La policía cree que el autor de la matanza de Noruega es un enfermo mental y no le acusa de terrorismo
El detenido, un danés de 37 años fichado por la policía, asesinó a cinco personas el miércoles usando un arco y flechas. Converso al islam y sospechoso de radicalización, está pendiente de una evaluación psiquiátrica
Espen Andersen Bråthen, el autor confeso del asesinato de cinco personas con un arco y flechas en la ciudad noruega de Kongsberg, está desde la noche del jueves bajo custodia de los servicios de salud. Las autoridades sanitarias analizan los posibles problemas psiquiátricos del hombre de 37 años que el miércoles por la tarde disparó y mató a cuatro mujeres y un hombre de entre 50 y 70 años de forma aleatoria en distint...
Espen Andersen Bråthen, el autor confeso del asesinato de cinco personas con un arco y flechas en la ciudad noruega de Kongsberg, está desde la noche del jueves bajo custodia de los servicios de salud. Las autoridades sanitarias analizan los posibles problemas psiquiátricos del hombre de 37 años que el miércoles por la tarde disparó y mató a cuatro mujeres y un hombre de entre 50 y 70 años de forma aleatoria en distintos puntos del centro histórico. Los servicios de inteligencia noruegos apuntaron el jueves a “un acto terrorista” y afirmaron que tenían bajo su radar al atacante, converso al Islam hace años y que había dado señales de radicalización.
Sin embargo, con el paso de las horas la hipótesis que gana cuerpo para la policía es la de la enfermedad mental. El inspector Per Thomas Omholt aseguró en rueda de prensa este viernes que ese parece ser el motivo del ataque. El detenido ha estado en tratamiento y ha ingresado en varios centros psiquiátricos a lo largo de los años. “La hipótesis que más se afianza en los primeros días de investigación es la enfermedad”, dijo Omholt, quien subrayó que la policía de momento no le acusa de terrorismo sino de cinco homicidios y tres intentos de homicidio. Los tres heridos, entre ellos un policía fuera de servicio, ya han sido dados de alta.
“Los servicios sanitarios se han hecho cargo de él”, confirmó a EL PAÍS el abogado del detenido, Fredrik Neumann. Mientras los psiquiatras analizan su estado mental, Bråthen seguirá ingresado en una unidad psiquiátrica pero bajo custodia policial. El tribunal de la provincia de Buskerud acordó este viernes que permanezca en prisión preventiva al menos durante un mes. Es lo que había pedido la policía: un mínimo de cuatro semanas, con prohibición total de visitas de familiares y que se le mantuviera completamente aislado de los medios de comunicación al menos dos semanas. Neumann afirmó en conversación telefónica que su cliente ha reconocido los hechos durante los interrogatorios policiales, pero no quiso hacer comentarios sobre su salud mental ni sobre la motivación del ataque.
La matanza ha conmocionado a la sociedad noruega, que hace solo unos meses recordaba en su décimo aniversario la masacre de Utoya. El 22 de julio de 2011 un extremista de derecha, Anders Breivik, colocó una bomba en el distrito gubernamental de Oslo y después disparó a decenas de personas en la isla de Utoya, donde las juventudes socialistas celebraban una convención. Asesinó a 77 personas, muchas de ellas adolescentes. Aquel atentado fue planificado y tuvo un claro componente ideológico. Ahora las autoridades investigan cuál ha sido la motivación de Bråthen y qué papel han podido jugar sus problemas psiquiátricos. La evaluación definitiva de su estado mental podría demorarse semanas o meses, afirman los medios noruegos, y será decisiva para establecer su condena. Breivik se sometió a dos exámenes psiquiátricos. El inicial determinó que padecía un trastorno; el segundo y definitivo concluyó que era consciente de sus actos y por eso fue condenado a 21 años de cárcel.
Varios edificios oficiales de la capital, como el Stortinget o Parlamento noruego, lucen banderas a media asta en recuerdo de los fallecidos. En Kongsberg, un tranquilo municipio de 28.000 habitantes situado a unos 84 kilómetros de Oslo, decenas de personas se reúnen en una plaza para dejar flores y encender velas en memoria de las víctimas. “Sigo asustada. Es terrible lo que ha sucedido tan cerca de donde vivimos”, decía este viernes Kristin, una adolescente de 17 años que con su amiga Sofie, de 16, había llegado en tren desde la cercana Hokksund para llevar un ramo de flores. “No sé explicarlo, pero necesitaba venir aquí y honrar a los muertos”, añadía muy emocionada. Salvo por esa plaza, junto al puente que une el este y el oeste del pueblo dividido por el río Numedalslågen, apenas se veía a nadie caminando por Kongsberg. El supermercado Coop Extra donde empezó el ataque sigue cerrado. En uno de los cristales se aprecia el impacto de una bala. La policía ya ha retirado la flecha que la televisión local grabó clavada en una de las casas de madera.
