Los primeros disparos en cuatro décadas agudizan la tensión fronteriza entre India y China
Ambos países se acusan mutuamente de lanzar balazos al aire en una zona en disputa, en violación de un acuerdo de 1996
La frontera entre India y China en los Himalayas vuelve a calentarse, tres meses después del peor enfrentamiento entre ambos ejércitos en décadas. Ambos países se han acusado mutuamente este martes de lanzar balazos al aire en una de las zonas en disputa, la primera violación de un acuerdo por el que en ...
La frontera entre India y China en los Himalayas vuelve a calentarse, tres meses después del peor enfrentamiento entre ambos ejércitos en décadas. Ambos países se han acusado mutuamente este martes de lanzar balazos al aire en una de las zonas en disputa, la primera violación de un acuerdo por el que en 1996 ambas partes se comprometieran a no disparar dentro de una zona de dos kilómetros a lo largo de la línea de separación, para evitar incidentes que pudieran quedar fuera de control y desencadenar una catástrofe. Las dos fuerzas aseguran que fue el rival quien incursionó en territorio bajo su mando.
La tensión entre los ejércitos de los dos países más poblados del mundo se encuentra en niveles candentes desde que en junio murieran al menos una veintena de soldados indios en un enfrentamiento a palos y piedras en el valle del Galwan, en la zona occidental de la frontera. Toda una serie de reuniones entre los mandos a lo largo del verano, la última de ellas entre los respectivos ministros de Defensa en Moscú el viernes pasado, no han conseguido calmar los ánimos entre ambas potencias nucleares. El choque de este lunes es el segundo en menos de un mes en la zona de Pagong Tso, un lago glacial atravesado por la línea divisoria y uno de los puntos más calientes en una frontera que no carece de ellos. Fue en este área donde en mayo comenzaron las primeras fricciones este año entre ambas fuerzas.
En Pekín, el Ministerio de Defensa ha acusado a India de una “grave provocación militar”, al asegurar que soldados de ese país cruzaron la Línea de Control Actual (LAC, por sus siglas en inglés, la frontera no demarcada entre los dos países) en la sección occidental y “abrieron fuego para amenazar a las patrullas de defensa fronteriza chinas”. El Ministerio de Exteriores, por boca de su portavoz Zhao Lijian, ha anunciado que presentó una queja tanto por vía militar como diplomática sobre el incidente.
Nueva Delhi también se ha pronunciado con contundencia, y en términos muy similares. Su Ministerio de Defensa ha sostenido que “fueron las tropas del Ejército Popular de Liberación chino las que intentaron cercar una de nuestras posiciones de avanzadilla a lo largo de la LAC” y dispararon un cierto número de rondas en lo que India considera “maniobras agresivas”.
La última vez que se abrió fuego en la frontera común, a más de 4.000 metros de altitud y en algunos de los terrenos más inhóspitos del mundo, fue en 1975, en un enfrentamiento en el que murieron cuatro soldados indios. En esta ocasión, ninguna de las partes ha informado de que se hayan registrado víctimas en el encontronazo.
A finales de agosto, India aseguró que sus tropas habían neutralizado un intento del país rival “por cambiar el statu quo” en la frontera, pese a que estaba vigente un acuerdo para tratar de calmar los ánimos y resolver el enfrentamiento actual, que llevado a ambas fuerzas a aumentar su actividad a lo largo de este verano en la frontera de 3.488 kilómetros. Por su parte, Pekín acusó a los soldados indios de traspasar ilegalmente la LAC y entrar en territorio bajo su control.
Este lunes, el Gobierno indio indicó que había alertado a China sobre denuncias de que el EPL había secuestrado a cinco hombres cerca de la LAC en disputa, en el Estado indio de Arunachal Pradesh.
Las disputas territoriales entre los dos países tienen su origen en el siglo XIX y se centran especialmente en tres áreas: 90.000 kilómetros cuadrados en Arunachal, en el este; cerca de Nepal, en el centro; y 30.000 kilómetros cuadrados en Aksai Chin/Ladakh, en el oeste. Esta última es de especial importancia para Pekín: por ella pasa la única carretera que conecta Xinjiang con Tíbet, dos regiones autónomas chinas, que necesitaría utilizar en caso de disturbios graves.
Desde 2016, ambos países han intensificado la construcción de infraestructuras en su lado de la línea de control. Cada obra contribuye a apuntalar no solo las reclamaciones territoriales del país que la acomete, sino que también fortalece las posiciones de los ejércitos respectivos. Aunque tradicionalmente China ha llevado la delantera, le preocupa a Pekín sobre todo la construcción de una nueva carretera en territorio de su vecino, Darbuk-Shyok-Daulat Beg Oldi, que llega hasta una base militar india cerca del valle del Galwan y que permitirá una movilidad mucho más rápida a las tropas en esa zona.