visita Kiev por sorpresa en el Día de la Independencia de Ucrania

El Gobierno ucranio refuerza las medidas de seguridad ante la amenaza de bombardeos en la capital cuando se cumplen seis meses de guerra

Boris Johnson y Volodímir Zelenski recorren este miércoles Kiev acompañados de un grupo de militares.Foto: SERGEI CHUZAVKOV (afp) | Vídeo: reuters

Boris Johnson, probablemente el político más querido por los ucranios, irrumpió este miércoles por sorpresa en Kiev. A las cuatro de la tarde, cuando hacía pocos minutos que habían vuelto a sonar las alarmas antiaéreas que avisan de un posible ataque ruso, el primer ministro británico, que apura sus últimos días en el cargo, recorrió a paso ligero la plaza de la Independencia junto al presidente ucranio, Volodímir Zelenski. Los ciudadanos que estaban en la zona respondieron pri...

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Boris Johnson, probablemente el político más querido por los ucranios, irrumpió este miércoles por sorpresa en Kiev. A las cuatro de la tarde, cuando hacía pocos minutos que habían vuelto a sonar las alarmas antiaéreas que avisan de un posible ataque ruso, el primer ministro británico, que apura sus últimos días en el cargo, recorrió a paso ligero la plaza de la Independencia junto al presidente ucranio, Volodímir Zelenski. Los ciudadanos que estaban en la zona respondieron primero con incredulidad y luego con carreras, gritos de ilusión y palabras de agradecimiento por la ayuda militar prestada por el Gobierno británico a Ucrania.

La tercera visita de Johnson a Kiev se ha desarrollado en una jornada que se aguardaba con gran expectación: se cumplía el 31º aniversario de la independencia del país, pero también seis meses de la invasión rusa. Tanto las autoridades ucranias como el Departamento de Estado de EE UU habían advertido de que para esta fecha esperaban un ataque ruso a gran escala, sobre todo contra la capital. Pese a todo, el día transcurrió con relativa calma en la capital, aunque un ataque ruso sobre una estación de tren situada en la región de Dnipropetrovsk, en el sudeste del país, provocó al menos 22 muertos y medio centenar de heridos, según aseguró Zelenski. El presidente aprovechó el aniversario para recalcar su mensaje de que la guerra solo terminará cuando Rusia haya abandonado todos los territorios ocupados, incluso la península de Crimea, anexionada en 2014. “¿Qué es para nosotros el final de la guerra? Antes hablábamos de paz; ahora hablamos de victoria”, ha dicho el mandatario. Los principales aliados internacionales de Ucrania dieron su visto bueno, el martes en una conferencia telemática sobre Crimea, a los planes para que Kiev tome la iniciativa y pase de la defensa al ataque, un cambio de tercio que amenaza con perpetuar la guerra durante un plazo imposible de prever.

La capital estaba más vacía que la semana pasada porque miles de personas habían abandonado sus residencias estos días ante el miedo a una ofensiva. Mientras muchos vecinos de Kiev salían a lugares más seguros, Johnson aparecía junto a Zelenski para darle otra vez apoyo: “Lo que sucede en Ucrania nos incumbe a todos. Por eso estoy hoy en Kiev. Creo que Ucrania puede y ganará la guerra”, afirmó el primer ministro. Johnson anunció también más de 63 millones de euros para el país en un nuevo paquete de ayuda, que incluirá el envío de 2.000 drones. El presidente de EE UU, Joe Biden, también ha querido conmemorar la independencia ucrania con una nueva remesa armamentística por valor de 2.980 millones de dólares (3.000 millones de euros): “[Es] Nuestro mayor paquete de asistencia en seguridad, en armas y equipamiento”, afirmó Biden en un comunicado difundido por la Casa Blanca.

La Embajada de Estados Unidos emitió el martes un comunicado en el que instaba a sus ciudadanos a abandonar Ucrania cuanto antes. “El Departamento de Estado tiene información de que Rusia está incrementando sus esfuerzos para atacar en los próximos días infraestructuras e instalaciones gubernamentales”, explicaba en la nota. La Embajada de Pakistán también pidió el martes a sus ciudadanos que abandonen el país.

Una fuente próxima al Ministerio de Defensa ucranio mostró el martes a EL PAÍS un mensaje que supuestamente se había distribuido entre los cuerpos diplomáticos. El mensaje estaba compuesto por una lista de una veintena de posibles objetivos que Rusia atacaría esta semana, la mayoría en la región de Kiev. Una información que el ministerio ha obtenido al parecer gracias a sus servicios de inteligencia. Entre los posibles objetivos del listado aparecían infraestructuras energéticas y bases militares.

