Lukashenko maniobra para ganar tiempo ante el auge de las protestas en Bielorrusia

El líder bielorruso ofrece una reforma constitucional opaca para aplacar las movilizaciones, después de decir entre insólitos abucheos que ni muerto habría nuevos comicios

Lukashenko se dirige a los trabajadores de la fábrica de tractores de Minsk y otras empresas estatales, este lunes. En vídeo, Lukashenko mantiene que no repetirá elecciones y acusa a la OTAN de estar preparada para entrar en el país. Vídeo: BELTA (REUTERS) / REUTERS

Aleksandr Lukashenko se atrinchera en el poder y trata de comprar tiempo. En un intento de acercarse a quienes han sido las bases de su electorado, el líder bielorruso ha visitado este lunes una histórica fábrica de tractores de Minsk. “Hasta que me maten no habrá otras elecciones”, ha dicho allí. El gesto no le ha salido bien. Decenas de trabajadores de varias fábricas que habían acudido para escucharle le han abucheado. Cuando se cumple el noveno d...

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Aleksandr Lukashenko se atrinchera en el poder y trata de comprar tiempo. En un intento de acercarse a quienes han sido las bases de su electorado, el líder bielorruso ha visitado este lunes una histórica fábrica de tractores de Minsk. “Hasta que me maten no habrá otras elecciones”, ha dicho allí. El gesto no le ha salido bien. Decenas de trabajadores de varias fábricas que habían acudido para escucharle le han abucheado. Cuando se cumple el noveno día consecutivo de grandes protestas contra el régimen del presidente bielorruso, las movilizaciones se han propagado a huelgas en grandes fábricas estatales. Y ante la movilización incontestable e inédita, Lukashenko se ha visto después obligado a reconducir un poco su discurso. Con una nueva Constitución aprobada en “referéndum”, ha señalado, podría haber nuevos comicios; pero no solo presidenciales, sino a todos los niveles. Y únicamente si las protestas cesan, ha recalcado. Una fórmula de prolongar su agonía política con una propuesta inconcreta que no explicita su salida y que enuncia, ahogado, solo un día después de la mayor manifestación en la historia del país, en la que decenas de miles de personas exigieron su salida.

Mientras, la líder opositora Svetlana Tijanóvskaya ha dado un paso adelante y desde su exilio en Lituania ha insistido en que está dispuesta a guiar Bielorrusia durante un periodo de transición. “Hasta que el país se calme”, ha asegurado en un videomensaje a sus seguidores difundido este lunes.

Lukashenko, que ha gobernado el país desde 1994, había acudido a la popular e histórica fábrica de tractores de Minsk (MZKT) para mostrar que aún tiene el control del país. Pero allí, donde cientos de trabajadores han hecho huelga, le han abucheado y gritado que dimita, una situación insólita para el líder bielorruso, que se considera a sí mismo el padre de la nación. “¿Estáis diciendo que las elecciones fueron injustas y queréis justas? Aquí tenéis la respuesta: Tuvimos una elección. No habrá más elecciones hasta que me maten”, ha clamado rotundo y ha insistido en que los comicios se celebraron de “manera civilizada”. “Renuncie”, “vergüenza”, coreaban muchos empleados, según la grabación de la reunión difundida por el medio bielorruso independiente tut.by. Ni la oposición ni una gran parte de la ciudadanía bielorrusa que sale a las calles acepta los resultados oficiales de las presidenciales del pasado 9 de agosto, que dan un 80% de votos a Lukashenko y solo el 10% a Tijanóvskaya.

Bajo una presión inmensa y tras afrontar conmocionado la ira de muchos trabajadores de MZKT y de otras fábricas llegados para escucharle, el líder bielorruso abrió una pequeña puerta que parecía más bien diseñada para apaciguar las protestas. “Necesitamos aprobar una nueva Constitución. Se debe aprobar en un referéndum y, si quieres, celebrar elecciones para el Parlamento, el presidente y las autoridades locales bajo la nueva Constitución”, ha dicho Lukashenko a un ciudadano que se había acercado a hablarle en una de las fábricas, según muestra el canal de televisión Bielorrusia 24. Esa opción solo podría darse si la situación se calma, ha insistido el líder bielorruso, que insiste en que las movilizaciones se organizan desde el exterior y que todo es una maniobra para derrocarle. Al menos tres personas que participaron en la agria reunión de Lukashenko con los trabajadores fueron detenidos después, según el canal de televisión estatal STV que llamó a los arrestados “coordinadores” de la protesta contra el líder bielorruso.

