“Voto por el SPD, pero creo que Merkel ha hecho un buen trabajo”

La popularidad de la canciller se mantiene intacta, tras 16 años en el poder, entre los votantes de un céntrico colegio electoral de Berlín

Varias personas hacen cola para votar el domingo en un colegio de Berlín.WOLFGANG RATTAY (Reuters)

Decenas de personas aguardan pacientes su turno para entrar en el colegio electoral. El sol que este domingo luce en Berlín hace más agradable la espera. La larga cola invita a la charla. Muchos de los que acuden a votar en este barrio del centro de la ciudad apuestan por un cambio. Tras 16 años de Gobierno democristiano de la CDU, aseguran algunos de los consultados, ya es hora de un líder más preocupado por las crecientes diferencias entre los de arriba y los de abajo. ...

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Decenas de personas aguardan pacientes su turno para entrar en el colegio electoral. El sol que este domingo luce en Berlín hace más agradable la espera. La larga cola invita a la charla. Muchos de los que acuden a votar en este barrio del centro de la ciudad apuestan por un cambio. Tras 16 años de Gobierno democristiano de la CDU, aseguran algunos de los consultados, ya es hora de un líder más preocupado por las crecientes diferencias entre los de arriba y los de abajo. Lo llamativo es que incluso entre los simpatizantes de socialdemócratas y verdes, lo más habitual es encontrar palabras de reconocimiento y gratitud a Angela Merkel, la mujer conservadora que ha liderado el país durante 16 años. “Puede haber cometido errores, pero creo que ha hecho un buen trabajo”, resume Katya Kuntze, una corpulenta mujer de mediana edad que acaba de votar al Partido Socialdemócrata (SPD).

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La idea se repetirá en muchos de los entrevistados. En este colegio —City-Grundschule, una escuela primaria del centro de Berlín— y en la población alemana en general, la popularidad de Merkel está sorprendentemente alta para una política que lleva tanto tiempo en el poder. Cuando está a punto de abandonar la cancillería, su valoración es superior al 70%. Ni en los peores momentos de su mandato ha descendido del 50%.

En este barrio céntrico de clase media, la figura de Merkel suscita admiración. Los votantes que esperan en el patio del colegio aseguran que la respetan, aunque no la hayan votado en otras elecciones. Bernhard, de 74 años, que fue ingeniero de Bosch, asegura que Merkel “en general, ha hecho un buen trabajo, pese a los errores que ha cometido”. En su opinión, la canciller no debió decidir el cierre de las centrales nucleares en 2011 tras el desastre de Fukushima porque ahora el país necesita energía y tiene que quemar carbón, “que es mucho peor y nos aleja de los objetivos climáticos”. La decisión de no cerrar las fronteras en 2015 cuando se produjo la crisis de los migrantes tampoco fue acertada del todo, asegura. “Era lo que había que hacer, pero entraron demasiadas personas y no puede volver a suceder”, apunta. Ha votado al SPD y a su candidato, Olaf Scholz: “Creo que se necesita un cambio en Alemania después de 16 años, y aunque Scholz no es un candidato brillante tiene la experiencia que necesitamos. Es el mejor si se le compara con los otros dos”.

Steffan, de 54 años, sale a buen paso de esa escuela cercana a Alexanderplatz, pero dice que no ha votado: “Hay mucha cola, una media hora”. Asegura que volverá por la tarde. Las restricciones por el coronavirus hacen más lento el proceso y además la gente se toma su tiempo para rellenar las cinco papeletas que este año tienen que marcar los berlineses: la del Bundestag, que decidirá el nuevo Gobierno; las dos de las elecciones regionales; otra para escoger a los representantes del distrito, y finalmente el polémico referéndum que pregunta a los ciudadanos si hay que expropiar a los grandes propietarios de vivienda (más de 3.000 pisos) para crear un parque público y tratar de contener la vertiginosa subida de los alquileres en la ciudad. Steffan vota en clave local: “Quiero una ciudad habitable; necesitamos pisos asequibles”, afirma.

La mayoría, sin embargo, tiene el futuro de Alemania en la cabeza. Y en general les ha costado decidirse: “No me convence ninguno de los tres candidatos”, asegura Marika, de 26 años, secretaria en una empresa de venta al por mayor. Su pareja, Onur, de 28, asiente: “No me dan confianza. Hablan de izquierda y derecha, y a mí eso no me dice nada”. Tras mucho pensarlo ella ha votado a Los Verdes y él, al SPD. Para Marika, el partido ecologista representa mejor el cambio que necesita el país, la modernización. Pero no vota convencida. Ninguno de los candidatos es comparable a Merkel, coinciden ambos. “La canciller ha hecho un buen trabajo”, asegura Marika. Sí, ambos la habrían votado de presentarse a la reelección. “La conocemos, sabemos lo que ha hecho, las crisis a las que se ha enfrentado, que no han sido fáciles”, apunta Onur.

A primera hora de la tarde del domingo, varios colegios electorales de Berlín se quedaron sin papeletas y tuvieron que pedir más, pero los cortes de tráfico por el maratón que se celebraba dificultaron su llegada. El diario Die Welt relataba que a las tres de la tarde un funcionario de un colegio de la capital aseguró a los que esperaban: “Hemos enviado a gente en bicicleta al Ayuntamiento del distrito para que traigan más papeletas”.

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