Evo Morales lidera una marcha en Bolivia en apoyo del Gobierno de Luis Arce
El expresidente vuelve a centrar la atención del país en las horas más bajas del actual mandatario
Evo Morales vuelve a los focos. La Marcha por la Patria se acerca a La Paz, la capital administrativa de Bolivia, a donde llegará el lunes. Ya ha avanzado 95 kilómetros de los 180 que debe completar. Está encabezada por el expresidente Evo Morales, líder del partido oficialista del país, el Movimiento al Socialismo (MAS), y tiene el propósito de respaldar al presidente Luis Arce. Para las miles de personas que marchan, el Gobierno de Arce está en riesgo después de haberse enfrentado a ...
Evo Morales vuelve a los focos. La Marcha por la Patria se acerca a La Paz, la capital administrativa de Bolivia, a donde llegará el lunes. Ya ha avanzado 95 kilómetros de los 180 que debe completar. Está encabezada por el expresidente Evo Morales, líder del partido oficialista del país, el Movimiento al Socialismo (MAS), y tiene el propósito de respaldar al presidente Luis Arce. Para las miles de personas que marchan, el Gobierno de Arce está en riesgo después de haberse enfrentado a un paro indefinido que le obligó a derogar una ley. Además, denuncian que se encuentra bajo la constante y dura crítica de la mayor parte de la prensa.
“Cada hora llegan más hermanas y hermanos para sumarse a esta movilización pacífica y democrática que elegimos ante los intentos de la derecha para tumbar a nuestro Gobierno”, escribió Morales en Twitter. Es uno de los muchos mensajes que ha lanzado sobre esta marcha, que hace la misma ruta que otras que el líder indígena realizó en el pasado, cuando era dirigente sindical y quería presionar a las autoridades de entonces para lograr las reivindicaciones de los trabajadores.
La marcha partió del pueblo de Caracollo, al sur de La Paz. El primer día participó el presidente Arce y otras autoridades y conforme va avanzando recibe la visita de importantes funcionarios. Se espera que llegue a la capital convertida en una manifestación multitudinaria, nutrida por los empleados públicos y por militantes oficialistas llegados de todas las partes del país. “Marchamos con alegría y convencidos de que la voz alegre de nuestros pueblos es más poderosa que la violencia”, escribió Morales.
El Gobierno de Arce acaba de cumplir un año y está siendo fuertemente cuestionado por la oposición, que trata de mostrarlo como contrario a la propiedad privada e imitador de los modelos venezolano y cubano. El presidente ha aprobado un impuesto a las grandes fortunas, se niega a dialogar con los empresarios, ha acusado a la región agroindustrial de Bolivia, Santa Cruz, de ser “el seno del fascismo” y califica a la oposición de “golpista”, por su papel en el derrocamiento de Evo Morales en 2019 y por su actitud actual. Al mismo tiempo, ha mantenido el modelo económico de los anteriores gobiernos de su partido, que fortalece al Estado pero no prohíbe la renta privada.
Su intento de imponer una exhaustiva estrategia contra el lavado de dinero alentó la suspicacia de que buscaba controlar las actividades financieras y eliminar el secreto bancario, y generó una respuesta de los empresarios informales, generalmente votantes del MAS, que se aliaron con los principales adversarios de este partido, los comités cívicos. El paro indefinido y los bloqueos de calles de estos sectores hicieron retroceder a Arce, que derogó una ley y retiró el proyecto de otra.
Otro motivo de descontento opositor es el encarcelamiento de la expresidenta Jeanine Añez, acusada de conspirar contra Evo Morales en 2019, así como la persecución judicial de exministros y ex jefes militares por haber participado en derrocamiento de este.
Los principales medios de comunicación son muy críticos con el oficialismo, como se ve en su cobertura de la marcha. Cuestionaron la existencia de guardaespaldas para proteger a Evo Morales, a los que relacionaron con la policía venezolana, aunque ya en el pasado esta relación fue negada por el MAS. También cuestionaron la presencia de ambulancias públicas y la cobertura por televisión estatal del desarrollo de la marcha. El hecho que generó más rechazo opositor y mediático fue la visita que recibió Morales, en la carretera, del embajador argentino en Bolivia, Ariel Basteiro. Se trata de un amigo personal que ya lo ha respaldado en varias ocasiones. “Rechazamos y deploramos la inaceptable intromisión del embajador argentino (...) en una marcha política”, reza un comunicado conjunto de los dos principales partidos opositores. Un portavoz anunció que pedirían al Congreso argentino que censure a Basteiro.
El expresidente boliviano ha sido recibido por concentraciones y mítines en los pueblos que ha ido tocando durante su periplo. Las fotos que difunde su equipo muestran su capacidad para relacionarse con afecto con las personas más sencillas, una virtud que un día lo convirtió en el líder más popular del país. “Agradecemos el cariño y el apoyo de las hermanas y hermanos que durante el recorrido de la marcha nos esperan con comida, agua, [maíz] tostado”, tuiteó Evo.
Según las encuestas, hoy el expresidente inspira más rechazo que adhesiones, pero sigue siendo muy querido entre la población que se inclina por su línea política. Algunos analistas piensan que la “Marcha por la patria” es una medida pensada para poner reflectores sobre su figura, de modo que ésta se destaque más que la ya deslucida del presidente Arce. Evo ha declarado que quieren dividirlos “Estamos unidos para derrotar al golpismo, el racismo y el separatismo, para defender nuestra democracia”, sostiene.
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