Pescadores norcoreanos a la deriva llegan a las costas de Japón

Cada año llegan decenas de "pesqueros fantasma" norcoreanos a la deriva a las costas niponas. Pocos de sus ocupantes son hallados con vida

Guardacostas nipones, en el momento del rescate del pesquero norcoreano. HANDOUT (AFP)

Un barco pesquero rudimentario, con ocho personas que aseguran ser pescadores de Corea del Norte, tocó tierra este viernes en la costa japonesa. Los ocho se encuentran bajo custodia policial, después de que un vecino de la localidad de Yurihonjo, en el oeste nipón, diera la voz de alarma al encontrarlos en las cercanías del puerto. Ellos tuvieron suerte porque cada año llegan decenas de "pesqueros fantasma" norcoreanos a la deriva a las costas niponas y pocos de sus ocupantes son hallados con vida.

Los hombres, en buen estado de sa...

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Un barco pesquero rudimentario, con ocho personas que aseguran ser pescadores de Corea del Norte, tocó tierra este viernes en la costa japonesa. Los ocho se encuentran bajo custodia policial, después de que un vecino de la localidad de Yurihonjo, en el oeste nipón, diera la voz de alarma al encontrarlos en las cercanías del puerto. Ellos tuvieron suerte porque cada año llegan decenas de "pesqueros fantasma" norcoreanos a la deriva a las costas niponas y pocos de sus ocupantes son hallados con vida.

Los hombres, en buen estado de salud y capaces de caminar por su propio pie, han declarado que se adentraron en las aguas del mar de Japón (mar del Este en Corea) en busca de capturas, según la Comisión Nacional de Seguridad Pública nipona. Pero su barco —una pequeña estructura de madera en cuyo casco se han atado bombillas para atraer peces— empezó a tener problemas mecánicos y quedaron a la deriva durante varios días.

Es relativamente habitual que barcos de pesca norcoreanos lleguen a las costas japonesas arrastrados por las aguas. Ante la necesidad de cumplir exigentes cuotas de captura, y ante el agotamiento de los bancos en las cercanías de sus propias costas, se adentran cada vez más en el océano. Pero no es infrecuente que las inclemencias del tiempo, o el estado de sus barcos —anticuados y mal mantenidos— causen averías que les dejen a merced de la corriente. En otros casos, se quedan sin combustible para regresar. Dado lo rudimentario de su equipamiento, es difícil que puedan pedir socorro. Cada año se detectan decenas de estos incidentes.

Es poco habitual que los ocupantes lleguen vivos: en la mayoría de las ocasiones, han muerto durante los días que estuvieron a la deriva. A finales de 2015, los servicios de guardacostas japoneses detectaron 14 de estos barcos, algunos de ellos volcados o muy dañados, con varios cuerpos sin vida en su interior. Son lo que los medios de comunicación nipones han denominado “barcas fantasma”. La semana pasada, los barcos guardacostas japoneses encontraron uno de estos pesqueros con varios cadáveres a bordo.

En general, los pescadores rescatados con vida solicitan regresar a su país: Corea del Norte. No es frecuente que soliciten ser enviados a Corea del Sur. Tampoco es una vía habitual para que los desertores huyan del autoritario régimen de Pyongyang: se considera una opción demasiado peligrosa por la distancia y las condiciones de los barcos.

Con todo, ha habido casos. En 2011, un grupo de nueve personas, incluidos tres niños, que huían de Corea del Norte y trataban de llegar al Sur, acabaron siendo arrastrados hacia Japón. Tras ser rescatados, pidieron que se les trasladara a Seúl.

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El caso de los pescadores de Yurihonjo se produce después de que la semana pasada un soldado norcoreano desertara hacia el sur en una espectacular huida cruzando la zona desmilitarizada que separa los dos países de la península coreana. El militar, de 24 años y de apellido Oh, según han informado las autoridades en Seúl, recibió varios balazos de los guardias fronterizos norcoreanos y, caído tras un muro, perdió mucha sangre antes de poder ser rescatado por soldados del Sur.

Durante varios días se temió seriamente por su vida, aunque los médicos que le tratan consideran que ya está fuera de peligro. Además de sus graves heridas de bala, que le perforaron el intestino, el joven sufría tuberculosis, hepatitis B y una infestación de lombrices en el aparato digestivo. En su estómago también se encontraron granos de maíz crudos, algo sorprendente dado que los soldados norcoreanos siempre han recibido un trato mejor que el resto de la población, especialmente cuerpos de elite como aquellos destinados en la frontera.

Tras la deserción del joven soldado, Corea del Norte ha reforzado la vigilancia de la frontera, según el diario Chosun Ilbo. Según este medio, los guardias encargados hasta la semana pasada han quedado sustituidos y las estructuras han sido fortificadas.

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