Venezuela detiene a una mujer de 72 años por hacer un chiste sobre la muerte de Maduro en Tik Tok
La fiscalía le imputó un delito de odio por fomentar un magnicidio, pero le ha aplicado medidas cautelares tras grabar un nuevo vídeo en el que se disculpa
El intento de comedia de Olga Mata tuvo un final inesperado. La tiktoker venezolana de 72 años subió un video con un chiste muy malo sobre arepas y funcionarios del Gobierno de Nicolás Maduro. La grabación se hizo viral y la Fiscalía ordenó su detención por promoción e incitación al odio. Este lunes recibió una medida cautelar que incluyó la grabación de un nuevo video desde la sede de la policía leyendo unas disc...
El intento de comedia de Olga Mata tuvo un final inesperado. La tiktoker venezolana de 72 años subió un video con un chiste muy malo sobre arepas y funcionarios del Gobierno de Nicolás Maduro. La grabación se hizo viral y la Fiscalía ordenó su detención por promoción e incitación al odio. Este lunes recibió una medida cautelar que incluyó la grabación de un nuevo video desde la sede de la policía leyendo unas disculpas públicas y explicando lo que siempre se supo, que se trataba de una broma, que solo intentaba hacer humor, no cometer un delito, una diferencia que no está tan clara en Venezuela.
Mata fue detenida junto a su hijo Florencio Gil, que figuró en una foto de reseña policial, aunque no estaba mencionado en la orden de aprehensión difundida el lunes por Tarek William Saab, fiscal general y uno de los protagonistas del ahora aún más viral chiste de las arepas. El vídeo muestra a Mata disfrazada de cocinera. Una señora con pañuelo en la cabeza que vende arepas y recita los rellenos con nombres particulares de las arepas venezolanas, que pueden ser pelúas o reina-pepiadas, entre múltiples combinaciones. El doble sentido del menú es el recurso de este chiste básico y ofensivo que requirió explicación para las autoridades venezolanas y, luego de hacerse noticia por la detención, también para el público no venezolano.
En su menú Olga dice tener una arepa de perico —no la droga, sino el revoltillo de huevos— llamada Diosdado Cabello con lo que intenta aludir a las acusaciones que han hecho del número dos del chavismo sobre sus supuestos vínculos con el narcotráfico. También ofrece la arepa Hugo Chávez, rellena de mortadela, una palabra que en el slang delictivo es sinónimo de estar muerto. La arepa dedicada a Iris Varela, hoy diputada pero por años encargada de las cárceles venezolanas, está hecha de Harina Pran, haciendo un juego de palabras entre la tradicional marca de harina de maíz venezolana (Harina P.A.N.) y el nombre que reciben los jefes criminales en las prisiones.
La arepa a la que le puso el nombre del fiscal estaba rellena de huevo, con un mensaje homofóbico para insinuar la supuesta orientación sexual, según la tiktoker. Pero fue la arepa de Cilia Flores por la que Olga tuvo que poner más énfasis en su arrepentimiento al punto de trastabillar mientras leía la palabra “magnicidio” en el video de disculpas que debió grabar para obtener una libertad condicional. En la mención de la primera dama está el remate del chiste fallido. La vendedora de arepas ofrece la arepa Cilia Flores como “la viuda”, como se llaman en Venezuela a las que no tienen relleno y suelen acompañar los hervidos como un pan. Una supuesta clienta, que no aparece en cámara, le dice que la esposa de Nicolás Maduro no es viuda. Y Mata, en personaje, dice: “Pero eso es lo que queremos todos”.
En la cuenta de Tik Tok @olgamata_50 ya no está el video de las arepas por el que fue buscada por la policía. En su perfil asegura “vivir cada día como si fuera el último” y acumula 156 mil seguidores y 763 mil likes de su contenido repleto de los típicos audios para hacer doblaje, aunque con poco talento para la sincronización, y las coreografías que son tendencia. Al final del video de disculpas se justifica insistiendo en que no solo se trataba de humor sino que se había copiado de otro video, en la infinita repetición de videos similares que es la popular red social china.
La grabación de disculpas fue difundida por el fiscal en su Twitter. “La señora que a través de su red social llamó a matar al Presidente de la República @NicolasMaduro pidió públicamente disculpas por su mensaje”. La ONG Espacio Público denunció lo ocurrido con la tiktoker como una violación a la libertad de expresión. “Grabar y difundir un video ejerciendo su derecho a la libertad de expresión en su dimensión individual y social, a través del humor, no es motivo de detención ni es delito”, escribieron en un tuit. El Relator Especial de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se hizo eco. “En una democracia plena los líderes políticos son tolerantes a la crítica, la fiscalía no persigue la sátira y hay mayores garantías a la expresión de quienes tienen menos poder. El caso de Olga Mata en Venezuela muestra todo el peso represivo desde el poder sobre la expresión ciudadana”, replicó Pedro Vaca.
En Venezuela desparecieron los programas de humor de la televisión y la radio en los tiempos de Hugo Chávez, pero la persecución de la crítica y disidencia al Gobierno ha arreciado desde que en 2017 fue sancionada la llamada Ley Constitucional contra el Odio por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia. Esta normativa fue redactada en la Asamblea Constituyente que convocó Maduro para convertirla en un contrapoder del Parlamento que para entonces controlaba la oposición, pues se disolvió sin redactar una nueva Constitución al volver el chavismo a controlar el Poder Legislativo. Defensores de derechos humanos y juristas han denunciado lo anticonstitucional del órgano y de las leyes que salieron de allí. Aun así siguen vigentes.
Un informe de Espacio Público señala que desde que se aprobó esta ley y hasta mediados de 2021 se habían registrado 101 violaciones a la libertad de expresión en las que se usó o invocó esta norma. El hostigamiento judicial, la detención y la censura están la mayoría de esos casos. El de Olga Mata y sus arepas se suma al de otros venezolanos detenidos por comentar en Twitter, escribir artículos de opinión o grabar videos de humor sobre algún alto funcionario del chavismo, en un intento desafortunado de hacer reír como el de Chris Rock en los Oscar, pero con peores consecuencias que el bofetón de Will Smith.
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