Protestas en Minsk en contra del presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko. En vídeo, 200 mil personas piden en Minsk la repetición de las elecciones.Vídeo: EFE / ATLAS

Pese a las amenazas de despido, varios miles de trabajadores de las principales fábricas estatales de Bielorrusia, que forman la columna vertebral de la economía del país, han vuelto a hacer huelga este lunes para exigir nuevos comicios y la liberación de los presos políticos y de los arrestados durante las protestas contra el fraude electoral. Empleados de las principales empresas públicas e incluso de la televisión estatal, la principal maquinaria propagandística del régimen, se han sumado a las protestas. Y aunque no se ha suspendido la emisión del todo durante unas horas el estudio principal de Bielorrusia Uno mostró un plató vacío. También profesionales sanitarios, del mundo del arte, empleados de la Academia de Ciencias y miles de ciudadanos de distintas ciudades del país han inundado de nuevo las calles. Reclaman saber qué está sucediendo en los centros de detención donde permanecen cientos de detenidos durante las protestas. Hay al menos 76 personas desaparecidas, según el recuento de las organizaciones civiles.

Las movilizaciones en la república de la antigua URSS de 9,4 millones de habitantes no han perdido fuerza, pese a que la principal figura de la oposición, Tijanóvskaya, está fuera del país y a que más que una formación política, la contraparte de Lukashenko es hoy un movimiento popular. “Estoy lista para asumir la responsabilidad y actuar en este período como líder nacional” hasta que se celebren nuevas elecciones presidenciales, ha dicho Tijanóvskaya en un vídeo publicado en YouTube, en el que llamó a la unidad del país. “Elecciones transparentes y honestas que, sin duda, serán reconocidas por la comunidad internacional”, ha reclamado desde Lituania, donde huyó el pasado martes al sentir amenazada su familia. El esposo de Tijanóvskaya, el bloguero Serguéi Tijanovski, sigue preso en una cárcel bielorrusa.

Decenas de personas protestan frene a la sede de la televisión pública, este lunes en Minsk. TATYANA ZENKOVICH (EFE)

La ciudadanía está indignada no solo por el supuesto amaño electoral sino también por la brutal represión de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes pacíficos; hay al menos dos ciudadanos muertos en las movilizaciones y 158 hospitalizados, según las autoridades. Organizaciones de derechos civiles sospechan que son más. “Solo la renuncia del expresidente [así se ha referido a Lukashenko] calmará a la nación”, ha apuntado Maria Kolesnikova, la principal aliada de Tijanóvskaya y la única del trío de mujeres opositoras que todavía permanece en el país. La oposición bielorrusa ha convocado una huelga general a partir de este lunes para mantener el pulso a Lukashenko y se espera que de las fábricas de automoción se extienda a otros sectores importantes del país, como a las refinerías de petróleo y productoras de fertilizantes. El golpe para la economía bielorrusa, ya muy dañada, puede ser enorme y también podría forzar a Lukashenko o su entorno a reaccionar.

Las protestas, de una magnitud y fuerza sin precedentes en un país donde se reprime con mano dura la oposición y las voces críticas, han dejado a Lukashenko ahogado y luchando por su supervivencia política. Ha pedido apoyo a Rusia, con el que comparte tratados de defensa y comercio, pero aunque el Kremlin le ha prometido ayuda no ha dejado claro en qué formato apoyará a un aliado tan problemático y debilitado. Y mucho va a depender de la actuación de Moscú.

El líder bielorruso ha perdido el apoyo de la calle pero parece que todavía conserva el del Ejército y de las fuerzas de seguridad en las que ha sustentado su poder desde hace 26 años. A ellos se ha dirigido este lunes Tijanóvskaya también en su mensaje, en el que les pidió que ayudaran a allanar el camino para la transición de poder. “Los bielorrusos son personas justas y generosas que no aceptan la violencia”, ha apuntado. “Si decides no obedecer las órdenes penales y tomar el lado de la ciudadanía, te perdonarán, te apoyarán y no dirán una palabra en tu contra en el futuro”, ha agregado.

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