“Me ahogo”: la agonía de un francés que murió tras ser detenido junto a la Torre Eiffel
Los diarios ‘Le Monde’ y 'Mediapart' revelan detalles del incidente que llevó a la muerte el pasado enero de Cédric Chouviat tras aplicarle la policía una llave de inmovilización
“Me ahogo”. El grito agónico que George Floyd pronunció en Minneapolis (Estados Unidos) el 25 de mayo, mientras el policía Derek Chauvin le inmovilizaba en el suelo, se había escuchado unos meses antes en pleno centro de París y a la luz del día.
“No puedo respirar”, dijo Floyd, un ciudadano negro, mientras el agente blanco Chauvin le ahogaba”. “Me ahogo”, repitió siete veces Cédric Chouviat, un hombre blanco de 42 años que trabajaba...
“Me ahogo”. El grito agónico que George Floyd pronunció en Minneapolis (Estados Unidos) el 25 de mayo, mientras el policía Derek Chauvin le inmovilizaba en el suelo, se había escuchado unos meses antes en pleno centro de París y a la luz del día.
“No puedo respirar”, dijo Floyd, un ciudadano negro, mientras el agente blanco Chauvin le ahogaba”. “Me ahogo”, repitió siete veces Cédric Chouviat, un hombre blanco de 42 años que trabajaba como mensajero, mientras los agentes de la policía le mantenían en el suelo. Chouviat, como Floyd, murió.
La transcripción de la grabación del incidente entre Chouviat y los cuatro agentes, publicada el lunes por los diarios Le Monde y Mediapart, revela cómo un control aparentemente rutinario acabó con la muerte de un hombre. Y pone de nuevo en entredicho los métodos de las fuerzas policiales francesas, ya muy criticadas por la respuesta a la revuelta de los chalecos amarillos en 2019.
Hasta ahora se conocían vídeos filmados por transeúntes, pero eran confusos. Le Monde y Mediapart han aportado nuevos detalles con grabaciones procedentes de dos fuentes: los vídeos y audios que, durante la detención, grabó el propio Chouviat con su teléfono, y los de una policía que participó en la detención.
Eran las 9.54 del 3 de enero de 2020. Chouviat circulaba con su scooter por el Quai Branly, la avenida que flanquea el Sena en la orilla izquierda a la altura de la Torre Eiffel. Los cuatro agentes —entre ellos, dos que estaban en prácticas, según Mediapart— le pararon. No está claro por qué. Thibault de Montbrial, abogado de dos de los policías, sostiene que llevaba el teléfono en la mano y que la matrícula estaba sucia.
Las transcripciones describen unos minutos de tensión creciente. “A ustedes les mola meter multas a la gente, es su trabajo”, les reprocha Chouviat al principio. El tono sube. Chouviat llama a los policías “payasos”, “guiñoles” y “provincianos”.
Según Le Monde, en varios momentos parece que el control ha terminado, pero la discusión vuelve a encenderse. Un policía le pide a Chouviat que limpie la matrícula. Chouviat le exige que se lo pida “por favor”. Y el policía replica: “Sí, claro, y me pondré de rodillas para chuparle la polla”.
Un policía cree que Chouviat le ha llamado “hijo de puta”. Según Le Monde y Mediapart, en la grabación se oye “desgraciado”. Mientras tanto, se escucha tanto a los agentes como a Chouviat instándose a “no empujarse” o “no tocarse”, como si hubiese contacto físico entre ambos.
Entonces, se oye un ruido de esposas y, según los vídeos ya conocidos, los agentes derriban a Chouviat. Según algunos testimonios, le aplican una llave de estrangulamiento para retenerlo.
“Para”. “Paro”. “Me ahogo”. Estas son las últimas palabras de Cédric Chouviat, que todavía llevaba el casco, antes de dejar de respirar. Eran las 10.13, según Mediapart. Los policías, según declaró el abogado Montbrial a la agencia France Presse, no oyeron el grito de auxilio. Intentaron reanimarlo antes de que la ambulancia lo trasladase al hospital Georges Pompidou, donde murió dos días después. La causa, según la autopsia, fue asfixia con rotura de laringe.
En Francia, quienes se manifestaron hace unas semanas tras la muerte de George Floyd también protestaban contra la violencia policial en Francia y contra el supuesto racismo de las fuerzas del orden. El paralelismo que se hizo fue con el caso de Adama Traoré, un hombre negro de 24 años que murió en 2016 bajo custodia policial.
El 8 de junio, el ministro del Interior, Christophe Castaner, prometió en un discurso “tolerancia cero” con el racismo en las fuerzas del orden, y anunció que la llave de estrangulamiento dejaría de enseñarse en las escuelas de la policía y de la gendarmería. También dijo que se prohibiría su uso. Después el director general de la policía, Frédéric Veaux, matizó en una nota interna que podría seguir usándose “con discernimiento” hasta el 1 de septiembre, fecha en la que debe haberse encontrado un método de sustitución.
Los policías fueron interrogados el 17 de junio. Se les investiga por homicidio involuntario.
Sofia Chouviat, hija del fallecido, pidió el martes en una rueda de prensa al presidente Emmanuel Macron “una respuesta solemne (...) que nos alivie”. “Tenemos una sensación de miedo y de impunidad”, dijo. “No entendemos por qué [a los cuatro policías] no se les ha suspendido. Y no entendemos por qué la llave de estrangulamiento sigue sin estar prohibida”, añadió.