La detención en una redada del líder de la oposición de Georgia agrava la crisis política

Nikanor Melia, acusado de incitar protestas en 2019, ha sido arrestado en la sede de su partido

Un grupo de policías georgianos rodea la sede del Gobierno, este martes en Tbilisi.ZURAB KURTSIKIDZE (EFE)

En una operación con gases lacrimógenos, un grupo de antidisturbios ha detenido este martes al líder del partido opositor georgiano Movimiento Nacional Unido (MNU), Nikanor Melia, en su sede de la capital, Tbilisi. La detención de Melia, acusado de no pagar la fianza en un caso abierto por incitar las protestas antigubernamentales de 2019, ahonda todavía más la crisis política en el país del sur del Cáucaso, de 3,7 millones de habitantes, que la UE y la OTAN consideran un aliado importante en el mar Negro y que se había labrado una reputación de Estado democrático pionero en el espacio postsov...

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En una operación con gases lacrimógenos, un grupo de antidisturbios ha detenido este martes al líder del partido opositor georgiano Movimiento Nacional Unido (MNU), Nikanor Melia, en su sede de la capital, Tbilisi. La detención de Melia, acusado de no pagar la fianza en un caso abierto por incitar las protestas antigubernamentales de 2019, ahonda todavía más la crisis política en el país del sur del Cáucaso, de 3,7 millones de habitantes, que la UE y la OTAN consideran un aliado importante en el mar Negro y que se había labrado una reputación de Estado democrático pionero en el espacio postsoviético. En la redada han sido detenidos una veintena de simpatizantes de Melia y otros 17 han resultado heridos. La UE y Estados Unidos han mostrado su preocupación por la situación en el país sacudido por la agitación política, con una oposición que se niega a reconocer los resultados en las elecciones parlamentarias del pasado octubre, rechazan ocupar sus escaños y exigen nuevas elecciones.

Melia estaba atrincherado en la sede de MNU, el principal partido de la oposición, desde hace más de una semana, cuando se le privó de inmunidad parlamentaria y la fiscalía georgiana emitió una orden de arresto que causó una marejada en el país y provocó la dimisión del primer ministro, Giorgi Gajaria, en desacuerdo con la detención, que se pospuso por el cese del mandatario. Gajaria alertó de que el arresto de Melia, que había unificado a las formaciones opositoras, podría desencadenar una crisis política aún más grave y dañar el bienestar de la ciudadanía. Además de Melia, una veintena de simpatizantes han sido detenidos en la redada. Los vídeos en las redes sociales muestran cómo los agentes de policía apartan las barricadas improvisadas en la sede del partido y se llevan a rastras al líder opositor, a quien luego introducen en un vehículo blindado, según los medios locales. El Ministerio de Sanidad de Georgia ha informado de que 17 partidarios de MNU han resultado heridos.

El Gobierno georgiano ha defendido la redada y ha recalcado que no contempla la celebración de nuevos comicios. “Antes del arresto de Melia, los oficiales de policía advirtieron repetidamente a las personas que había en la sede de su partido que no se resistieran a la ejecución de la decisión del tribunal”, dice un comunicado del Ministerio del Interior. “No se hizo caso a las advertencias por lo que la policía tuvo que usar fuerza proporcional y medios especiales”, añade.

Cientos de partidarios de la oposición se han concentrado este martes frente al Parlamento, en rechazo a la detención del líder de MNU y han plantado varias tiendas de campaña en la zona. Melia, de 41 años, está acusado en un proceso por incitación y participación en una protesta de 2019 contra la decisión del partido del Gobierno, Georgian Dream, de invitar a un diputado ruso a presidir una sesión de la Cámara. La manifestación derivó en el asalto al Parlamento y provocó decenas de heridos. La oposición acusa a Sueño Georgiano y a su fundador, el oligarca Bidzina Ivanishvili, que fue primer ministro entre 2012 y 2013 e hizo su fortuna en Rusia, de tratar a toda costa de normalizar las relaciones con Moscú, pese a la guerra de 2008 contra el país euroasiático, que apoyó a los separatistas de Abjasia y Osetia del Sur.

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La tensión política comenzó en octubre, cuando la coalición Sueño Georgiano (que gobierna desde 2012, cuando derrotó a Movimiento Nacional Unido), revalidó su mandato con 90 de los 150 escaños del Parlamento en unas elecciones que los grupos de oposición consideran manipuladas. MNU, fundado por el expresidente Mijaíl Saakashvili, exiliado en Ucrania, logró un 27% de los votos. Desde entonces, los diputados de oposición han boicoteado la Cámara: solo seis de los 60 elegidos se han incorporado al Parlamento. El resto exige nuevos comicios y denuncian que Sueño Georgiano trata de imponer un control férreo en todas los estamentos del país. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que consideró las elecciones “competitivas” emitió un informe en que habló también de “presión sobre los votantes” y la “difuminación de la línea divisoria entre el partido del Gobierno y el Estado”.

La UE ha alertado de que una nueva escalada parece estar gestándose en el país caucásico. Peter Stano, portavoz del alto representante para Política Exterior de la Unión, Josep Borrell ha pedido a todos los partidos que “muestren moderación y responsabilidad a fin de evitar agravios en interés del país y del pueblo georgiano”. En el mismo tono, el embajador del Reino Unido, Mark Clayton, ha pedido calma. “La violencia y el caos en Tiflis es lo último que necesita Georgia en este momento. Exhorto a todas las partes a actuar con moderación, ahora y en los próximos días”, ha dicho en Twitter. La Embajada de EE UU en Tiflis se mostró “consternada” en un comunicado por la “retórica polarizante del Gobierno de Georgia en un momento de crisis”. “Hoy Georgia ha retrocedido en su camino hacia una democracia más fuerte en la familia de naciones euroatlánticas”, ha alertado.

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