El escándalo Cummings hunde la popularidad de Johnson
Una encuesta revela que seis de cada 10 británicos creen que el gurú del Brexit debería dimitir por saltarse el confinamiento
El asesor del primer ministro británico y gurú del Brexit, Dominic Cummings, siempre sostuvo que la tragedia del Partido Conservador era que la mayoría de los ciudadanos lo veía como una pandilla de arrogantes ajenos a la realidad del país. Por un instante, a lomos del Brexit, Boris Johnson pareció dar la vuelta a ese mito y capturar votantes a izquierda y derecha. ...
El asesor del primer ministro británico y gurú del Brexit, Dominic Cummings, siempre sostuvo que la tragedia del Partido Conservador era que la mayoría de los ciudadanos lo veía como una pandilla de arrogantes ajenos a la realidad del país. Por un instante, a lomos del Brexit, Boris Johnson pareció dar la vuelta a ese mito y capturar votantes a izquierda y derecha. La crisis desatada con el viaje del asesor en medio del confinamiento, y su posterior rechazo a pedir disculpas, ha resucitado la idea de una élite que se considera al margen de la ley. En cuatro días, la popularidad de Johnson se ha hundido 20 puntos.
Con la intención poco disimulada de contrastar la supuesta sensatez de los ciudadanos con las obsesiones de los medios de comunicación, Downing Street instauró al principio de la crisis la práctica de que las dos primeras preguntas de la rueda de prensa diaria las realizaran ciudadanos escogidos aleatoriamente. Este martes, la primera fue en la frente del ministro de Sanidad, Matt Hancock. “¿Revisará el Gobierno el régimen de multas impuestas durante el confinamiento a las familias obligadas a viajar para asegurar el cuidado de los niños?", ha sugerido Martin, un vicario de Brighton. Justo lo que hizo Cummings a finales de marzo, en el momento álgido del confinamiento, cuando viajó a 400 kilómetros de Londres hasta la finca de sus padres en Durham para que unas sobrinas atendieran a su hijo de cuatro años.
“Tengo votantes de mi circunscripción que no han podido despedirse de sus seres queridos; familias que no han podido realizar juntas ese luto; gente que no pudo visitar a familiares enfermos porque obedecieron las instrucciones del Gobierno. No puedo decirles de buena fe que no tienen razón y que un asesor del Gobierno hizo lo correcto”, ha escrito Douglas Ross, hasta ahora secretario de Estado para Asuntos Escoceses, que ha presentado este martes su dimisión por la polémica gestión de este caso. La primera división relevante por un escándalo que ha agitado las aguas de los conservadores hasta un punto que el equipo de Johnson no calculó. Hasta 40 diputados han expresado ya públicamente su disgusto por lo ocurrido y han reclamado la dimisión del hombre de confianza del primer ministro. Un 59% de los británicos quiere que se vaya, según el sondeo exprés de YouGov. Más relevante aún es el hecho de que reclamen lo mismo un 52% de los que hace cuatro años respaldaron el Brexit. O que pidan la marcha de Cummings un 40% de los votantes conservadores.
La inaudita decisión de Johnson de permitir que su máximo asesor se sometiera durante una hora el lunes a las preguntas de los periodistas, con el propósito de dar las explicaciones necesarias para rebajar el descontento general, ha rebotado en contra del Gobierno. Una hora de soliloquio de alguien poco acostumbrado a reclamar la comprensión ajena se convirtió en un campo de minas que no han dejado de estallar. Pocos han entendido que se escapara más de media hora, con su mujer y su hijo, al idílico entorno de Barnard Castle y disfrutaran del río y su entorno porque quería comprobar si ya no le fallaba la vista y podía emprender el viaje de vuelta a Londres. O que se negara una y otra vez a pedir disculpas por sus actos, que consideraba “razonables y legales”. O simplemente, que no entendiera lo ajeno que resulta al ciudadano medio la idea de escaparse a la finca de la familia, resguardarse en una de las tres viviendas del predio y pasear a sus anchas sin abandonar los límites de la propiedad, en un momento en el que millones de personas aguantaban encerradas en su apartamento. “Puedo entender que la gente piense de otro modo, pero Dominic Cummings cumplió los límites de las instrucciones oficiales, que contemplan circunstancias excepcionales como atender las necesidades de los menores”, se ha limitado a repetir, con manifiesta irritación, el ministro Hancock, ante la catarata de preguntas de los periodistas sobre el escándalo.
La encuesta diaria de la empresa Savanta, hecha pública este martes, señala que el índice de popularidad de Johnson (la diferencia entre los que aprueban y desaprueban su gestión) se ha hundido 20 puntos en cuatro días (de +19 a -1). Downing Street se aferra a la idea de que quedan cuatro años para las próximas elecciones, pero asume que se agotó ya el caudal de confianza cosechado hace apenas cinco meses.