La policía multará a Boris Johnson y a su ministro de Economía por las fiestas de Downing Street
El primer ministro británico pide disculpas a los ciudadanos, pero rechaza dimitir. Scotland Yard anuncia hasta 50 sanciones para trabajadores del Gobierno que se saltaron las reglas del confinamiento
La Policía Metropolitana de Londres ha anunciado este martes que tiene preparadas ya 50 multas para todos los trabajadores y miembros del Gobierno británico que se saltaron las reglas del confinamiento durante los peores momentos de la pandemia y participaron en fiestas prohibidas. Y finalmente, Boris Johnson está entre los sancionados. “El primer ministro y el ministro de Economía [Rishi Sunak] h...
La Policía Metropolitana de Londres ha anunciado este martes que tiene preparadas ya 50 multas para todos los trabajadores y miembros del Gobierno británico que se saltaron las reglas del confinamiento durante los peores momentos de la pandemia y participaron en fiestas prohibidas. Y finalmente, Boris Johnson está entre los sancionados. “El primer ministro y el ministro de Economía [Rishi Sunak] han recibido este martes la notificación de la Policía Metropolitana de que serán multados. No tenemos más detalles, e iremos comunicando el desarrollo de los acontecimientos a medida que lo sepamos”, ha anunciado un portavoz de Downing Street. Se trata de la primera vez en la historia en que un primer ministro en ejercicio comete un ilícito penal, aunque sea leve. Aunque ni el Ejecutivo ni la policía han dado detalles, la cuantía de este tipo de penalización ronda los 120 euros.
Scotland Yard ha anunciado también la imposición de una sanción a Carrie Johnson (antes, Symonds), la esposa del primer ministro, que le organizó durante la pandemia una fiesta sorpresa de cumpleaños en la misma sala donde semanalmente se reúnen los ministros del Gobierno. Por esa fiesta fue por donde se dejó ver el ministro Sunak. Y es el mismo evento por el que la policía ha decidido multar al primer ministro: el 19 de junio de 2020, entre las dos y las tres de la tarde, “usted participó en una reunión de dos o más personas en interiores, en el Cabinet Room [sala del Consejo de Ministros] de Downing Street”, reza la notificación enviada.
En una declaración leída ante la prensa en Downing Street, Johnson ha asegurado que entiende “la irritación que muchos han sentido” y ha admitido: “Fui el primero en incumplir las reglas que mi propio Gobierno había impuesto a los ciudadanos para protegerles”. El primer ministro ha asegurado que quiere seguir adelante con su trabajo, no ha querido admitir que hubiera mentido al pueblo británico y ha descartado la posibilidad de dimitir.
Johnson confió hasta el último minuto en que se libraría de la sanción, al residir en Downing Street y entender como reuniones de trabajo todos los momentos de esparcimiento, con alcohol y comida, a los que asistió. La imposición de una multa supone el reconocimiento expreso de que se incumplió la ley en dependencias gubernamentales, aunque sea una sanción leve que no deriva en antecedentes penales. Queda, en cualquier caso, registrada en los archivos policiales.
El primer ministro nunca ha aclarado si dimitiría o no en el caso de ser multado, y Downing Street ha evitado este martes dar ninguna pista. Atrás quedan los peores momentos de Johnson, cuando se sumaban aceleradamente los diputados conservadores dispuestos a respaldar una moción de censura interna y forzar su caída. La invasión de Ucrania por parte de Rusia, y la actitud decidida y firme del primer ministro en el rearme del Gobierno de Kiev y el impulso de sanciones contra Moscú han logrado dar la vuelta completamente a la situación. Ya nadie cuestiona la continuidad de Johnson dentro del Partido Conservador, y las críticas de la oposición laborista se hacían con sordina, en un raro momento de unidad nacional. En cualquier caso, las declaraciones han sido duras en el día en que se han conocido las multas a Johnson y su ministro. El líder de la oposición, Keir Starmer, ha exigido la dimisión de ambos políticos por mentir a la ciudadanía, y la número dos del laborismo usaba palabras gruesas. “En un momento en el que los índices de criminalidad aumentan y los agentes de policía desaparecen de nuestras calles, vemos cómo la delincuencia llega al seno de Downing Street”, ha dicho Angela Rayner. “Es el último ejemplo de un Gobierno alejado de la realidad, culpable de quebrar la ley y que no se preocupa por hacer que se cumpla”.
Aunque ya nada apunta a que la rebelión interna en el grupo parlamentario de los conservadores pudiera avivarse, es muy posible que algunos exijan a Johnson que vuelva de nuevo a la Cámara de los Comunes a dar explicaciones. En sus declaraciones durante los momento más críticos del escándalo llamado Partygate, el primer ministro insistió en que no se había incumplido la ley en Downing Street ―según le habían asegurado sus colaboradores―, y que cualquier responsable de posibles infracciones sería convenientemente castigado. Sin embargo, embriagado por su relevante papel en la crisis de Ucrania ―elogiado por prensa de derechas y de izquierdas―, Johnson ha llegado tan lejos en los últimos días como a cuestionar la rigidez de las normas del confinamiento y calificar como “tonterías” muchos de los comentarios que se hicieron sobre las fiestas prohibidas en Downing Street.
Los familiares de las víctimas de la covid-19 han cargado contra Johnson y su Gobierno. “Resulta ya indiscutible que, mientras las familias no podían reunirse con sus seres queridos en sus últimos momentos, o acudir a los funerales, los responsables de protegernos en Downing Street estaban festejando e incumpliendo masivamente la ley”, ha dicho Matt Fowler, uno de los fundadores de la asociación Justicia Para Los Familiares De Las Víctimas de la Covid-19.
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