Volodímir Zelenski y su esposa, Olena, asisten a una ceremonia de conmemoración del Día de la Independencia de Ucrania, este miércoles. UKRAINE PRESIDENCY (AFP)

Johnson evita los tanques rusos

Ninguno de estos peligros disuadieron a Johnson de acudir a Kiev. Si el primer ministro británico genera un amplio rechazo en su país (y la presión de su partido lo ha obligado a dimitir; solo permanecerá en el cargo hasta el 5 de septiembre), en Ucrania es considerado un héroe, por el suministro de armas y formación que está aportando su Gobierno (es el segundo proveedor de material militar a Ucrania después de Estados Unidos), pero sobre todo por su contundencia, retórica y épica, contra Rusia. El recorrido de Johnson y Zelenski, unos 300 metros por la calle Jreshátik, corría en paralelo a la exhibición pública de un centenar de vehículos militares rusos destrozados en combate. El primer ministro británico y el presidente ucranio han evitado visitar la larga columna de blindados rusos reventados o capturados por las fuerzas ucranias.

El centro de Kiev estaba menos transitado que en los días previos porque, como admitía la joven de Járkov Natalia Viloshtovska y un grupo de conocidos de Kiev, muchos de sus vecinos habían optado por alejarse de la capital o por evitar ir a distritos que pudieran ser objetivo militar ruso, como el barrio de Lipki, el que visitó Johnson. En Lipki se ubican el Parlamento además de importantes ministerios. La comitiva de Zelenski y Johnson irrumpió a pie por uno de los laterales de la plaza de la Independencia, donde en 2014 se produjo la revolución del Maidán que derrocó al presidente prorruso Víktor Yanukóvich. La zona, a diferencia de otras ocasiones, estaba atestada desde el mediodía de policía y agentes de paisano, aunque la gente no podía sospechar el motivo. Rodeados de militares, asesores y coches oficiales, ambos mandatarios caminaban muy rápido, pero se permitieron intercambiar saludos con algunos de los transeúntes que querían estrechar la mano a Johnson. Zelenski se mostró sonriente en todo momento, algo inusual en el semblante duro que le ha hecho famoso. Ambos líderes se reconocen como amigos y hablan periódicamente por teléfono.

Más allá de la visita, las alarmas antiaéreas han sonado durante toda la jornada en Kiev sin que se produjera el impacto de misiles sobre la ciudad. Desde el lunes, y azuzado por el miedo a un ataque, ha aumentado el tráfico en las carreteras de salida de la urbe. A pesar de esos movimientos, no se ha producido un éxodo como el vivido al comienzo de la guerra, el 24 de febrero, cuando las tropas de Moscú intentaron tomar, sin éxito, la capital. Eso sí, todos los transeúntes entrevistados coincidían en que conocían a gente que había abandonado la ciudad.

Ante el riesgo de una ofensiva con misiles de largo alcance, en este aniversario de la independencia del país no ha habido desfiles ni concentraciones de personas por prohibición expresa de la presidencia de Ucrania. Para conmemorar la fecha, desde la semana pasada, en la principal avenida de Kiev se exponen los vehículos militares rusos destrozados durante el conflicto; una exhibición patriótica y de provocación que ha atraído a miles de visitantes. La liga de fútbol también empezó el martes después de ocho meses sin jugar ningún partido; una decisión que también se enmarca en la voluntad de las autoridades de transmitir confianza a la población. El campeonato se jugará a puerta cerrada y solo en cuatro ciudades.

Exhibición en Kiev de vehículos militares rusos destruidos durante la guerra para celebrar el Día de la Independencia de Ucrania, este miércoles.GLEB GARANICH (REUTERS)

En la guerra, el frente oriental permanece congelado, sin avances significativos de ninguna de las dos partes. En el sur, en la provincia de Jersón, donde las Fuerzas Armadas ucranias quieren llevar a cabo una contraofensiva para alejar al invasor de la costa del mar Negro, Rusia ha fortalecido sus posiciones con la incorporación de nuevas unidades. Para que las tropas ucranias ejecuten la esperada ofensiva, necesitarían multiplicar el aprovisionamiento de armas y de soldados bien entrenados. El mayor general Vejko Vello-Palm, segundo en el Estado Mayor estonio, aseguró el pasado lunes, en una entrevista para el medio ERR, que Ucrania tiene menos de tres meses para lanzar la ofensiva: “El margen de tiempo es corto, de entre 8 y 10 semanas. A partir de mediados de octubre, será muy difícil organizar una ofensiva”. Las condiciones climatológicas en otoño son adversas para el necesario movimiento de blindados. El Gobierno ucranio de Jersón afirmó en julio que esa ciudad, el enclave más occidental ocupado por los rusos, sería liberada en septiembre.

Valerii Zaluzhnii, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ucranias, ofreció el lunes el primer recuento oficioso de soldados defensores fallecidos en medio año de combates: unos 9.000 militares. El Kremlin no aporta datos de sus bajas. Kiev calcula que son más de 45.000 soldados rusos muertos, aunque los servicios de inteligencia estadounidenses rebajan esa cifra a menos de la mitad.

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