20 claves para 20 años de Putin en el poder

Algunos de los episodios más destacados en dos décadas de mandato perfilan bien el carácter del líder de Rusia

El presidente ruso, Vladímir Putin, en la toma de posesión de la presidencia, en mayo de 2018 en el Kremlin.Alexander Zemlianichenko (AP)

Vladímir Putin dice que no es un zar. “No reino, trabajo todos los días”, dijo a la agencia estatal Tass en una entrevista emitida hace unos días, aludiendo al sobrenombre por el que ya le conocern muchos rusos --irónicamente o no--. Pero el líder ruso, de 67 años, lleva dos décadas en el poder. Y veinte años se cumplen hoy desde que ganó las elecciones que le convirtieron en el segundo presidente democráticamente elegido –después de Borís Yeltsin— tras las desaparición de la URSS.

Poco queda ya de aquel ex coronel del KGB, político desconocido que fue nombrado primero primer ministro y...

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Vladímir Putin dice que no es un zar. “No reino, trabajo todos los días”, dijo a la agencia estatal Tass en una entrevista emitida hace unos días, aludiendo al sobrenombre por el que ya le conocern muchos rusos --irónicamente o no--. Pero el líder ruso, de 67 años, lleva dos décadas en el poder. Y veinte años se cumplen hoy desde que ganó las elecciones que le convirtieron en el segundo presidente democráticamente elegido –después de Borís Yeltsin— tras las desaparición de la URSS.

Poco queda ya de aquel ex coronel del KGB, político desconocido que fue nombrado primero primer ministro y luego presidente interino por un Yeltsin que se confesó cansado, unos meses antes de ganar las presidenciales hace justo dos décadas. Un hombre tímido, con trajes anticuados y un par de tallas más grandes, que se ha forjado con el tiempo una imagen de líder fuerte, de defensor y garante de la estabilidad.

Ahora, sin apenas oposición y con una reforma constitucional que puede permitirle perpetuarse en la presidencia, podría haber Putin, potencialmente, hasta 2036. Aquí 20 puntos clave en más de dos décadas en el poder.

Catástrofe del Kursk. El hundimiento del submarino militar Kursk, en el que murieron sus 118 ocupantes, sacudió Rusia. La tragedia fue un atisbo a lo que sería el mandato de Putin y marcó la forma del líder ruso de abordar otros sucesos similares. Según varias investigaciones, el Gobierno tardó demasiado en pedir una operación de rescate y rechazó la ayuda de otros países. Y Putin, que había ganado las presidenciales con un 52% de los votos solo unos meses antes, estuvo de vacaciones hasta cinco días después del suceso. Cuando finalmente se reunió con las familias, estas le criticaron abiertamente. Una imagen que el Kremlin se ha afanado al máximo en que no se vuelva a mostrar públicamente. La investigación oficial de la tragedia está clasificada hasta 2030.

Un soldado en el submarino 'Kursk', en una imagen de archivo sin datar. Getty Images (Getty Images)

OTAN. La Alianza Atlántica y Rusia, enemigos hasta hace una década, firmaron un acuerdo para colaborar en la lucha contra el terrorismo y los nuevos riesgos. Se llegó a hablar incluso de la entrada de Moscú en la OTAN. Todo se suspendió en 2008, debido a la guerra con Georgia.

Boris Yeltsin (derecha) estrecha la mano a Vladímir Putin, entonces primer ministro y presidente interino, al dejar el Kremlin, en 1999. TASS (TASS via Getty Images)

Cerco al hombre más rico de Rusia. El 25 de octubre de 2003, las autoridades arrestaron a Mijaíl Jodorkovski. Solo unos meses antes, el magnate petrolero había criticado, durante una reunión televisada con Putin, la política del Kremlin sobre corrupción. Ya en prisión, fue despojado de sus principales activos. El caso marcó la guerra de Putin contra algunos oligarcas, sobre todo contra aquellos que había heredado del mandato Yeltsin. Muchos cayeron. Y surgió una “nueva nobleza”, como dice el analista Andréi Soldatov, la mayoría compuesta de antiguos compañeros de Putin en los servicios secretos. Jodorkovski fue indultado en 2013. Ahora vive exiliado en Londres, donde es una de las voces más sonoras de la oposición extraparlamentaria.

