Muere el expresidente iraní Rafsanyaní, que fue mano derecha de Jomeini

El ayatolá, de 82 años, sufrió un ataque al corazón, según informan los medios locales

El expresidente Rafsanyaní, a finales de 2015, en Teherán.Vídeo: THOMAS KOEHLER GETTY IMAGES / QUALITY

El expresidente de Irán Ali Akbar Hachemí Rafsanyaní ha muerto este domingo a los 82 años en el hospital al que ha sido trasladado después de haber sufrido un ataque al corazón, informan los medios locales. Press TV ha informado de que el ayatolá ha muerto, pese a los esfuerzos de los médicos por salvar su vida.

Rafsanyaní fue uno de los políticos más influyentes de Irán. Hombre de confianza de ayatolá Jomeiní, el líder de la revolución iraní, fue clave en la formación de la República Islámica, en 1979, y en la elección de ...

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El expresidente de Irán Ali Akbar Hachemí Rafsanyaní ha muerto este domingo a los 82 años en el hospital al que ha sido trasladado después de haber sufrido un ataque al corazón, informan los medios locales. Press TV ha informado de que el ayatolá ha muerto, pese a los esfuerzos de los médicos por salvar su vida.

Rafsanyaní fue uno de los políticos más influyentes de Irán. Hombre de confianza de ayatolá Jomeiní, el líder de la revolución iraní, fue clave en la formación de la República Islámica, en 1979, y en la elección de Ali Jameneí para suceder a Jomeiní, una década después. Como presidente, su plan de reconstrucción del país tras ocho años de guerra con Irak no sólo marcó el rumbo económico para las siguientes décadas, sino la estrategia de desarrollo.

A partir de entonces, perdió mucho terreno ante sus rivales políticos, en especial ante el actual líder supremo, y su respaldo a Hasan Rohaní en las presidenciales de 2013 tal vez fue su último error.

Rafsanyaní ha participado en la mayoría de las elecciones celebradas en la República Islámica, aunque durante las últimas dos décadas siempre resultó derrotado. Hasta los comicios a la Asamblea de Expertos del pasado 26 de febrero cuando, con 2,3 millones de sufragios, se convirtió en el candidato más votado de toda la historia de esta cámara que nombra, supervisa y destituye al líder supremo. Sin embargo, no presentó su candidatura a presidirla, lo que dejó vía libre a Ahmad Jannatí, uno de los clérigos más conservadores del país elegido en el último puesto por Teherán. Su gesto frustró las esperanzas de muchos reformistas que le habían apoyado y ratificó su falta de peso en el sistema iraní.

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