Los militares golpistas detienen a la ex primera ministra de Tailandia

Yingluck Shinawatra fue trasladada a una base del Ejército, según la prensa local

Soldados detienen a manifestantes prodemocracia en Bangkok.RUNGROJ YONGRIT (EFE)

La junta militar que ha tomado el poder en Tailandia detuvo este viernes a la ex primera ministra Yingluck Shinawatra en uno de los primeros pasos para reafirmar su control sobre el país tras un golpe de Estado que ha recibido la condena internacional. La ex jefa del Gobierno, hermana del hombre clave en la crisis política tailandesa, Thaksin Shinawatra, había acudido al Club del Ejércit...

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La junta militar que ha tomado el poder en Tailandia detuvo este viernes a la ex primera ministra Yingluck Shinawatra en uno de los primeros pasos para reafirmar su control sobre el país tras un golpe de Estado que ha recibido la condena internacional. La ex jefa del Gobierno, hermana del hombre clave en la crisis política tailandesa, Thaksin Shinawatra, había acudido al Club del Ejército en Bangkok, tras ser convocada junto a otros miembros de su Gabinete. Los militares han prohibido además viajar al extranjero a 155 políticos y activistas y ha reforzado la seguridad en las fronteras.

El Consejo para el Mantenimiento del Orden y la Paz Nacional, el nombre oficial de la junta, se hizo con el control del país el jueves tras el fracaso de una reunión entre los representantes políticos para intentar resolver una crisis política que está en punto muerto tras seis meses de manifestaciones callejeras. Inmediatamente impuso un toque de queda y ordenó la disolución de las acampadas que habían paralizado la capital.

Los militares dieron este viernes otro paso para reforzar su poder. Yingluck Shinawatra, a la que el Tribunal Constitucional apartó del mando el 7 de mayo por abuso de poder y que se había retirado desde entonces a su residencia en Chiang Mai, la ciudad norteña que es feudo de su familia, cumplió la orden de presentarse en el Club del Ejército en Bangkok; llegó en un coche blindado. También se personaron su sucesor, Niwatthamrong Bonsongpaisan, y otros dirigentes del Gobierno, todos ellos amenazados con ser detenidos en caso de no comparecer.

Yingluck quedó, de todos modos, arrestada. Un alto mando declaró a Reuters: “Hemos detenido a Yingluck, a su hermana y a su cuñado”, todos ellos importantes figuras políticas. “Los retendremos durante no más de una semana, si no sería demasiado largo. Tenemos que organizar primero las cosas en el país”, indicó el alto mando. El medio tailandés Naew Na aseguró en su página web que la ex jefa de Gobierno había sido trasladada a una base militar en la provincia de Saraburi, al norte de Bangkok.

La junta militar encabezada por el nuevo hombre fuerte, Prayuth Chan-Ocha, ha detenido a políticos del Gobierno y de la oposición desde que dio el golpe.

Yingluck Shinawatra es hermana del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, un antiguo magnate de las telecomunicaciones tailandesas y muy popular entre las clases más desfavorecidas. Ganador de las elecciones en 2001, fue depuesto por el Ejército en un golpe en 2006, acusado de corrupción y falta de respeto al rey Bhumibol Adulyadej, de 86 años y cuya salud está en declive.

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Aunque Thaksin se encuentra fuera del país desde 2008, cuando lo abandonó para evitar ir a la cárcel por corrupción, no ha dejado de ejercer una poderosa influencia en la política tailandesa. La oposición, apoyada desde noviembre por manifestantes en las calles de Bangkok, acusan al ex primer ministro y a su hermana de corrupción y abuso de poder y reclaman que se nombre a un primer ministro interino neutral. Pero los camisas rojas, el movimiento popular leal a Thaksin, amenazaban en concentraciones paralelas en las afueras de la capital con actos de violencia si se derrocaba al Ejecutivo. Un total de 28 personas han muerto y centenares han resultado heridas en las protestas en estos seis meses.

Por el momento, los militares no han dado indicios de cuánto tiempo puede prolongarse la situación actual. Sí han querido esforzarse en mostrar una posición neutral en las disputas políticas, tanto a la hora de disolver las manifestaciones de uno y otro bando como al detener o prohibir la salida de políticos del Gobierno depuesto o la oposición. Ello no ha impedido, no obstante, que algunos grupos de tailandeses salieran a la calle a protestar contra el golpe.

En febrero, Tailandia celebró elecciones pero los comicios fueron anulados debido a que las protestas impidieron votar en numerosas circunscripciones. Desde entonces, el país está sumido en una parálisis política en la que ni el Gobierno de Yingluck o su sucesor, ni la oposición, han querido ceder, mientras la economía registraba un profundo deterioro. En el primer trimestre del año se contrajo un 2,1% frente al último trimestre del año anterior.

A juicio de Kim McQuay, responsable de la organización Asia Foundation en Tailandia, Prayuth, a la cabeza de un Ejército que ya dado 18 golpes de Estado, 12 de ellos con éxito, desde 1932, puede haber actuado precisamente “ante la preocupación sobre la marcha de la economía”. “Estaba muy claro que las posiciones los actores políticos estaban cada vez más alejadas y había muy poca sensación de que se pudiera alcanzar un compromiso” que permitiera una solución de consenso. La junta ha repartido las funciones de mando entre sus miembros, que supervisarán los ministerios.

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