Mijáil Jodorkovski.Andrei Kudenko

Matanza en Beslán. Septiembre de 2004. Tras 53 horas de angustia y secuestro por parte de un comando terrorista checheno en la escuela número Uno de Beslán (Osetia del Norte), las autoridades rusas lanzaron una operación que se saldó con la muerte de más 330 personas, 180 de ellas niños, y unos 700 heridos. Había un antecedente, el asalto al teatro Dubrovka en Moscú, dos años antes, donde un comando suicida había secuestrado a cerca de 900 espectadores. Hace tres años, el Tribunal de Estrasburgo condenó a Rusia por “fallos graves” en los sucesos de la escuela de Beslán.

Anna Politkóvskaya. Octubre de 2006. Cuatro disparos con una pistola Makárov acabaron con la vida de Anna Politkóvskaya, la periodista que había llegado a ser el símbolo de una oposición sin compromiso a la política del presidente Putin en el Cáucaso. La reportera, de 48 años, denunciaba las violaciones de los derechos humanos y las arbitrariedades.

Caso Litvinenko. Las imágenes de Alexander Litvinenko agonizando en la cama de un hospital londinense dieron la vuelta al mundo. Desde allí, el ex espía ruso emitió un comunicado en el que responsabilizaba de su muerte a Putin. Días después, en noviembre de 2006, murió a causa del envenenamiento con Polonio 210. Una década más tarde, la investigación británica determinó como “probable” que Litvinenko hubiese sido envenenado por dos agentes rusos con conocimiento del Putin.

Litvinenko en un hospital de Londres, el 20 de noviembre de 2006.Natasja Weitsz (Getty Images)

Discurso de Múnich. En una histórica intervención en la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2007, Vladímir Putin marcó las que serían las líneas maestras de su política internacional. “O hacemos lo mismo que vosotros o, a la vista de nuestras actuales posibilidades financieras, desarrollamos una respuesta asimétrica. (...) Estamos procediendo en esa dirección. Es más barato”, avisó. Y esa idea de defensa del interés ruso ha sido la línea maestra de sus mandatos.

Operación sucesor. Como no podía volver a presentarse a unas presidenciales, Putin decide dar un paso atrás dejando a Dmitri Medvédev, su primer ministro, como su delfín. Medvédev gana la presidencia en 2008. Durante cuatro años intercambiaron puestos para que Putin volviese a presentarse después, en 2012.

El presidente ruso, Vladímir Putin (derecha), junto a Dmitri Medvédev, presidente electo, en el congreso de Rusia Unida en abril de 2008. Dima Korotayev (Getty Images)

Guerra de los cinco días. Agosto de 2008, tropas rusas penetran en Osetia del Sur y avanzan hasta la capital de Georgia. Tras la corta campaña, que causó 600 muertos, Rusia reconoció como Estados a Osetia del Sur y Abjasia. Después, estableció bases militares y embajadas.

Invierno del descontento. Diciembre de 2011. Decenas de miles de personas se lanzaron a la calle en Moscú en para protestar contra el fraude electoral que, según la oposición y diversas organizaciones no gubernamentales, se había cometido en las elecciones parlamentarias. Las protestas, también contra Putin y su entorno, se extendieron por otros puntos del país dando lugar a las movilizaciones más multitudinarias desde 1993.

Protesta en Moscú contra la reelección de Putin en marzo de 2012. Victor Stolbovoy (Flickr Vision)

Caso Pussy Riot. Febrero de 2012. Enfundadas en medias y gorros de colores, las integrantes del grupo feminista Pussy Riot entraron en la catedral Cristo Salvador de Moscú y, ante el altar mayor, entonaron una plegaria punk: ‘Virgen María, llévate a Putin’. Cumplieron 18 meses en una colonia penal. Denunciaron acoso del Estado, y su activismo y su mensaje es ahora de masas. Sin embargo, las represalias contra el tejido asociativo y contra cualquier voz crítica no solo siguen, sino que se han intensificado con la firma de nuevas leyes que permiten perseguir a asociaciones e individuos como indeseables o enemigos del Estado.

Crimea. Marzo de 2014. Putin firma la anexión a Rusia de la península ucrania de Crimea, tras una operación militar protagonizada por soldados rusos sin identificación –los famosos hombres verdes-- y la celebración de una consulta ilegal en ese entorno militarizado. La anexión --que coincidió con el inicio en el Este de Ucrania de la guerra contra rebeldes prorrusos apoyados por el Kremlin-- derivó en una oleada de sanciones occidentales contra Rusia, que acababa de celebrar en Sochi los Juegos Olímpicos más caros de la historia.

