La familia Marcos regresa al poder en Filipinas 36 años después
Tras arrasar en los comicios de mayo con una campaña centrada en la “unidad nacional”, el país queda en manos del tándem formado por el hijo del dictador que gobernó durante dos décadas y la hija de Rodrigo Duterte, el presidente saliente
Parecía que desde que regresó del exilio en 1991, Ferdinand Marcos Júnior tenía una única misión: recuperar el poder que su familia perdió tras la revolución pacífica que derrocó el régimen cleptocrático y déspota de sus padres. Sus esfuerzos se han visto finalmente coronados este jueves, cuando ha sido proclamado el decimoséptimo presidente de Filipinas, después de arrasar en las elecciones del 9 de mayo tras una campaña centrada exclusivamente e...
Parecía que desde que regresó del exilio en 1991, Ferdinand Marcos Júnior tenía una única misión: recuperar el poder que su familia perdió tras la revolución pacífica que derrocó el régimen cleptocrático y déspota de sus padres. Sus esfuerzos se han visto finalmente coronados este jueves, cuando ha sido proclamado el decimoséptimo presidente de Filipinas, después de arrasar en las elecciones del 9 de mayo tras una campaña centrada exclusivamente en la “unidad nacional”. En su discurso de investidura, Ferdinand Bongbong Marcos ha aprovechado para lanzar un guiño a su progenitor, que gobernó el país entre 1965 y 1986: “Conocí a un hombre que vio lo poco que se había avanzado desde la independencia en una tierra cuyos habitantes tienen un gran potencial para lograr lo que se propongan. Aun así, eran pobres. Pero él logró revertir la situación. A veces, con el apoyo necesario; otras, sin él. Lo mismo hará su hijo. No habrá excusas por mi parte”.
Después de tres décadas promoviendo un relato blanqueado del pasado ―que ha vendido uno de los periodos más oscuros del sudeste asiático como una era dorada ―, los Marcos vuelven a ser los inquilinos del palacio de Malacañán, el mismo del que huyeron a la carrera en 1986, dejando al país sumido en una profunda crisis económica y tras haber expoliado de las arcas públicas una fortuna que equivaldría a casi 25.000 millones de euros actuales. Ferdinand Marcos Júnior, de 64 años, gobernará de la mano de Sara Duterte-Carpio, hija del polémico expresidente Rodrigo Duterte, a quien la Constitución le impedía concurrir a la reelección.
Engalanado con un barong tagalog (camisa formal) blanco inspirado en el uniforme militar de la época colonial, el hijo de Ferdinand e Imelda Marcos ha jurado el cargo en una colorida ceremonia en el Museo Nacional de Bellas Artes de Manila. Junto a él estaban su esposa, Louise Araneta, y sus tres hijos, quienes aparecen con frecuencia en los vídeos que Bongbong publica en redes sociales y en los que muestra su versión más afable, alejada del lujo y los excesos que caracterizaron el matrimonio de sus padres. En su alocución también ha tenido palabras de agradecimiento para su madre, conocida en Filipinas como “la mariposa de hierro”. Muchos opinan que, desde de la muerte de Ferdinand Marcos en Hawái (EE UU) en 1989, la ex primera dama, de 92 años, ha sido realmente quien ha movido los hilos para impulsar la carrera política de su hijo.
“Es un momento histórico. Me habéis elegido para serviros, para permitir cambios que nos beneficien a todos. Soy consciente de la enorme responsabilidad que recae sobre mis hombros. No me lo tomo a la ligera. Estoy preparado”, aseguró el nuevo líder filipino. Marcos Júnior ganó los comicios con casi un 59% de los votos, un triunfo contundente que no se había logrado en décadas. Su discurso nacionalista caló profundamente entre un sector de votantes nostálgicos y de jóvenes que esperan recuperar la supuesta bonanza que se vivió durante los tiempos de su padre.
La otra gran baza para la victoria fue su alianza con Sara Duterte-Carpio, de 44 años, quien encabezaba el pasado verano todas las encuestas ante los rumores de su intención de recoger el testigo de su progenitor. Rodrigo Duterte, a pesar de su sangrienta “guerra contra las drogas” —que ha dejado más de 30.000 muertos, según denuncian asociaciones de derechos humanos— y su pésima gestión de la pandemia, ha finalizado su legislatura con altos niveles de popularidad. Su hija Sara, de 43 años, juró su cargo de vicepresidenta hace 11 días en Davao, el feudo familiar, donde ha fungido como alcaldesa durante seis años, rompiendo así la tradición de que el presidente y su número dos sean investidos juntos el 30 de junio en Manila.
Los más críticos con el nuevo Gobierno consideran que el tándem formado por los herederos de estos dos poderosos clanes políticos (los Marcos, en el norte; los Duterte, en el sur) aumentará los niveles de corrupción y los privilegios de las élites, y que continuará con el recorte de libertades que se ha producido bajo la Administración anterior. Un día antes de que Duterte abandonase la jefatura del Estado, el portal de noticias independiente Rappler, cofundado por la premio Nobel de la Paz Maria Ressa y uno de los más críticos con el mandatario saliente, anunció que había recibido una orden de cierre por parte de las autoridades. Muchos temen que, con el dúo formado por Marcos y Duterte-Carpio se terminen de socavar los cimientos democráticos del país, de 110 millones de habitantes.
Algunos analistas opinan que lo que ha permitido el lavado de imagen de la dictadura de Marcos durante años ha sido la falta de debate en las escuelas. Filipinas lidera el ranking mundial de uso diario de redes sociales, según datos del World Global Index 2021, lo que lo convierte en un ecosistema idóneo para las noticias falsas. Durante la campaña electoral, se dibujó el periodo de la Ley Marcial como uno en el que la economía floreció, se desarrollaron las infraestructuras, y en el que la nación respiró paz y cobró trascendencia internacional. Fuera quedaron las referencias a la barbarie que denuncia Amnistía Internacional durante el régimen (3.257 asesinatos extrajudiciales, 35.000 casos de tortura y 70.000 arrestos arbitrarios) ni a la crisis financiera o la inflación descontrolada entre los años sesenta y noventa. Que se produzca un cambio o no en el relato quedará en manos de Duterte-Carpio, quien también será la responsable de la cartera de Educación.
El nuevo Gabinete está formado por aliados familiares, así como por tecnócratas con larga trayectoria. Marcos Júnior hereda un país que avanza lentamente hacia la recuperación tras lo peor de la pandemia, en medio de un panorama económico ensombrecido por la rampante inflación y con una deuda nacional que asciende a 231.000 millones de dólares (220.000 millones de euros), casi el 63% del PIB. Los expertos opinan que el nuevo Gobierno apostará por continuar con la inversión en infraestructuras lanzada por Duterte, así como con sus políticas fiscales.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.