Nueva Caledonia decidirá en diciembre si se separa de Francia

El archipiélago y París fijan fecha para la tercera y última consulta

Una playa de la Isla de los Pinos, en Nueva Caledonia, el 17 de mayoTHEO ROUBY (AFP)

Todo o nada. Nueva Caledonia, archipiélago francés situado en el Océano Pacífico, decidirá en diciembre si sigue perteneciendo a Francia o si se separa. No habrá término medio ni nueva oportunidad. El tercer y último referéndum abocará, sea cual sea la decisión, a una situación inédita: si gana el sí, la independencia de un territorio colonizado en 1853; si vence el no, la obligación de redefinir la relación con la metrópolis. El ministro francés de Ultramar, Sébastien Lecornu, an...

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Todo o nada. Nueva Caledonia, archipiélago francés situado en el Océano Pacífico, decidirá en diciembre si sigue perteneciendo a Francia o si se separa. No habrá término medio ni nueva oportunidad. El tercer y último referéndum abocará, sea cual sea la decisión, a una situación inédita: si gana el sí, la independencia de un territorio colonizado en 1853; si vence el no, la obligación de redefinir la relación con la metrópolis. El ministro francés de Ultramar, Sébastien Lecornu, anunció ayer el acuerdo entre representantes de partidos independentistas y los lealistas —como llaman en Francia a los partidarios de la Nueva Caledonia francesa— reunidos en París bajo los auspicios del Gobierno. La fecha prevista es el 12 de diciembre.

Nueva Caledonia tiene unos 270.000 habitantes. En torno a un 39% son kanaks (población originaria del archipiélago), un 27% de europeos o caldoches, un 8% de población procedente del territorio de Wallis y Futuna y un 8% de mestizos y de otras comunidades nacionales. Incluida en la lista de la ONU de territorios pendientes de autodeterminarse, posee una cuarta parte de las reservas mundiales de níquel, principal sector económico después de la Administración. Tras el Brexit, Francia es el único país de la Unión Europea con presencia en el Pacífico.


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Que se celebraría otro referéndum, tras los de 2018 y 2020, era inevitable. Lo estipulaban los acuerdos de Numéa, la capital de Nueva Caledonia, adoptados en 1998 con un calendario que incluía tres votaciones. Este pacto derivaba, a su vez, de los acuerdos de Matignon, firmados ese año tras un periodo de casi guerra civil entre independentistas y lealistas.

En el referéndum de 2019, el no se impuso al sí con un 56,7% de votos frente al 43,4%. En 2020, el no obtuvo un 53,2%; el sí, un 46,7%. El margen cada vez más estrecho alimenta las esperanzas del independentismo.

El debate ahora no era si habría o no referéndum, sino, primero, si habría una pregunta binaria —independencia, sí o no— u otra que permitiese un estatuto intermedio. La pregunta prevista es la misma que en los referéndums anteriores: “¿Quiere usted que Nueva Caledonia acceda a la plena soberanía y se convierta en independiente?”. El segundo debate giraba en torno a la fecha: antes o después de las elecciones presidenciales en Francia de abril y mayo de 2022, y la decisión ha sido hacerlo antes para evitar que la campaña sobre la independencia contamine las presidenciales.

Sea cual sea el resultado, deberá haber más negociaciones y, tras un periodo de transición de dos años, otro referéndum: si gana el sí, para ratificar la Constitución del nuevo Estado; si gana el no, para ratificar la nueva relación entre Francia y Nueva Caledonia.

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