Las dos últimas batallas de Merkel al frente de la UE

El Brexit y el veto a los presupuestos complican el final de la presidencia europea de la canciller alemana

La canciller alemana, Angela Merkel en el Bundestag en Berlín, este martes.Markus Schreiber (AP)

La Unión Europea celebra este jueves y viernes la que debería ser la última cumbre europea del año y el broche final de la última presidencia alemana con Angela Merkel al frente. Pero la incertidumbre sobre las negociaciones del acuerdo post-Brexit con Londres y el veto de Hungría y Polonia a los presupuestos de la Unión ha sembrado de incertidumbre la cita. Y a solo 48 horas del encuentro, Bruselas no descarta que una o las dos neg...

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La Unión Europea celebra este jueves y viernes la que debería ser la última cumbre europea del año y el broche final de la última presidencia alemana con Angela Merkel al frente. Pero la incertidumbre sobre las negociaciones del acuerdo post-Brexit con Londres y el veto de Hungría y Polonia a los presupuestos de la Unión ha sembrado de incertidumbre la cita. Y a solo 48 horas del encuentro, Bruselas no descarta que una o las dos negociaciones se prolonguen más allá de la cumbre o que, incluso, haya que convocar otra reunión extraordinaria antes de final de año.

El primer asalto tendrá lugar este mismo miércoles, con una reunión entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson. Ambos intentarán cerrar o, al menos impulsar, el acuerdo de libre comercio que permita mantener un tráfico fluido de mercancías entre ambos lados del canal de la Mancha tras el 31 de diciembre, cuando expira el período transitorio del Brexit.

La presidencia alemana considera que, a pesar de ese encuentro, sigue reinando la incertidumbre. “Queremos un acuerdo pero no a cualquier precio”, ha advertido el secretario de Estado de Asuntos Europeos del Gobierno alemán, Michael Roth, tras presidir la reunión del Consejo de ministros de la UE previa a la cumbre europea. Las palabras de Roth han sonado como un guiño hacia Francia, que en la recta final de la negociación se ha mostrado como el socio más exigente con Londres frente a la flexibilidad atribuida a Berlín.

“No se puede ocultar que las dos partes siguen muy lejos”, ha reconocido este martes el vicepresidente de la Comisión Europea, el eslovaco Maros Sefcovic, encargado del seguimiento del acuerdo de salida del Reino Unido de la UE. Pero el clima ha mejorado tras el acuerdo alcanzado este martes por Sefcovic, y su homólogo británico, Michael Gove, sobre la gestión de la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte tras el final del período transitorio. Tras el pacto, Londres anunciaba la retirada de las cláusulas de un proyecto de ley en las que se reservaba el derecho a suspender unilateralmente los puntos del acuerdo de salida relativos a Irlanda.

La UE consideraba esas cláusulas como una violación del derecho internacional por lo que el giro de Londres se interpreta en Bruselas como una señal en la buena dirección. “Hemos quitado un importante obstáculo para las negociaciones del acuerdo comercial”, se ha felicitado Sefcovic. “Esperemos que se mantenga este impulso”, ha añadido el vicepresidente de la Comisión.

Los equipos negociadores, dirigidos por Michel Barnier en el lado europeo y David Frost en el británico, preparan ahora un detallado resumen técnico sobre los tres problemas pendientes (medidas para evitar la competencia desleal, mecanismos de control del acuerdo y cuotas pesqueras). Ese mapa de la “situación negociadora” será la base para el pulso, tal vez final, entre Von der Leyen y Johnson en Bruselas.

Veto de Budapest y Varsovia

“Esta es una semana decisiva”, ha señalado Roth en alusión al otro gran problema de la presidencia alemana, el veto de Budapest y Varsovia al marco presupuestario de la UE para el período 2021-2027 y el fondo de recuperación de 750.000 millones para paliar la crisis económica provocada por la pandemia. Las dos capitales intentan abortar el nuevo mecanismo de protección del Estado de derecho. Roth ha subrayado que la presidencia alemana está decidida a buscar un acuerdo “hasta el final [de la presidencia alemana de la UE], hasta la medianoche del 31 de diciembre”.

La Comisión Europea advertía la semana pasada que, si los Gobiernos de Viktor Orbán y de Mateusz Morawiecki mantienen el veto, planteará una vía alternativa para poner en marcha sin Hungría ni Polonia el fondo europeo de recuperación. Pero Berlín asegura que “siguen las negociaciones entre bastidores” con esos dos países y todavía ve margen para llegar a un acuerdo unánime de los 27 socios. “Al asumir la presidencia en julio dijimos que había que salir de esta crisis con solidaridad y todos juntos. Y seguimos trabajando en esa línea”, ha zanjado Roth.

El endiablado final de año de la presidencia alemana de la UE se completa con los proyectos pendientes del nuevo acuerdo sobre clima, la reorientación de la política terrorista y el llamado pacto sobre migración. En esos frentes, sin embargo, la canciller alemana tiene por delante luces y sombras.

El borrador de conclusiones de la cumbre europea recoge el apoyo del Consejo Europeo “a un objetivo vinculante en el ámbito de la UE para reducir en 2030 un 55% las emisiones de gas con efecto invernadero en relación con 1990”. El texto no está cerrado del todo. Y todavía podría toparse con la resistencia de Polonia o Hungría si deciden tomar también como rehén la política de clima en su lucha por abortar el llamado mecanismo de protección del Estado de derecho. Pero las fuentes comunitarias consultadas coinciden en que el acuerdo sobre el 55% está muy maduro.

Las conclusiones de la cumbre también recogen ya un apartado sobre seguridad que señala que “es esencial prevenir la radicalización y afrontar las ideologías que hay detrás del terrorismo y de la violencia extrema”. Un gesto hacia Francia y Austria que reclaman un endurecimiento de la política antiterrorista y en el control de fronteras tras los recientes atentados que han sufrido.

El pacto migratorio, sin embargo, sigue en el aire. Berlín aspiraba a alcanzar un principio de acuerdo durante su presidencia. Y todavía lo intentará durante una última reunión de ministros de Interior el próximo 14 de diciembre. Pero la resistencia de los países de la ribera mediterránea, entre ellos España, apunta a que el pacto migratorio se quedará en el capítulo de proyectos frustrados de la presidencia alemana.

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