H&M y Nike afrontan la ira de China por criticar la situación de los uigures en Xinjiang

Las multinacionales encaran un boicoteo de los consumidores chinos por no utilizar algodón de la región en sus prendas, en plenas tensiones entre Pekín y la UE por los derechos humanos de esta minoría

Un establecimiento de la cadena H&M, este jueves en Pekín.NICOLAS ASFOURI (AFP)

El gigantesco establecimiento de la cadena de ropa H&M en Sanlitun, una de las zonas más acomodadas en el centro de Pekín, suele tener un flujo ininterrumpido de compradores y curiosos, pero este jueves estaba vacío. Una circunstancia similar se daba en Nike, su vecina en el mismo centro comercial. Las mismas escenas se repetían en las tiendas de ambas marcas en las principales ciudades de China. En el caso de la firma sueca, tampoco era posible encontrar sus prendas en Taobao ni JD.com, las principales plataformas de comercio electrónico en el gi...

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El gigantesco establecimiento de la cadena de ropa H&M en Sanlitun, una de las zonas más acomodadas en el centro de Pekín, suele tener un flujo ininterrumpido de compradores y curiosos, pero este jueves estaba vacío. Una circunstancia similar se daba en Nike, su vecina en el mismo centro comercial. Las mismas escenas se repetían en las tiendas de ambas marcas en las principales ciudades de China. En el caso de la firma sueca, tampoco era posible encontrar sus prendas en Taobao ni JD.com, las principales plataformas de comercio electrónico en el gigante asiático.

¿La razón a esta súbita alergia de los consumidores chinos a esos productos, que amenaza con extenderse a otras firmas de moda, incluidas Inditex y Adidas? Que H&M y Nike declaran no utilizar en sus prendas algodón de Xinjiang. La región, hogar de la minoría uigur, produce el 87% de ese material en China y un informe del centro de estudios australiano Aspi Institute denuncia que para cosecharlo se emplea mano de obra forzada de centenares de miles de uigures y otras minorías.

La decisión de ambas multinacionales no es nueva. La sueca lo anunció en un comunicado el año pasado, en el que expresaba su “preocupación” por las denuncias de trabajos forzados en Xinjiang. Los medios chinos se hicieron eco, en su momento, de aquellas declaraciones. Nike, por su parte, había publicado una declaración —sin fecha clara— en la que también se declaraba “preocupada por los informes de trabajos forzosos en la región autónoma uigur de Xinjiang y en conexión con ella”. La firma de ropa de deporte estadounidense era tajante: “No utilizamos productos procedentes de esa región, hemos confirmado con nuestros suministradores que no utilizan textiles ni madejas procedentes de esa región”.

Pero una cuenta de la Liga de Jóvenes Comunistas en las redes sociales chinas rescató la declaración de H&M el miércoles, dos días después de que la Unión Europea anunciara sus primeras sanciones contra China desde la matanza de Tiananmen, como represalia por las violaciones a los derechos humanos de los uigures en Xinjiang: cuatro altos funcionarios y dos instituciones verán congelados los activos que tengan en la UE y no podrán viajar al bloque. Pekín respondió de inmediato e impuso a su vez represalias similares sobre diez ciudadanos europeos y cuatro instituciones. China asegura que no se cometen abusos contra los uigures y no se utiliza mano de obra forzada en las plantaciones de algodón en Xinjiang.

En su cuenta de Weibo, el Twitter chino, la Liga escribía el miércoles por la mañana: “¿Difundir rumores para boicotear el algodón de Xinjiang, y al mismo tiempo querer ganar dinero en China? ¡Ni en sueños!”, un texto que acompañaba de pantallazos del comunicado de H&M.

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Desde entonces, se produjo una rápida reacción en cadena. Los medios estatales chinos pedían a los consumidores que boicotearan los productos de la multinacional sueca y defendían el algodón de Xinjiang. Sus prendas desaparecieron de las plataformas de comercio electrónico. Actores famosos, como Wang Yibo —con 38 millones de seguidores en Weibo—, rompían sus contratos de representación con Nike. Aplicaciones de búsqueda de servicios, como Dianping —equivalente a la red social de Yelp—, borraban los resultados en los que aparecieran comercios de las firmas bajo sospecha.

La cadena de televisión CGTN, el brazo internacional de la estatal CCTV, ha mostrado un vídeo en Weibo en el que muestra lo que asegura que es la realidad de la cosecha del algodón en Xinjiang, automatizada, y en la que un campesino uigur afirma que la gente se disputa trabajar en ese sector debido a los altos sueldos. La etiqueta “Yo apoyo el algodón de Xinjiang” es la tendencia número uno en Weibo, donde ya ha recibido más de 1.800 millones de visitas.

Por su parte, H&M ha respondido también en Weibo con un comunicado en el que asegura que “no representa ninguna postura política” y “siempre respeta a los consumidores chinos”.

No es la primera vez que los consumidores chinos arremeten contra una marca extranjera en protesta por lo que consideran un insulto. La firma de moda Dolce & Gabbana tuvo que pedir disculpas y cancelar un gran desfile en Shanghái en 2018 después de lanzar un anuncio visto como sexista y tras los comentarios despectivos de uno de sus fundadores, Stefano Gabbana, hacia China.

Pekín también ha sabido jugar la carta nacionalista para que sus consumidores boicoteen los productos de otros países en momentos de tensión geopolítica. En 2017, fueron los bienes y comercios surcoreanos los afectados durante un enfrentamiento entre Pekín y Seúl por el despliegue de un escudo antimisiles estadounidense en suelo de Corea del Sur. En lo peor de los enfrentamientos entre el gigante asiático y Manila por su disputa de soberanía en el mar del Sur de China, las frutas filipinas resultaron perjudicadas.

Ante el boicoteo, o la posibilidad de boicoteo, la cotización de algunas de las principales multinacionales occidentales de la moda registraba caídas significativas este jueves. H&M retrocedía un 2,2%, Adidas un 4,5% en el principal índice alemán, el DAX; e Inditex un 1,6%. Por contra, firmas chinas del sector obtenían importantes avances: la compañía Anta elevaba su cotización en la Bolsa de Hong Kong un 6% y su rival Li Ning, un 9%.

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