El Parlamento de Israel pone en marcha el adelanto de las elecciones
Los diputados aprueban la disolución de la Cámara en la votación preliminar de una ley que se ratificará la semana próxima
Israel se encamina hacia las quintas elecciones en poco más de tres años. La Kneset (Parlamento) ha aprobado este miércoles por amplia mayoría la disolución de la Cámara mediante la votación preliminar de una ley que se ratificará previsiblemente la semana que viene mediante sucesivas confirmaciones por el pleno. Tras la aprobación definitiva de la norma, el ministro de Asuntos Exteriores, el líder centrista Yair Lapid, sustituirá como...
Israel se encamina hacia las quintas elecciones en poco más de tres años. La Kneset (Parlamento) ha aprobado este miércoles por amplia mayoría la disolución de la Cámara mediante la votación preliminar de una ley que se ratificará previsiblemente la semana que viene mediante sucesivas confirmaciones por el pleno. Tras la aprobación definitiva de la norma, el ministro de Asuntos Exteriores, el líder centrista Yair Lapid, sustituirá como primer ministro en funciones al ultranacionalista Naftali Bennett, quien ha ejercido el cargo desde junio de 2021, hasta la formación del nuevo Gobierno surgido de los comicios legislativos adelantados al próximo otoño.
Dos días después de la constatación del fracaso de la heterogénea coalición que apeó del poder al conservador Benjamín Netanyahu hace 12 meses, los ocho partidos que provisionalmente aún la conforman se han apresurado a iniciar el proceso para poner fin a la legislatura. El proyecto de ley será tramitado ahora por la vía de urgencia en comisión y retornará al pleno para su ratificación, previsiblemente en los primeros días de la semana que viene. En una comparecencia conjunta televisada desde la Kneset, Bennett y Lapid anunciaron el lunes su voluntad de disolver la Cámara y adelantar los comicios tras haber perdido la mayoría por la fuga de al menos tres diputados conservadores y la ruptura de la disciplina de voto por parte de dos parlamentarios árabes. “Hemos agotado todos los intentos de estabilizar la coalición”, reconoció Bennett.
Respaldado por ocho partidos que van desde la derecha ultranacionalista a la izquierda pacifista, pasando por una formación árabe islamista (el primer precedente político en Israel), el llamado Gobierno del cambio se ha estrellado contra sus divisiones internas sobre la cuestión palestina. Hace dos semanas, la coalición fracasó en la Kneset en el intento de prorrogar la vigencia de la legislación “provisional” que extiende, desde 1967, los derechos civiles israelíes a los cerca de 450.000 colonos asentados en Cisjordania, lo que anticipaba una ruptura inminente. El Gabinete saliente tenía como mínimo denominador común impedir el retorno al poder del partido Likud de Netanyahu, quien había dirigido todos los Ejecutivos israelíes durante los 12 años anteriores.
El acuerdo de coalición preveía una rotación en el puesto de primer ministro a favor de Lapid, de 58 años, auténtico hombre fuerte de la coalición, en caso de disolución de la Kneset. Al igual que Bennett, Lapid también fue ministro de Netanyahu, entre 2013 y 2015. El líder centrista, un reformista radical laico, fue un célebre periodista de televisión antes de entrar en política hace una década. Ya desde la cúpula del poder, espera dar la batalla electoral contra Netanyahu tras haber tenido que sacrificar su liderazgo dos veces. Hace tres años dio un paso atrás ante el antiguo general Benny Gantz. Y de nuevo, hace un año, cedió la dirección formal del Gobierno al derechista Bennett, a quien dobla en número de escaños en la Kneset. “Netanyahu sabe que si Israel sigue siendo una democracia no podrá eludir su juicio (por corrupción). Nuestra misión es evitar que lo consiga”, ha advertido este miércoles Lapid en un acto en Jerusalén.
Dos líderes del Gabinete saliente han planteado la aprobación urgente de una ley que vete la presentación a las elecciones de un candidato procesado como Netanyahu. Se trata de los conservadores Avigdor Lieberman, ministro de Finanzas, y Gideon Saar, ministro de Justicia. Antes de que la disolución de la Kneset sea efectiva la semana que viene, el bloque de la oposición puede intentar sumar al menos 61 diputados (en una Cámara de 120 escaños) en una coalición alternativa junto con tránsfugas de la actual alianza gubernamental. Si lo logra, como ha anunciado la exministra del Likud Miri Regev, estará en condiciones de presentar una moción para desalojar al centroizquierda del poder y paralizar el adelanto de las legislativas.
Los sondeos apuntan a un nuevo empate
Pero, si como todo parece apuntar, se confirma la quinta convocatoria a las urnas para este otoño, Netanyahu, de 72 años, va a pugnar por abandonar el cargo de líder de la oposición, en el que ha languidecido durante un año, para retornar al poder. Su principal objetivo, coinciden los analistas políticos de la prensa hebrea, es hacer aprobar reformas legales que le libren del proceso por corrupción en el que está siendo juzgado desde hace dos años en un tribunal de Jerusalén.
El empeño se presenta complejo a la vista de los sondeos de intención de voto, que coinciden en pronosticar un empate entre el bloque de la derecha nacionalista y religiosa, que encabeza Netanyahu, y el de centroizquierda (más el bloque de los partidos árabes), a cuyo frente espera situarse Lapid. Cuatro encuestas publicadas este miércoles por medios de comunicación hebreos destacan al Likud como el partido con mejores opciones, con más de una cuarta parte de los escaños de la Kneset, y Netanyahu como el líder más popular, con hasta un 51% de valoración frente al 30% de Lapid. La polarización política, que había quedado aparentemente aparcada durante el año de mandato del Gobierno del cambio, se dispone a retornar ahora con fuerza en una larga campaña. Enfrentará en “un combate pugilístico”, en palabras del director de Haaretz, Aluf Benn, en un análisis publicado este miércoles, a los dos dirigentes más carismáticos y con mayor proyección pública de Israel.
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