Rusia critica como “hostil” la decisión de Alemania, Suecia y Polonia de expulsar a sus tres diplomáticos

El Ministerio de Exteriores carga contra Borrell por arremeter contra el Kremlin tras el fiasco de su viaje

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell (izquierda), y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en Moscú el viernes.DPA vía Europa Press (Europa Press)

Las relaciones entre la UE y Rusia están cada vez más tensas. Y el viaje del Alto Representante para Política Exterior, Josep Borrell, a Moscú la semana pasada, lejos de mejorarlas ha provocado una catarata de críticas cruzadas y aún más presión. Este lunes, Alemania, Suecia y Polonia ...

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Las relaciones entre la UE y Rusia están cada vez más tensas. Y el viaje del Alto Representante para Política Exterior, Josep Borrell, a Moscú la semana pasada, lejos de mejorarlas ha provocado una catarata de críticas cruzadas y aún más presión. Este lunes, Alemania, Suecia y Polonia han ordenado la expulsión de tres diplomáticos rusos en respuesta al desplante del Kremlin, que el pasado viernes, en plena visita de Borrell a la capital rusa declaró persona non grata a tres diplomáticos de estos países (uno de cada), acusados de participar en las protestas en apoyo al líder opositor Alexéi Navalni. Rusia ha criticado la medida simétrica y ha calificado la decisión de Berlín, Varsovia y Estocolmo de “infundada” y “hostil”. El Ministerio de Exteriores ruso ha cargado, además, contra el jefe de la diplomacia europea por sus comentarios y críticas al Kremlin tras el fiasco de su viaje y le acusan de reaccionar en diferido y actuar al dictado de otros.

Los diplomáticos rusos tienen ahora 72 horas para abandonar estos países europeos, que definieron la medida de Moscú como inaceptable. Alemania, Suecia y Polonia, que han tomado la decisión de forma coordinada y junto al servicio diplomático de la UE, aseguran que sus tres diplomáticos expulsados de Rusia estaban en las manifestaciones que pedían la liberación de Navalni, arrestado el 17 de enero nada más regresar de Alemania a Moscú, para recopilar información como una de las tareas de la misión diplomática. La situación todavía puede escalar un poco más. En un comunicado, los europarlamentarios han hecho un llamamiento a todos los Estados miembros de la UE instándoles a mostrar la “máxima solidaridad” con los países víctimas de las expulsiones y pidiéndoles que emprendan “las medidas necesarias para mostrar la cohesión y la fuerza” de la UE.

“Las decisiones de Polonia, Alemania y Suecia son infundadas y hostiles”, ha respondido este lunes la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova. “Son la continuación de una serie de acciones que Occidente está emprendiendo contra Rusia; las calificamos como injerencia en los asuntos internos”, ha recalcado Zajárova en una intervención en uno de los principales canales estatales del país. La Embajada de Rusia en Alemania ha interpuesto una protesta oficial, según un comunicado, y ha remarcado que la medida es “contraproducente” para las relaciones entre ambos países y que “cualquier manifestación hostil continuará recibiendo respuestas adecuadas y proporcionadas”.

El Kremlin insiste en que las movilizaciones sociales en apoyo al activista anticorrupción, condenado a tres años y medio de cárcel la semana pasada, en vísperas de la visita del jefe de la diplomacia europea a Moscú, se apoyan y alimentan desde el exterior. También ha acusado a Navalni, que se recuperó en Alemania del envenenamiento que sufrió el pasado agosto en Siberia y que casi le cuesta la vida, de colaborar con los servicios secretos occidentales. Este lunes, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha echado más leña al fuego al acusar a los servicios secretos alemanes de colaborar con el opositor para hacer el documental de 113 minutos sobre el supuesto palacio multimillonario del presidente ruso, Vladímir Putin, en el mar Negro. Lavrov acusó la semana pasada también a Alemania de no proporcionar a la Fiscalía rusa los datos de su investigación del envenenamiento y los análisis que, según un laboratorio militar alemán, determinaron que Navalni había sido atacado con una neurotoxina de la familia Novichok desarrollada en la antigua URSS; un resultado que constataron también laboratorios de Francia, Suecia y de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas. Moscú niega todas las acusaciones.

Rusia se ha mostrado “sorprendida”, además, por la valoración del Alto Representante para Política Exterior de la UE sobre su reunión con Lavrov el pasado viernes. Borrell comentó en una publicación en su blog que considera “lamentable” que Moscú no aprovechase su reciente viaje —el primero de un jefe de la diplomacia europea al país euroasiático desde 2017— para tejer un diálogo “más constructivo”. La valoración del responsable europeo “difiere mucho de sus declaraciones en la rueda de prensa de Moscú”, ha dicho un portavoz del departamento ruso de Exteriores, que aseguró también a la agencia estatal Tass que Borrell “tuvo todas las oportunidades para dar de inmediato su propia evaluación” en Moscú y que “nadie le impuso el tiempo ni el formato”.

Aunque el comentario y la valoración del responsable europeo no parecen ceñirse solo a las palabras de Lavrov durante la comparecencia conjunta en Moscú —cuando el ministro ruso aseguró que la Unión Europea “no es un socio fiable”, comparó a Navalni con los presos del procés catalán y cargó contra Alemania por el caso del opositor ruso— sino también a la expulsión de los tres diplomáticos y a que la noticia se conociese después de esa rueda de prensa.

Moscú ha criticado a Borrell por no hacer esas críticas en el país euroasiático, en persona, y ha insinuado que está recibiendo instrucciones para criticar a Rusia. “Posiblemente a su llegada a Bruselas le explicaron al Alto Representante dónde había que poner los acentos, lo que confirma cómo y quién diseña la política de la UE”, han declarado desde el Ministerio de Exteriores ruso.

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