La Comisión Europea respalda la estrategia de Macron contra los no vacunados en Francia
El presidente francés y Ursula Von der Leyen presentan las prioridades de la Unión Europea para la primera mitad de 2022
La Comisión Europea ha cerrado filas con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en su estrategia de fastidiar o joder ―traducción española de “emmerder”, expresión usada por el mandatario― a los no vacunados y que así cambien de opinión. Sin recurrir al lenguaje popular del político francés, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, lo ha respaldado empleando la herramienta puesta en marcha por la UE, el pasaporte covid: “La libertad siempre se comb...
La Comisión Europea ha cerrado filas con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en su estrategia de fastidiar o joder ―traducción española de “emmerder”, expresión usada por el mandatario― a los no vacunados y que así cambien de opinión. Sin recurrir al lenguaje popular del político francés, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, lo ha respaldado empleando la herramienta puesta en marcha por la UE, el pasaporte covid: “La libertad siempre se combina con la responsabilidad, y no solo para mí misma, sino para el prójimo: mis vecinos, mi familia, los otros. Ambas cosas van juntas. Un gobierno debe proteger desde la igualdad y el pasaporte es una forma de protección”.
Las palabras de Von der Leyen seguían a las declaraciones del presidente francés, quien ha justificado sus palabras de este martes cuando dijo: “A los no vacunados sí que tengo muchas ganas de emmerder. Y vamos a seguir haciéndolo hasta el final. Esa es la estrategia. No voy a meterlos en prisión, y no los voy a vacunar por la fuerza. Pero hay que decirles: a partir del 15 de enero, ya no podréis ir a un restaurante, no podréis tomar una copa ni ir al teatro, no podréis ir al cine…”. Y este viernes ha incidido al decir que era su responsabilidad “hacer sonar un poco la alarma”. “Es lo que he hecho esta semana, para que las cosas puedan avanzar más rápidamente”, ha continuado.
“Ser ciudadano es tener derechos y deberes. Y primero son deberes. El concepto de libertad, que algunos de nuestros compatriotas enarbolan para decir: ‘Tengo la libertad de no vacunarme’, acaba donde se ponen trabas a la libertad del otro, donde la vida del otro puede verse en peligro”, ha esgrimido Macron, quien todavía no ha oficializado su candidatura para las elecciones presidenciales francesas del próximo abril, pero ha marcado el debate electoral con dos de sus movimientos: poner la bandera europea en el Arco del Triunfo y el uso de la polémica palabra emmerder.
La vacunación es la gran apuesta de la Unión Europea ―y prácticamente de todo el mundo― para luchar contra la pandemia, que acaba de cumplir dos años. Las proclamas de políticos, funcionarios y expertos de los Veintisiete son constantes en todas sus apariciones públicas, especialmente dirigiéndose a quienes han decidido no vacunarse y aquellos países que van más rezagados, algo que en el seno de la Unión no se debe a la falta de dosis, sino a la decisión de muchos ciudadanos de no recibir la inyección.
Macron y Von der Leyen han hablado en París, en el Palacio del Elíseo, en una rueda de prensa inaugural de la presidencia francesa del semestre europeo. Él ha reiterado sus prioridades para estos seis meses, concretadas en iniciativas como una tasa a los productos que quieran entrar en la UE y no cumplan los estándares europeos de emisiones de CO2 durante su fabricación, la “mejora de la producción eléctrica” [en clara referencia a la taxonomía y su apuesta nuclear], la transformación digital y la transición ecológica. La ambiciosa agenda que se ha autoimpuesto Macron, pese al poco tiempo que tendrá para desarrollarla (la primera vuelta de las elecciones francesas se celebra el 10 de abril), también pasa por la apuesta geopolítica (cumbre con los países de la Unión Africana en febrero para ampliar el apoyo a esta región) y la culminación de la autonomía estratégica de Europa, cuyo plan se va a desvelar en marzo, después de varias reuniones de alto nivel para concluirla.
Precisamente este asunto pasa estas semanas por Rusia y la situación en Ucrania, a la que en los últimos días se ha añadido Kazajistán. Siguiendo la estela que ha marcado el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, en los días previos, la presidenta Von der Leyen ha hecho suya la frase de “ninguna solución sin Europa”, unas palabras que interpelan a Washington y, sobre todo, a Moscú para que en sus conversaciones no dejen de lado a la UE, ni a la propia Ucrania, ni actúen como en las décadas de la Guerra Fría, repartiéndose “esferas de influencia”, otra expresión muy utilizada en los ámbitos diplomáticos en las últimas semanas.
Menos contundente ha sido en este punto Macron al responder sobre este tema. Al menos en cuatro ocasiones en la misma respuesta, el presidente francés ha empleado la palabra “diálogo”. Aunque no por eso ha olvidado la idea que han desplegado Borrell y Von der Leyen al reclamar también “la inclusión de Europa”.
Macron también ha defendido su reciente acercamiento a Italia, concretado en la firma con el primer ministro Mario Draghi del llamado Tratado del Quirinal, del que ha dicho que es “un amplio acuerdo de colaboración” entre los dos países. Esta aproximación no se hace a costa de la “amistad” con Alemania ha apuntado el presidente francés, que incluso ha hecho referencia a que estas interpretaciones parecen objeto de psicoanálisis.
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