La opinión de Boris Johnson sobre su ministro de Sanidad: “Un puto inútil total”
El exasesor estrella de Downing Street e ideólogo del Brexit, Dominic Cummings, publica nuevos mensajes de móvil comprometedores para el primer ministro británico
Si el entorno de Boris Johnson pensaba que había capeado la tormenta de Dominic Cummings, el exasesor estrella del primer ministro e ideólogo del Brexit ha demostrado este miércoles que dispone aún de suficiente munición para causar más daños. Cummings ha publicado intercambios de wasap con Johnson en los que el exasesor advertía al primer ministro de lo que él consider...
Si el entorno de Boris Johnson pensaba que había capeado la tormenta de Dominic Cummings, el exasesor estrella del primer ministro e ideólogo del Brexit ha demostrado este miércoles que dispone aún de suficiente munición para causar más daños. Cummings ha publicado intercambios de wasap con Johnson en los que el exasesor advertía al primer ministro de lo que él consideraba los fallos de su ministro de Sanidad. “Nos hemos quedado en unos 5.000 o 7.000 test y MH [iniciales de Matt Hancock, ministro de Sanidad británico] dijo hoy que es ‘escéptico’ sobre que lleguemos a los 10.000 el lunes, cuando había dicho que ‘seguro’ los alcanzaríamos el martes”se lee en un mensaje del asesor a Johnson de finales de marzo. “Eso implica que decenas de miles de sanitarios no van a poder acudir a su puesto de trabajo en las próximas tres semanas, que serán críticas. Aparte de mi insistencia de que los test son una ruta esencial del plan de escape”, advierte. Johnson responde: “Un puto inútil total [Totally fucking hopeless]”. El primer ministro británico añade en su mensaje: “No puedo dejar de pensar en quitar a Hancock del medio y sustituirle por Gove [Michael Gove, el actual jefe de Gabinete, un cargo equivalente al del ministro de la Presidencia español]”. Se trataría, según Cummings, de la demostración evidente de que Johnson era consciente de los errores de su ministro de Sanidad.
Todos los miembros del Gobierno, comenzando por el propio Johnson, han defendido con efusividad a Hancock para intentar capear el temporal. A la vez, el equipo de comunicación de Downing Street se ha dedicado a denigrar entre los medios a un personaje, Cummings, que provoca un notable rechazo por su carácter arisco, excéntrico y arrogante. Su comparecencia para justificar una escapada al campo, junto a su mujer y su hijo, en medio de la primera ola de la covid-19 solo logró irritar más a la opinión pública. Se resistió a algo tan simple como pedir disculpas.
El conflicto viene de largo. A finales de mayo, Cummings compareció ante una comisión parlamentaria para revelar la desastrosa gestión de Downing Street durante los primeros meses de la pandemia. El hombre más poderoso del Gobierno de Johnson en los inicios del mandato había acabado saliendo por la puerta de atrás, derrotado por sus enemigos internos y abandonado a su suerte. La actual esposa de Johnson, Carrie Symonds, encabezó con éxito una revuelta contra los despóticos modos del asesor. Cummings preparó con calma su venganza y dejó boquiabiertos a los diputados al describir en su comparecencia a un primer ministro que se resistió a admitir la gravedad de la amenaza, y sobre todo, al calificar al ministro de Sanidad de marrullero e incompetente, “un mentiroso que debería haber sido despedido ya al menos en 15 o 20 ocasiones”.
Hancock compareció ante la comisión parlamentaria y se mostró desafiante. Negó todas las afirmaciones de Cummings y le retó a demostrar con documentos todo aquello de lo que le acusaba. La comisión reclamó al exasesor que entregara las pruebas correspondientes a las graves acusaciones que había vertido. Aunque se comprometió a hacerlo, ha decidido ser él quien maneje los tiempos de su venganza, con una nueva ronda de documentos incriminatorios que se encarga de anunciar a través de su cuenta personal de Twitter.
La exitosa campaña de vacunación en el Reino Unido, que ha inmunizado ya con doble dosis a un 57% de la población, y la perspectiva de luz al final del túnel, jugaron a favor de Hancock, quien logró defenderse de las acusaciones con medias excusas y una apariencia de honestidad en sus errores. Que básicamente consistían en dos: la incapacidad de poner en marcha un sistema de test de localización y rastreo de contagios durante los primeros meses de la pandemia, y la trágica decisión de reenviar a las residencias a los mayores diagnosticados con la covid-19 en los hospitales.
El exasesor, por su parte, no ceja en su estrategia. En una publicación en Substack, una plataforma de internet que permite la publicación de newsletters y gestiona el pago de los lectores, escribió: “Hancock tiene en estos momentos responsabilidad directa en temas tan delicados como las nuevas variantes [del virus] o la gestión de las residencias. Mantener a un ministro así en un puesto de responsabilidad clave es garantía de desastre. Para defender la seguridad pública, es urgente que sea destituido”.