Vladímir Putin saluda a un equipo estadounidense en los Juegos de Invierno de Sochi, en febrero de 2014.NHAT V. MEYER (MCT /Landov / Cordon Press)

Muere Nemtsov. Febrero de 2015 en el puente de Moscú, a solo unos pasos del Kremlin, moría asesinado el líder opositor Borís Nemtsov. El carismático político liberal preparaba en esa época un informe sobre la participación de Rusia en la guerra del Este de Ucrania. Cinco chechenos fueron condenados por el crimen, uno como autor material y los otros como colaboradores. Hoy, cinco años después, no se ha revelado quién lo ordenó.

Operación en Siria. Con su participación en septiembre de 2015 en una operación militar en Siria para apoyar a Bachar el Asad, Rusia recuperó un papel protagonista en el tablero geopolítico internacional. La participación de fuerzas rusas – y de mercenarios, según varias investigaciones— fueron fundamentales para apuntalar a El Asad. Desde entonces, Putin se ha convertido en un actor principal en la zona y ha reclamado su papel de mediador internacional. Otro de los elementos que el líder ruso quiere dejar en su legado.

Acusaciones de Injerencia. Dos años después las acusaciones a Rusia por interferir en las elecciones presidenciales estadounidenses en favor de Donald Trump, el departamento de Estado de Estados Unidos da un paso más y acusa a 13 ciudadanos rusos cercanos al Kremlin.

Dos integrantes del grupo Pussy Riot son trasladadas por la policía durante una protesta multitudinaria en Moscú, en 2012.Anadolu Agency (Getty Images)

Caso Skripal. El envenenamiento en suelo británico del ex espía Serguéi Skripal y de su hija causó un terremoto político a escala global en 2018. La inteligencia de Reino Unido identificó a agentes de la unidad militar de inteligencia rusa (GRU) como los autores del intento de asesinato, que derivó en nuevas sanciones a Moscú y tensó aún más las ya maltrechas relaciones entre Rusia y Occidente. Empezó así a conocerse más sobre las actividades de una unidad especial del GRU, que también ha sido detectada en España y que ahora investiga la Audiencia Nacional.

Pensiones. Solo unos meses después de ganar las presidenciales de 2018 con un porcentaje histórico (76,7%), el presidente ruso firmó una reforma de las pensiones que aumentó la edad de jubilación de los rusos. La impopular medida provocó grandes protestas e hizo mella en la popularidad de Putin, que estaba en máximos debido al espoleo nacionalista tras la anexión de Crimea. Desde entonces, con una economía anémica y cansancio social tras años de sanciones occidentales, ha seguido bajando poco a poco. Sin embargo goza de muy buena salud y se mantiene a niveles impensables para los países occidentales.

Putin durante un concierto-mitin en conmemoración a la anexión de la península ucrania de Crimea, al final de la jornada electoral de marzo de 2018. Alexei Druzhinin (Alexei Druzhinin/TASS)

Carrera armamentística. En febrero de 2019 quedó finalmente enterrado uno de los tratados de control de armamento nuclear más importantes de la guerra fría firmado entre Moscú y Washington. Desde entonces, la carrera armamentística en ambos países se ha incrementado.

Elecciones justas. El verano de 2019 fue especialmente caliente en Moscú, pero no por el clima sino por la oleada de protestas multitudinarias que reclamaban unas elecciones abiertas. Miles de personas salieron a la calle después de que la Comisión Electoral impidiese concurrir a las elecciones locales a decenas de candidatos opositores. Una realidad cada vez más frecuente en Rusia, donde los opositores, como el abogado y bloguero anticorrupción Alexéi Navalni, entran y salen una y otra vez de prisión y suelen ser vetados para concurrir.

Putin en un acto en memoria de las víctimas del atentado de San Petersburgo, en 2017.Sergei Konkov (TASS via Getty Images)

Putin eterno. El líder ruso avala una reforma constitucional que le permitiría volver a presentarse a unas presidenciales tras este mandato, en 2024. La sustancial modificación de la ley fundamental aún debe pasar una consulta ciudadana, aplazada ahora por la pandemia de coronavirus. Si Putin continúa, superaría a Stalin en longevidad en el poder.

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