El pastel que Rajoy nos ha servido
La base del pastel es que no hay oposición. O que no la hay todavía y que costará que la haya. Esa es muy buena base, porque lo permite todo. Nadie va rechistar por las incongruencias, impericias e incumplimientos del programa y de las promesas: ya se sabe que las promesas solo comprometen a quien se las cree. El mérito es ajeno, pero hay que reconocer que luego las sucesivas capas se hallan astutamente dispuestas, en el mejor y más pastelero estilo tacticista. Hay una capa bien visible y cremosa de demagogia derechista y reaccionaria, extendida a modo de contentar a la clientela más molesta y...
La base del pastel es que no hay oposición. O que no la hay todavía y que costará que la haya. Esa es muy buena base, porque lo permite todo. Nadie va rechistar por las incongruencias, impericias e incumplimientos del programa y de las promesas: ya se sabe que las promesas solo comprometen a quien se las cree. El mérito es ajeno, pero hay que reconocer que luego las sucesivas capas se hallan astutamente dispuestas, en el mejor y más pastelero estilo tacticista. Hay una capa bien visible y cremosa de demagogia derechista y reaccionaria, extendida a modo de contentar a la clientela más molesta y ruidosa. Hay otra capa de terso y obligado mazacote europeísta, impuesto ya por Merkozy a Zapatero y aceptado con alegría impostada por Rajoy: en cuanto pueda buscará cómo hacerla más dúctil y flexible. Y hay finalmente otra capa, ligera y fácil de consumir, de nata y merengue socialdemócratas, dispuestos para satisfacer al electorado andaluz, al que hay que hacérselo fácil: no se cambia de mayoría sociológica en un plisplas.
No basta con más impuestos, hay que recortar los sueldos de los banqueros y apelar a la solidaridad. Lo que no se atrevieron a hacer los socialistas lo ha hecho también este gobierno sin pestañear. Solo falta ahora que la reforma laboral atienda antes a los intereses electorales de los populares andaluces que a las exigencias de Merkel. ¿Serán también las elecciones andaluzas parte de la política interior alemana?