OBITUARIO

Armando Cossutta, el comunista italiano más fiel a Moscú

Duro opositor a Enrico Berlinguer, nunca renunció a la perspectiva revolucionaria

Armando Cossutta, durante un mitin en Roma en 1999.FILIPPO MONTEFORTE (EPA)

Una storia comunista, el título de la autobiografía de Armando Cossutta, vale un epitafio. Histórico dirigente del Partido Comunista Italiano (PCI), Cossutta nació en Milán, el 2 de septiembre de 1926, y falleció el pasado lunes en Roma, con 89 años. Durante la II Guerra Mundial fue partisano y después se convirtió en el dirigente más crítico con el eurocomunismo del secretario Enrico Berlinguer, quien intentaba alejar el PCI de la órbita soviética. Tras la caída del Muro polemizó con el giro socialdemócrata del partido hasta salir de la formación y fundar un nuevo partido, Refundació...

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Una storia comunista, el título de la autobiografía de Armando Cossutta, vale un epitafio. Histórico dirigente del Partido Comunista Italiano (PCI), Cossutta nació en Milán, el 2 de septiembre de 1926, y falleció el pasado lunes en Roma, con 89 años. Durante la II Guerra Mundial fue partisano y después se convirtió en el dirigente más crítico con el eurocomunismo del secretario Enrico Berlinguer, quien intentaba alejar el PCI de la órbita soviética. Tras la caída del Muro polemizó con el giro socialdemócrata del partido hasta salir de la formación y fundar un nuevo partido, Refundación Comunista. Fue parlamentario y senador durante casi 40 años, y desde 2009 ocupaba el cargo de vicepresidente de la asociación nacional de los partisanos de Italia.

Su compromiso con la causa comunista floreció durante la II Guerra Mundial, cuando tenía 17 años. Milán, su ciudad natal, estaba ocupada por los nazis, y l’Armando (como se le llamaba en la capital lombarda) decidió alistarse en las brigadas partisanas Garibaldi. Maduró políticamente bajo el ala protectora de Palmiro Togliatti, el histórico secretario del PCI, que consintió el encuentro con las fuerzas laicas y católicas para que Italia pasara de bando durante la guerra y luchara contra el fascismo. Acabado el conflicto, el joven partisano fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Milán, donde subió el primer escalón del cursus honorum que el partido imponía a sus cuadros.

Fiel a Moscú, Cossutta se distinguió en los años setenta y ochenta como referente del ala crítica a Enrico Berlinguer. Apoyó la estrategia de acercamiento con la Democracia Cristiana, el compromiso histórico elaborado para luchar contra el terrorismo de izquierda y contra una derecha reaccionaria inspirada en Pinochet, Franco y los coroneles griegos. Actuó con obstinación crítica, pero siempre mostrando respeto a las decisiones tomadas en Botteghe Oscure, la sede romana del Partido Comunista Italiano, ubicada a pocos metros de donde sería hallado el cuerpo del presidente democristiano Aldo Moro, acribillado por las Brigadas Rojas en 1978.

Refundación Comunista

Tras la caída del Muro, el PCI dejó la hoz y el martillo y se rebautizó como Partido Democrático della Sinistra (PDS). Cossutta criticó esta decisión y fundó Refundación Comunista, una formación que reivindicaba la ideología marxista y criticaba los acuerdos de Maastricht. No siempre coincidió, sin embargo, con las decisiones tomadas por sus líderes. En 1996 se negó a votar en contra de Prodi y años después apoyó la investidura del Gobierno de Massimo D’Alema, primer y único comunista italiano en alcanzar la presidencia del Ejecutivo. Acabó votando al Partido Democrático, pero siempre “como comunista”.

Con Berlinguer tuvo numerosos desencuentros. Cossutta se negaba a aceptar la lógica reformista sublimada en la frase del “agotamiento del empujón propulsivo de la revolución de octubre”, pronunciada por Berlinguer tras el golpe de Estado del general Jaruzelski en Polonia en 1981. “No se han agotado los valores de la revolución francesa, no veo cómo pueden agotarse los de la de octubre”, contestaba Cossutta. Una convicción, sin embargo, les unía: mantenerse fieles a los valores de su juventud. Murió pocos meses después que su mujer, Emilia Clementi. La conoció de joven, durante la guerra, cuando tenía 19 años.

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