Miles de personas vuelven a protestar en Francia contra la violencia y el racismo policial

La manifestación de París, la más numerosa, ha vivido varios momentos de tensión después de que la policía impidiera realizar el recorrido previsto

Manifestantes contra la violencia policial en París levantan el puño con la rodilla doblada ante los agentes que vigilaban la protesta. En vídeo, un grupo ultraderechista trata de boicotear la protesta.Vídeo: AFP | ATLAS
París -

Miles de personas volvieron a salir a las calles de París y otras ciudades francesas este sábado para manifestarse contra la violencia y racismo policial. El movimiento surgido a raíz de las protestas en Estados Unidos por la muerte del afroamericano George Floyd durante su detención por un policía blanco a finales de mayo ha tenido en Francia un eco especial con un caso propio, el de Adama Traoré, un joven también negro fallecido hace cu...

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Miles de personas volvieron a salir a las calles de París y otras ciudades francesas este sábado para manifestarse contra la violencia y racismo policial. El movimiento surgido a raíz de las protestas en Estados Unidos por la muerte del afroamericano George Floyd durante su detención por un policía blanco a finales de mayo ha tenido en Francia un eco especial con un caso propio, el de Adama Traoré, un joven también negro fallecido hace cuatro años cuando estaba detenido.

“Mi hermano murió de la misma manera que George Floyd”, proclamó Assa Traoré, hermana de Adama y líder de las protestas francesas, al comienzo de la manifestación parisina, que congregó a varios miles de personas —15.000, según la policía— en la céntrica plaza de la República. La joven afirmó que el suyo se ha convertido en “un combate de todo el pueblo francés” e instó a los presentes a “denunciar la negación de justicia” y la “violencia social, racial, policial” que se vive en Francia, agregó entre proclamas de “sin justicia no hay paz”, el lema del movimiento estadounidense Black lives matter que se ha extendido por todo el mundo.

“Hemos estado demasiado tiempo mirando sin actuar, deberíamos estar todos implicados, porque todos no somos iguales, al menos no en todo, desde luego no ante las agresiones de la policía”, comentaba Laura, una joven de 23 años y negra que acudió a la manifestación con varias amigas.

La de París fue la protesta más concurrida, y también la más tensa. Los agentes acabaron usando gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes, algunos de los cuales lanzaron proyectiles contra los agentes, según la policía. Los problemas comenzaron nada más intentar los organizadores iniciar el recorrido desde la plaza de la República hasta Opéra, punto final de la manifestación. Las fuerzas del orden impidieron el avance de los manifestantes. La prefectura de policía argumentó que la manifestación no estaba autorizada —oficialmente, por la crisis de coronavirus estaba prohibida cualquier congregación de más de diez personas, aunque el Consejo de Estado anuló esa prohibición generalizada justo en la tarde del sábado— y solo permitió una protesta “estática”, lo que provocó fuertes aglomeraciones porque los agentes bloqueaban la mayor parte de las salidas de la plaza.

Otro momento tenso se vivió cuando la organización ultraderechista Generación Identitaria desplegó sobre el tejado de una de las casas que dan a la plaza una gran pancarta reclamando “justicia para las víctimas del racismo anti-blanco”. Según la prensa francesa, 12 militantes de la formación de extrema derecha fueron detenidos.

Además de París, el Comité Adama Traoré había llamado a salir a las calles “en todas las ciudades de Francia para exigir verdad y justicia por Adama y todas las víctimas de la policía o la gendarmería”. El llamamiento fue secundado en ciudades como Marsella, Lyon, Montpellier, Nantes o Burdeos, aunque de forma mucho menos concurrida. En Estrasburgo, la protesta ha sido convocada para este domingo.

Las últimas manifestaciones se producen en un ambiente de por sí tenso, en vísperas de un nuevo discurso a la nación este domingo del presidente, Emmanuel Macron. Según el Elíseo, el mandatario afirmó durante el último consejo de ministros, el miércoles, que el racismo es “una enfermedad que toca a toda la sociedad”, pero que “la abrumadora mayoría” de las fuerzas del orden “no están manchadas” por esa lacra, pero todavía no se ha pronunciado públicamente. La portavoz del Gobierno, Sibeth Ndiaye, de origen senegalés, publicó este sábado una tribuna en Le Monde en la que propone “volver a plantearnos la cuestión de la representatividad de las personas de color en la vida pública, política, económica y cultural” de Francia y llama a “osar a debatir públicamente algunos temas que hoy son tabú” porque, subraya, “el problema del racismo en Francia no está solucionado” pero se puede hacer “recular con un combate incansable, económico y social, democrático y republicano”.

En un intento de responder a la inquietud social, Macron ordenó a su ministro del Interior, Christophe Castaner, acelerar las reformas policiales. El ministro, considerado el “primer policía de Francia”, anunció el lunes una serie de cambios, especialmente la prohibición de la técnica de inmovilización por estrangulamiento para las detenciones y la suspensión inmediata de los agentes cuando haya una “sospecha probada” de racismo. Unas decisiones que a su vez provocaron la ira de los cuerpos policiales, que el viernes realizaron varias protestas para denunciar lo que consideran una generalización y “estigmatización” injusta y un abandono por parte de las autoridades, que pese a las presiones por ahora no han dado marcha atrás en las reformas.

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