Deficiencias en los servicios psiquiátricos
El primer ministro noruego, el laborista Jonas Gahr Store, viajó a Kongsberg este viernes por la tarde en su segundo día en el cargo para solidarizarse con las víctimas. El nuevo Gobierno noruego tomó posesión el jueves, en plena conmoción nacional por la masacre ocurrida solo unas horas antes. “Todos en Noruega, de norte a sur y de este a oeste, están muy afectados por lo que ha sucedido aquí”, dijo tras depositar un ramo de rosas blancas y encender una vela. Store se había referido a las deficiencias de los servicios de salud mental en Noruega en una rueda de prensa el jueves, cuando apuntó a que una de cada cuatro o cinco personas que son derivadas a psiquiatría no reciben tratamiento.
El jefe de la policía local, Oyvind Aas, ha explicado que Bråthen logró escapar de un enfrentamiento inicial con los agentes antes de ser finalmente detenido a las 18.47 hora local, 34 minutos después de haberle dado el alto por primera vez. La policía había sido alertada porque el hombre estaba disparando con su arco y flechas desde un supermercado. Las autoridades creen que mató a las víctimas después de ese primer encuentro con las fuerzas de seguridad, durante el que los agentes dispararon al aire. La policía analiza ahora por qué se tardó 34 minutos en atrapar al hombre, que se movió con rapidez por la zona y fue disparando al azar. Llegó a entrar en algunas casas. Uno de los cadáveres apareció dentro de una vivienda. También lanzó flechas a personas que caminaban por la calle.
Varios medios se preguntan ya cómo Bråthen pudo escapar de la primera patrulla que intentó detenerle y pudo pasar más de media hora disparando con su arco y flechas a viandantes y personas dentro de sus casas. La policía ha anunciado este viernes que abrirá una investigación interna para analizar qué pudo fallar en la detención.
Con el paso de las horas, los medios noruegos han ido publicando detalles del pasado de Bråthen, de nacionalidad danesa por su madre pero nacido en Kongsberg, donde también residen sus padres. El hombre tiene antecedentes por pequeños delitos como la compra de droga y robos, el más reciente en 2012. El año pasado fue condenado y se le impuso una orden de alejamiento de seis meses de sus progenitores después de que amenazara con matar al padre. Según el diario Aftenposten, se atrincheró en el domicilio familiar y dejó una pistola sobre un sofá. Otros medios han publicado testimonios de vecinos suyos, que le describen como un tipo solitario y sospechoso.
También se ha compartido un vídeo que publicó en 2017, en un perfil de Facebook con nombre falso, en el que Bråthen, que aparece rapado y hablando muy despacio, mira directamente a la cámara y lanza una confusa “advertencia”. “Hola, soy un mensajero. Vengo con una advertencia. ¿Es esto lo que quieres realmente?”, dice. En el mensaje afirma que es musulmán. La policía confirmó el jueves que se había convertido al islam. Un vecino y conocido de la infancia de Bråthen envió el vídeo a las autoridades en diciembre de 2017 y alertó de su preocupación por el comportamiento del hombre. Ni la policía ni los servicios de inteligencia, el PST, han detallado qué ocurrió con ese aviso, si se investigó y qué medidas se tomaron. En una rueda de prensa el jueves, el jefe del PST, Hans Sverre Sjøvold, reconoció que manejan listas con varios cientos de nombres sobre los que han recibido alertas similares. Descubrir a quien pasa de la palabra a la acción es difícil, dijo por su parte el responsable de la lucha contra el terrorismo en este cuerpo policial, Arne Christian Haugstøyl.
Una portavoz policial confirmó este viernes que creen que el detenido actuó solo y que no planificó el ataque: “No hay ningún motivo para creer que fue planeado. Nada indica tampoco que fuera una situación en una tienda la que provocó sus actos”, dijo al canal TV2.
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