Mueren 12 supuestos criminales en una operación policial en Río de Janeiro

Los fallecidos eran presuntos miembros de grupos integrados por antiguos miembros de las fuerzas de seguridad

La policía registra una zona de Baixada Fluminense, en la periferia de Río de Janeiro (Brasil), en 2019.FELIPE FITTIPALDI

Una operación policial contra los denominados milicianos, antiguos miembros de las fuerzas de seguridad convertidos en criminales, ha acabado la madrugada de este viernes en un baño de sangre en Río de Janeiro. Una docena de milicianos que viajaban en un convoy ha fallecido en un enfrentamiento a tiros con agentes de la policía civil en la Baixada Fluminense, la periferia de Río. El grupo era vigilado desde hace 15 días dentro del operativo para garantizar la seguridad en las elecciones municipales prevista para el próximo 15 de noviembre después de que dos candidatos hayan sido asesinados rec...

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Una operación policial contra los denominados milicianos, antiguos miembros de las fuerzas de seguridad convertidos en criminales, ha acabado la madrugada de este viernes en un baño de sangre en Río de Janeiro. Una docena de milicianos que viajaban en un convoy ha fallecido en un enfrentamiento a tiros con agentes de la policía civil en la Baixada Fluminense, la periferia de Río. El grupo era vigilado desde hace 15 días dentro del operativo para garantizar la seguridad en las elecciones municipales prevista para el próximo 15 de noviembre después de que dos candidatos hayan sido asesinados recientemente en esa zona.

Esta es la operación más contundente (y letal) de los últimos tiempos contra las milicias. Estas son grupos peculiares dentro del ecosistema criminal de Río de Janeiro, donde coexisten los grupos del hampa de toda la vida, con los traficantes de drogas que anidan en las favelas y estas bandas formadas por hombres que antes fueron policías, militares o bomberos y se pasaron al crimen organizado. La principal actividad delictiva de los milicianos suele ser la extorsión en los barrios en los que se han hecho fuertes.

Al clan familiar que lidera el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, le persiguen desde hace años sospechas de vínculos con estos grupos crimínales. Su hijo mayor, el senador Flavio Bolsonaro, tuvo empleadas en su gabinete a la madre y esposa de Adriano Nóbrega, un poderoso miliciano que hace unos meses murió en una operación policial en la que muchos vieron un intento de eliminar pruebas, lo que en Brasil llaman quema de archivo. El ultraderechista construyó su larga carrera de diputado desde Río de Janeiro y centrado en la defensa de los intereses corporativos de la tropa de las Fuerzas Armadas y de la policía.

La policía intentó interceptar al grupo en varias ocasiones sin lograrlo hasta que la noche pasado consiguió acorralarlos en un municipio llamado Itaguaí, según ha relatado el comisario Rodrigo Oliveira y publica el diario O’Globo. Este ha asegurado que el primer tiro partió de los criminales, que hirieron a uno de sus agentes. Ahí comenzó la balacera, que ha acabado con la muerte de los 12 milicianos que viajaban en cuatro vehículos, incluido uno que fue trasladado al hospital. Al grupo le requisaron diverso armamento: cinco fusiles, tres ametralladoras, pistolas, una granada, y radios para comunicarse.

El cuerpo encargado de realizar la operación contra las milicias es de la policía civil, que tradicionalmente en Brasil se dedica a las investigaciones y no es desplegado en las calles, territorio de la policía militar.

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